Hace casi medio siglo se originó un clamor que la Diputación de León ha votado a favor de llevar a las Cortes de Castilla y León, al Congreso de los Diputados y al Senado. Aunque es meramente simbólica, es necesario retroceder hasta la década de los 80 para comprender su origen.
Formada por las provincias de León, Zamora y Salamanca, la Región de León acabó integrándose en Castilla y León cuando España pasó del blanco y negro al color. A pesar de las protestas que se vivían en las calles, con 90.000 personas manifestándose a favor de la autonomía leonesa.
Basándose en el artículo 143 de la Constitución Española, se aprobó la moción que expresa lo siguiente:
"La iniciativa del proceso autonómico corresponde a todas las Diputaciones interesadas o al órgano interinsular correspondiente y a las dos terceras partes de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia o isla. Estos requisitos deberán ser cumplidos en el plazo de seis meses desde el primer acuerdo adoptado al respecto por alguna de las Corporaciones locales interesadas".