La tercera figura de la parte izquierda de la predela del retablo de Sant Martí Sarroca representa, sin ningún tipo de duda, a Santa Catalina, porque lleva la palma del martirio y porque a su costado está representada la rueda cubierta de clavos punzantes con la que fue torturada.
Según la leyenda, Santa Catalina, nacida en una familia de alto rango en Alejandría, se dedicó al estudio de las ciencias divinas y humanas, al tiempo que consagró su virginidad a Jesucristo desde muy joven. Había podido ser feliz, según el mundo: era bella, noble, rica y llena de ingenio. Pero prefirió el martirio antes de perder su virginidad.
El emperador Máximo fue a Alejandría a presidir una gran fiesta pagana. En esa fiesta estaban Catalina y su familia por su rango. El emperador, cautivado por la belleza de la joven, quiso hacerla su esposa. Pero Catalina, no sólo rehúsa ese ofrecimiento por estar casada místicamente con Cristo, sino que intentó convertirlo al cristianismo. Máximo, para demostrarle la inconsistencia de su fe cristiana, le asignó a Catalina un debate con cincuenta filósofos alejandrinos. Pero la joven, además de confundirlos, convirtió al Cristianismo a muchos de ellos. Eso desató la cólera de Máximo, que mandó quemar vivos a los filósofos y condenó a Catalina a ser descuartizada a trozos en una máquina que tenía ruedas con clavos agudos y punzantes. Pero milagrosamente la máquina se atascó y Catalina hubo de ser decapitada.
Fue enterrada al pie de la montaña del Sinaí, donde se construyó un monasterio que se convirtió en un importante lugar de peregrinaje, especialmente apreciado por los peregrinos a Tierra Santa. Durante la Cruzadas su veneración se extendió por todo Occidente.
Santa Catalina es coronada porque predicó la fe, confundió a los filósofos y convirtió a muchos paganos. La rueda que se hizo servir para su suplicio siempre está representada detrás de ella.
La historia de esta santa es muy dudosa. La misma Iglesia católica pone en duda su existencia histórica a partir de 1961 y la considera una creación literaria nacida como contrapunto cristiano a la gran filósofa pagana Hipatia de Alejandría.
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