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“Edificio del recuerdo" de María Teresa Cervantes. Editorial “Huerga y Fierro. 2011”, por Sonia M. Saavedra de Santiago

 “Edificio del recuerdo' de María Teresa Cervantes. Editorial “Huerga y Fierro. 2011”, por Sonia M. Saavedra de Santiago
martes 05 de julio de 2022, 19:57h
 “Edificio del recuerdo' de María Teresa Cervantes. Editorial “Huerga y Fierro. 2011”, por Sonia M. Saavedra de Santiago

María Teresa Cervantes (Cartagena 1931) es una poeta cartagenera dotada de una gran sensibilidad y una corrección escrupulosa en cada una de sus obras. Sus inquietudes y sus dudas le hacen ver el fondo de las cosas como un horizonte dudoso que le inspira cada día nuevas palabras. Hoy mi reseña cultural va dedicada a ella y a su obra Edificio del recuerdo.

“Edificio del recuerdo” empieza con una carta en la que María Teresa Cervantes confiesa una inquietud constante, pues teme una mala pasada por parte del destino. Apenas comenzadas estas memorias de la escritora cartagenera, ya me veo reflejada en esa inquietud permanente que hace de la mente un mecanismo que no para. La carta fue escrita en mayo del 68 y pronostica la soledad de una mujer que escribe cuando dicta la niña. Así es, precisamente, como me siento yo cuando tomo un lápiz entre mis manos o tecleo delante del ordenador, pues yo también dejo que mi infancia me dicte.

Como tú, también tuve mi adulto particular que me hablara sobre estrellas. Ese adulto fue mi padre, cuyas conversaciones y actos hoy percibo como posibles elementos de mi propio edificio de la memoria. Sí, María Teresa, permíteme que continúe esta reflexión en segunda persona, porque, al igual que en los juegos de tu niñez, en los míos también hubo un barco imaginario que navegaba bajo cielos estrellados. Hablas de silencio, de soledad, esa soledad que, según tu tío Vicente, "se encontraba en todos los lugares del mundo", y que creo hoy nos ha unido a ti y a mí. "Si tú supieras, Juanita, todo lo que me cuesta separarme de mis sombras"... Te costó entender esa frase y ahora qué clara la vemos ¿verdad? A lo largo de las páginas que escribes descubro también nombres de personas que yo llegué a conocer pese a nuestra diferencia de edad: el doctor Pérez Espejo, que fue médico de cabecera de mi abuela, y a cuya consulta recuerdo haberla acompañado en alguna ocasión; Rafael Marcos, primo hermano de mi abuelo; Alberto Colao, Alonso Luzzi, el maestro Ros...

Conforme avanzo voy descubriendo lugares muy apreciados de nuestra comarca, y hasta alcanzo a ver, en ese matrimonio que mencionas en la página 32, a Manolo y Antonia, vecinos que fueron de mis padres en los años 70.

"El pasado no es más que un sueño hecho cenizas", escribes, y, sin embargo, defiendes que "la esperanza es hermana del recuerdo", quizás lo hagas porque, pese a esas cenizas, tu "yo soñador" te mantiene más que viva en el presente.

En la página 72 de tus memorias dices que "nunca damos con lo que buscamos". Te aseguro que, si ahora mismo estuviera delante de ti, en tu cuarto de estar, en ese sillón de terciopelo que ya es el sitio de tantas visitas, yo te replicaría que, efectivamente, nunca damos con lo que buscamos, pero podemos encontrar cosas mejores. Tú has sido uno de mis grandes hallazgos de este nuevo siglo y, ahora que la distancia nos aleja, comparto contigo lo que más nos ha unido: LA PALABRA, una palabra hecha memoria y que seguiré leyendo con admiración, respeto y cariño.

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