nuevodiario.es

“Caminar hacia un consenso común” por Juan Saborido extrabajador de Metrologia de VEIASA-ITV

“Caminar hacia un consenso común” por Juan Saborido extrabajador de Metrologia de VEIASA-ITV

“No preguntemos si estamos de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino” (Goethe)

El consenso, según la RAE, “es el acuerdo que se produce por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos”. A tenor de esto, últimamente he podido leer, de forma satisfactoria, que dentro de los distintos sindicatos que existen en VEIASA (CCOO, UGT, CSIF y UITA) se ha llegado a “un punto común de cierto consenso” a saber CSIF y UITA, en relación con las actuaciones de denuncia que realiza el sindicato CCOO, para desmantelar los desmanes de una dirección de empresa torticera que cada dia parece mas en connivencia con la UGT de VEIASA.

“Caminar hacia un consenso común” por Juan Saborido extrabajador de Metrologia de VEIASA-ITV

Lo que parece ser es que no se sabe ¿qué intereses? mueve a este sindicato (UGT) a ser tan sumisos. Hay que recordar que fue UGT la única fuerza sindical en los comienzos de VEIASA en toda Andalucía de la que yo fui Delegado; por tanto, me surge la duda de que razones esconde para a aliarse a los intereses de la dirección de la empresa; esta conclusión que expone CCOO, en su comunicado, viene avalada por los hechos y acontecimientos que enumera de forma clara y precisa.

A tenor de todo esto, siento la necesidad de realizar una reflexión al respecto de la importancia que tienen los consensos, como algo necesario en el ámbito, no sólo político o sindical, sino también socialmente, ¿porqué?, porque es fundamental para avanzar hacia el bienestar común, y este avance se fundamenta en que toda información ha de ser transparente y veraz.

Resulta que estamos en la era de la digitalización y la comunicación global e instantánea a través de las diversas redes sociales, y aun siendo algo que beneficia a la sociedad, tiene un lado oscuro que llega a conviertirse en un arma de doble filo y muy peligrosa, como es la desinformación o “información engañosa”. Esto puede parecer una entelequia, pero no lo es; las informaciones falsas o “Fake”, hoy día, son de lo más común y peligroso que podamos ver, no solo por su contenido, sino por el poder de expansión, sobre todo cuando se realizan deliberadamente para confundir o crear una opinión determinada.

La eficacia de la propaganda y la desinformación en esta era “de redes sociales” está probada; responde al hecho de que las personas comparten estas informaciones falsas de forma, casi compulsiva entre sus amigos y compañeros en los que confía, sin detenerse a verificar si son ciertas o no. Con lo que se crea un estado de opinión que no responde a la verdad. Esto lo vemos actualmente con las opiniones realizadas en la política de las derechas y extrema derecha, y que las personas se creen a “pie juntilla”, y que decir del caso del COVID con el confinamiento, el miedo que se extendió y que padece infinidad de personas actualmente.

¿Qué deberíamos hacer ante esto?

El primer paso para crear consensos reales es ser veraces, no mentir por ningún tipo de interés determinado; el segundo paso, aún más importante y más difícil, es que los receptores de la información sean lo suficientemente “sagaces” para indagar sobre la verdad de lo que se expone. Es verdad que los receptores de la información “no tenemos acceso a los datos” por lo que ha de existir una cierta confianza, para ello se elige a personas capaces y con cierta formación para trabajar estos datos. En este sentido tengo que decir que “cualquiera no vale”, por eso cuando, los que no tenemos acceso a todos los datos, observamos ciertas actuaciones de dudosa veracidad, estas tienen que ser reprobadas y sobre todo ser lo suficientemente valiente para “denunciar estos actos”, y no mirar para otro lado.

Los que hemos trabajado, durante años, sabemos que cuando en la realización de una función laboral, no realizamos adecuadamente la tarea asignada, nos llaman la atención por dos veces, pero a la tercera nos ponen “de patitas en la calle”, y más aún si engañamos o mentimos. Pues lo mismo debiera ocurrir en las representaciones políticas o sindicales. Ser veraz no es un plus sino una actitud de honradez, que acompaña la ética y la moral, y es imprescindible para todas aquellas personas que nos represente en cualquier ámbito; no se si nos damos cuenta que este peculiar “estilo de mentir” está creando una falta de credibilidad en los que por alguna razón nos representan ya sean personas o instituciones.

¿Qué se deberíamos tener como objetivo en cualquier consenso?

Como decía Goethe “si marchamos por el mismo camino” esto es fundamental independientemente si pensamos de forma distinta, a dios gracia, porque si todos pensáramos igual sería uniformismo y volveríamos a la dictadura más espantosa.

Desde el punto de vista sindical, sea de las siglas que sea, se debe centrar en la defensa de los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras, para alcanzar un bienestar mayor, que se objetiviza en una mejora, no sólo salarial, alcanzando un mayor poder adquisitivo, (no un detrimento del mismo), y la mejora en el bienestar de todos. Es la lucha en la que siempre se ha embarcado los sindicatos, no tienen otro camino.

Esta idea está basada en algo fundamental, el valor que tenemos como “clase trabajadora”, término que últimamente estamos perdiendo, convirtiéndonos en seres individualista, oímos con demasiada frecuencia la frase “sálvese quien pueda”, indicativo de un egoísmo insolidario a más no poder.

¿Qué actitud sería la adecuada?

Hoy una actitud muy importante es el “empoderamiento”. Actualmente tenemos unos unas organizaciones sindicales, (o representantes sindicales) “mojigatas” es decir que se encogen ante cualquier amenaza.

Como expresó la escritora afroamericana Alice Walker Premio Pulitzer a su obra “Color Purpura” <La forma más común de renunciar al poder es pensar que no lo tenemos>; no se trata de subirnos a una silla y vociferar como energúmenos sin argumentos. Una opción sindical, llámese como se llame tiene que sentirse segura de sí misma, ya que posee todas las herramientas legales que le dota la legislación laboral y civil, con ellas de la mano, tienen y debe exigir se cumpla todo lo pactado, contando con una parte primordial, que es el respaldo de todos los trabajadores y trabajadoras apostando “firmemente” ante una dirección de empresa, que si hace valer su ley, y si puede saltársela se la saltan, lo que no puede ser es que lo haga en connivencia con los sindicatos.

Y ¿cuál sería la aptitud correspondiente?

Esta se refiere a las capacidades de aquellos que nos representan, sobre este aspecto me he referido en otros artículos, concretamente en el que amplio <los aspectos fundamentales de la credibilidad> (transparencia, coherencia, honestidad y libertad de expresión). Es cierto que para el desarrollo de algunas funciones las personas tienen que poseer ciertas aptitudes que le sirven para sobrevivir, pero para ejercer como representante de otras personas principalmente se valora que tengan seguridad, empatía, iniciativa, liderazgo y resiliencia, … hay otras personas que tienen aptitudes innatas, ya desde pequeños despuntan en ciertos aspectos, otras se van adquiriendo a través de las diversas experiencias de la vida. Aunque hay algo fundamental cuando se trabaja en los procesos de consensos, que son a largo plazo, dado su complejidad, se trata de la constancia, ya que estos objetivos a largo plazo están llenos de tropiezos, de grandes avances y retrocesos. La manera de mantener la constancia y hacernos fuertes es recordar las razones por las que perseguimos ese fin.

Una vez alcanzado un consenso mínimo, qué hacer.

Hay que mantenerlo, defenderlo y revisarlo, para ello es imprescindible la comunicación veraz, porque eso nos llevara a crecer más. Sin esa comunicación es muy difícil que se llegue a alcanzar un éxito aun teniendo opiniones distintas, para no perder el fin, es decir “que caminamos juntos por el mismo sendero”.

Puede ocurrir que en este proceso alguno “se arrepienta” ya sea porque no lo vea, que es razonable, o que sea presionado por terceros, en este caso debe exponer cuál es la presión y quien le presiona, a no ser que detrás haya intereses personales.

Los intereses de un partido, o de un sindicato, no pueden estar como objetivo, por contra el único interés que ha de primar, son los interés de los representados, ya que para eso se les eligió.

Conclusiones.

Es necesario caminar juntos ya que esta administración Andaluza torticera, con una dirección de VEIASA “mea pilas”, no puede hacer que todo un sector público, que defiende la seguridad vial de los ciudadanos “comulguen con ruedas de molino”.

Por ello los sindicatos tienen que unificar fuerzas y no dispersarlas, porque van en claro detrimento, no solo de sus representados sino de todos los ciudadanos y ciudadanas de Andalucía.

“No hay error en admitir que tú sólo no puedes mejorar tu condición en el mundo; para crecer, necesitas aliados con los que crecer juntos” (Confucio)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios