La pareja que reside en la localidad de Laholm no entiende la decisión del tribunal de justicia puesto que hay algo más de 1.400 personas en Suecia se llaman Vladimir.
Sin embargo la justicia escandinaba entiende que la decisión de incorporar el apellido del mandatario ruso como si fuera el segundo nombre puede causar problemas en el futuro al pequeño.
A pesar de que hay algunos paises que protegen a los recién nacidos en su legislación en otros como Estados Unidos o en los países asiáticos hay completa libertad para ponerle a los hijos el nombre que se quiera.