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Sant Martí Sarroca", por Pedro Cuesta Escudero, autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca

Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero, autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca
viernes 28 de mayo de 2021, 09:26h
Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero, autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca
Cuando estudiaba Historia del Arte con el Dr. Alcolea le hice un trabajo de clase sobre la iglesia de Sant Martí Sarroca, que le gustó tanto que se convirtió en libro y que lo editó Artestudi en 1976 en la colección Art Romànic. Me permito reproducir algunas pinceladas del libro para dar a conocer los orígenes de Catalunya.
Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero, autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca
Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero, autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca

Yendo de Vilafranca hacia La Llacuna, a unos 8 km destaca sobre una llanura de viñedos un montículo coronado por la iglesia y el castillo de Sant Martí Sarroca, como una sola entidad, del más genuino estilo románico. La iglesia, llena de encanto, de bellas soluciones arquitectónicas y ornamentales, es un curioso edificio donde podemos contemplar un admirable ábside románico, el mejor, sin duda, de todas las tierras catalanas y una formidable cúpula sobre pechinas resuelta de una manera singular.

Origen de Cataluña

En el año 711 los musulmanes derrotan al rey D. Rodrigo en la batalla de Guadalete y en muy poco tiempo se apoderan de toda la península. En septiembre de 714 una columna musulmana procedente de Lleida se dirige a Tarragona y domina todo el Penedès. Los musulmanes penetran en Francia, pero en Poitiers son detenidos por Carlos Martell.

El nieto de Carlos Martell- Carlomagno- forma un gran imperio en Francia y para protegerlo forma en todas las fronteras zonas bien armadas denominadas Marcas. Y para fortificar el sur frente a los musulmanes decide formar una marca – la Marca Hispánica- poniendo al río Ebro como frontera. Pero, cuando Carlomagno con un formidable ejército se va a adueñar de Zaragoza, el valí de dicha ciudad le traiciona y se ve obligado a regresar. Al pasar por Pamplona la saquea, pero los vasco-navarros lo derrotan en Roncesvalles. Allí muere su sobrino Rolando, que era miembro de la Tabla Redonda. El emperador franco se ha de conformar con el rio Llobregat como frontera de la Marca Hispánica. Ludovico Pio, su hijo, conquista Girona, Vic, Barcelona, o sea todas la tierras que llamamos la Catalunya Vella (Vieja). La Marca Hispánica la divide en condados- Cerdaña, Girona, Osona…, siendo el más poderoso el de Barcelona. Los condes eran nombrados y destituidos por el mismo emperador francés. También Ludovico Pío funda los famosos monasterios de Sant Cugat y el de Ripoll.

Todas las tierras que quedan al sur del Llobregat- el Penedès, el Camp de Tarragona y la Segarra- se convierten en tierra de nadie y se despueblan porque la vida es insegura por las razzias tanto de moros como de cristianos. Las incursiones cristianas o musulmanas fueron muy frecuentes haciendo que este territorio estuviese constantemente en estado de guerra. Obligó que en determinados lugares del Penedès y de la Segarra se construyeran una serie de castillos o fueran restaurados los ya existentes dando a estas tierras un carácter especial de frontera que durará casi trescientos años. Sant Martí Sarroca, Castellví de la Marca y Olérdola constituían en el Penedès la avanzadilla cristiana para atajar el paso a los musulmanes por la Depresión Prelitoral. No muy lejos, en la Rápita y en la Munia, se encontraban asentados los musulmanes.

Fuerzas de aglutinación social

En esa época de inseguridad había dos fuerzas de aglutinación social: el feudalismo y la organización monacal. La organización social divide los países en territorios dominados por el señor feudal, que residía en un castillo. Los señores feudales vivían con un alto grado de independencia. Y los monasterios tenían la doble finalidad de repoblar y de salvaguardar los territorios conquistados. En los castillos vivían los soldados, los sirvientes y los colonos adscritos a la gleba. En los monasterios vivían una comunidad de frailes, los legos o sirvientes y campesinos. Ludovico Pío concedió al monasterio de Sant Cugat todas las tierras que había más allá del Llobregat, hasta el castillo de Olérdola. Pero había que conquistarlas.

El rey francés Carlos el Calvo nombra a Guifré el Pilos conde de Barcelona con carácter hereditario, naciendo así la primera dinastía catalana y el germen de la nación catalana. La leyenda atribuye a Guifré el origen de la señera, cuando el rey francés, en agradecimiento a sus victorias sobre los musulmanes a los que había arrebatado Montserrat y parte del Penedès, moja sus dedos en una herida de guerra del conde y le dio por escudo las cuatro barras de sangre. Guifré une a su condado de Barcelona los de Osona y Girona.

El juicio de Dios

En tiempos de Borrell II, por el año mil, Almanzor destroza todas las fortalezas del Penedès y saquea Barcelona. El rey francés no hace nada por defender esas tierras, ni tampoco se preocupa por reconstruirlas. Lo ha de hacer con su único esfuerzo Borrell II, por lo que de facto se puede considerar al condado de Barcelona como independiente. Sant Martí Sarroca es recuperado por Galí y es nombrado vizconde de Sant Martí Sarroca. Reconstruye el castillo y la iglesia. Pero el abad de Sant Cugat pleitea con Adelaida, nuera de Galí, reclamando la propiedad de Sant Martí Sarroca. Este pleito durará muchos años y lo heredarán sus sucesores. De momento los jueces dan la razón al abad, pero Adelaida y su hijo Bernat continúan viviendo en el castillo y el monasterio no envía a ningún monje para tomar posesión de Sant Martí Sarroca.

Muerto Bernat sin sucesión, su patrimonio pasa a su hermana Disposia, quien se casa con Mir Geribert, señor de Olérdola, de los castillos de Monstjuic, de Castell Bisbal y de Subirats. Mir Geribert se casa en segundas nupcias con Guilla de Basora, lo que acrecienta su patrimonio. O sea, entre lo que hereda de sus padres y el patrimonio de sus dos esposas Mir Geribert se convierte en el señor más poderoso del Penedès y del Bajo Llobregat. Es entonces cuando los jueces instan a Mir Geribert a que devuelva Sant Martí Sarroca al monasterio de Sant Cugat. Mir Geribert no está conforme con la sentencia, pues alega que no hay ningún documento de la donación de Ludovico Pio a Sant Cugat. Se le dice que toda la documentación fue quemada cuando Almanzor arrasó Barcelona, pero aún viven dos testigos que aseguran haber visto esos documentos. Como Mir Geribert desconfía de esos testigos al considerarlos muy viejos y decrépitos apela al juicio de Dios. El juicio de Dios consistía en poner la mano en el fuego y el que no se quemaba tenía la razón. Pero este procedimiento solo se utilizaba con los vasallos, pero para los de alta alcurnia el juicio de Dios consistía en que las partes acudían con un recién nacido cada uno –albats- y los ponían en toneles de agua fría y que el juicio de Dios omnipotente decidiera quien tenía razón. Como los dos recién nacidos se hundieron en el agua no se pudo saber la decisión de Dios.

Mir Geribert, Príncipe de Olérdola

Mir Geribert, como otros señores feudales de la zona, no comparte la política de Ermenganda y de su hijo el conde de Barcelona Berenguer Ramón el Corvat de mantener la paz con los moros a cambio de las parias que pagaban los reyes musulmanes de Lleida y Tortosa. Esa política de paz favorecía los negocios de los comerciantes barceloneses, pero los señores feudales no podían acceder a las riquezas de los moros mediante el saqueo y el botín. La prematura muerte del conde Berenguer Ramón el Corvat en 1035, y sobre todo por su testamento que deja todo el Penedès a su hijo Sanç, hace que Mir Geribert prescinda de la “potestas del conde” y se proclame Prínceps de Olérdola e independiza el Penedès del condado de Barcelona. El nuevo conde de Barcelona Ramón Berenguer I el Viejo se enfrenta al rebelde y Mir Geribert se ve obligado a pedir ayuda al rey moro de Tortosa. El conde de Barcelona arrasa el Penedés y Mir Geribert hubo de refugiarse en Tortosa. Años más tarde Mir Geribert pide perdón al conde de Barcelona, quien le perdona a condición de peregrinar a Santiago de Compostela y así recupera todas sus posesiones, menos el castillo de Monstjuic y otras fortalezas de Bajo Llobregat.

Arnau Mir, hijo de Mir Geribert, recupera Sant Martí Sarroca, iniciándose así la saga de los vizcondes de San Martí hasta principios del siglo XII en que San Martí Sarroca es devastado por los almorávides. Pasado el peligro se vuelven a restaurar tanto el castillo como la iglesia.

La Cataluña Nueva

Entre 1100 y 1150 Ramón Berenguer IV conquista Lleida, el Baix Urgel, Tarragona y Tortosa, lo que se conoce como la Catalunya Nova (Nueva). Alejado el peligro musulmán se insta a repoblar las tierras. Pero como había aún reticencias se hubo de conceder franquicias y así es como surge Vilafranca, que se convierte en la principal población de la comarca. Aunque son malos tiempos para los señores feudales, pues ya no tienen donde guerrear y coger botín como antes y, además, con las franquicias que conceden los condes reyes a los campesinos hace que cada vez tengan menos gente que les trabaje sus tierras. En tiempos de Ferrer de Sant Martí la seo de la catedral de Barcelona adquiere derechos sobre la iglesia de Sant Martí Sarroca haciéndosele importantes reformas con nuevo ábside, crucero y cimborrio consagrándose la iglesia por el obispo de Vic en 1204 como reza en una grabación que hay en un sillar a la entrada. El rey Pedro III confisca el castillo y al pertenecer a la casa real es cuando también se llevan a cabo importantes reformas en el castillo, convirtiéndolo en una verdadera mansión real.

Sant Martí Sarroca es el escenario de acontecimientos luctuosos

El rey Pere IV permuta con su tercera esposa Elionor de Sicilia el castillo y término de Sant Martí Sarroca por el castillo de Arraona y la villa de Sabadell y ella en su testamento lega el castillo de Sant Martí Sarroca a su hijo Martí, el futuro rey Martí el Humano. Pere IV, de edad avanzada, se casa por cuarta vez con Sibil.la de Fortia, una ampurdanesa joven, bella y ambiciosa. Este casamiento sirvió para aumentar la tirantez entre el rey y sus hijos Joan y Martí. Era una época de mucho malestar, de crisis religiosa, de crisis demográfica –la peste negra diezma la población catalana-, de crisis económica, precisamente por la acción de la pandemia que hace desaparecer gran parte de la población dedicada al comercio y a la agricultura, de crisis de autoridad, pues los nobles quieren gobernar con plena independencia. Cualquier desavenencia dentro de la familia real era aprovechada por los grupos nobiliarios. La desavenencia entre el rey y sus hijos es tan grande que aquél los deshereda. La guerra civil está a punto de estallar, pero la enfermedad del rey la desvía hacia el aspecto personal de los infantes hacia su madrastra, a la que acusan de engendrar todo este malestar entre el padre y sus hijos. Temiendo represalias Sibil.la de Fortia, acompañada de altos personajes, se refugia en el castillo de Sant Martí Sarroca, propiedad de su hermano Bernat de Fortia, que tiempo atrás había comprado al infante Martí. Poco tiempo después de la muerte del rey Pere IV en Vilafranca del Penedès el infante Martí sitia el castillo y hace prisioneros a la reina y su comitiva. Gracias a la intervención del Papa Luna la reina es indultada, pero los de su séquito son degollados y descuartizados en la misma plaza de Sant Martí Sarroca.

Vicisitudes de Sant Martí Sarroca

En 1481 en una subasta pública la Pía Almoina de la Seu de Barcelona adquiere el castillo, el término y la iglesia de Sant Martí Sarroca y les pertenece hasta las desamortizaciones de Mendizábal a mediados del XIX. En virtud de este dominio el personal de la catedral venía a pasar sus vacaciones a Sant Martí Sarroca. Durante la primera guerra carlista tanto el castillo como la iglesia fueron convertidos en cuarteles. Y gracias a un coronel ilustrado que se enamoró de la belleza arquitectónica de la iglesia hizo que fuese desalojada la tropa y que se hicieran las reparaciones necesarias. Cosa que no ocurrió con el castillo que al final fue incendiado y se convirtió en un montón de ruinas. En 1906 el arquitecto Puig i Cadafalch lleva a cabo en la iglesia una inteligente restauración. Durante los trabajos se encontraron una talla románica de la Virgen con el Niño, que al inicio de la guerra civil fue quemada, dos tallas esculpidas de un edicle, un Cristo crucificado de estuco, tres sarcófagos con restos de niños y una vajilla de cerámica de Manises.

Por un decreto del 3 de junio de 1931 Sant Martí Sarroca es declarada monumento histórico-artístico. En 1956 se construye la carretera que une al pueblo de Sant Martí Sarroca con el núcleo viejo de la Roca. En 1963 comienzan las obras de restauración del castillo y en 1976 se publica la primera monografía sobre este monumento.

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