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“La lengua es nuestro ADN intelectual”, por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca patria de Colón” y de “Colón y sus enigmas”

“La lengua es nuestro ADN intelectual”, por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca patria de Colón” y de “Colón y sus enigmas”
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miércoles 24 de marzo de 2021, 11:28h
“La lengua es nuestro ADN intelectual”, por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca patria de Colón” y de “Colón y sus enigmas”
Cuando un error entra en el dominio público es muy difícil que salga de él, pues las opiniones se trasmiten de generación en generación y, al final, eso se convierte en Historia. Es el caso de Cristóbal Colón que oficialmente se le considera genovés. Pero tan poca consistencia tiene esta teoría que ni en la misma Italia lo tienen muy claro, pues catorce ciudades italianas se disputan el honor de ser su patria chica. Si hubiera una clara certeza, como se tiene de la mayoría de los personajes históricos, no habría tantas teorías que hacen a Colón natural de Milán, Cerdeña, Galicia, Portugal, Castilla, Extremadura, Valencia, Barcelona, Tortosa, Ibiza, Mallorca, Grecia, Inglaterra, Noruega, Francia, Alemania, etc., incluso si era una mujer. Tanto empeño, más o menos justificado y guiado por prejuicios ideológicos, dificulta la credibilidad de una correcta investigación. Los hay que más que escribir historia se dedican, con más o menos talento o fortuna, a acomodar los hechos a sus peculiares propósitos, a desarrollar una teoría establecida a priori.
“La lengua es nuestro ADN intelectual”, por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca patria de Colón” y de “Colón y sus enigmas”
“La lengua es nuestro ADN intelectual”, por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca patria de Colón” y de “Colón y sus enigmas”

La teoría genovesa cada vez tiene menos fiabilidad

Debería ser una realidad que, tras casi dos siglos de estudios de todo tipo sobre la biografía de Colón, el tema relacionado con este personaje debería estar ya completamente resuelto y, sin embargo, no es así. Todavía siguen apareciendo trabajos que ofrecen nuevas vías alternativas que se apartan de la biografía “oficial”.

Como decimos la teoría genovesa va teniendo, día a día, menos fiabilidad. Los trabajos de los investigadores así lo atestiguan. Queda demostrado que Cristóbal Colón no sabía escribir en italiano, ni en ningún dialecto de Italia. Para justificarlo intentan crear un Colón inculto. Pero nada más lejos de la realidad. Los manuscritos de Colón son de una caligrafía impecable, como lo atestiguan las anotaciones que hizo en múltiples libros. Cristóbal Colón hablaba catalán, castellano, entendía el portugués y traducía el latín y el hebreo. Su esmerada educación se puede deducir por su soltura en el manejo del latín y la fluidez de su caligrafía. Demostró tener vastos conocimientos de Aritmética, Geometría, Astronomía y Cartografía. Una prueba de sus conocimientos es que pudo predecir con precisión un eclipse de luna, o el importante descubrimiento que hizo de la variación magnética. Colón afirmaba que el mundo, tierra y agua, es esférico, pero en forma de pera quedando el pezón sobre la línea equinoccial. Cuatrocientos años después el satélite estadounidense “Vanguard I” confirmó esta observación de Colón.

La lengua es una de las puertas abiertas en la investigación de Colón

Una de las puertas abiertas en la investigación colombina es la del idioma. Nuestra forma de hablar o escribir dice mucho de nosotros y de nuestra lengua materna. Tiene huellas, es parte de nuestra ADN intelectual. La catedrática estadounidense Dra. Estelle Irizarry en su libro editado en 2009 “El ADN de los escritos de Cristóbal Colón” nos muestra un Cristóbal Colón culto y con gran riqueza de argumentos. Demuestra la idiosincrasia del Almirante analizando su vocabulario, su sintaxis y sus sistemas de puntuación, como la vírgula, que no se usaba en Castilla, sino en tierras de habla catalana y llega a la conclusión que su lengua vehicular es el castellano, pero su lengua materna era el catalán.

El también estadounidense Charles J. Merrill en sus libros “Colom, 500 anyns enganyats” y “Per qué s’amaga l’origen catalá” del descubridor d’Amèrica habla de la catalanidad de Colón. Merrill, experto en literatura medieval catalana, ha recopilado durante más de 20 años información para presentar ordenadamente todas las teorías sobre el origen del descubridor de América y llega a la conclusión que era catalán. Explica que el Almirante se refería a los Reyes Católicos como “mis señores naturales” y Merrill entiende que si hubiera sido genovés, como sostiene la historia oficial, se limitaría a hablar “mis señores”. Merrill desgrana argumentos para demostrar por qué el Almirante ocultó su origen. Al considerar que el navegante había luchado contra Juan II, padre de Fernando “el Católico”, Merrill cree que es suficiente motivo para que “dejara poquísimas pruebas sobre sus orígenes familiares”, si quería obtener el favor de los Reyes Católicos para emprender el viaje descubridor. Merrill apunta que Fernando daba por sentado que “si los catalanes sabían que el descubridor de estos territorios era un catalán tendrían grandes tentaciones de rebelarse una vez más”.

Pero antes, en 1927 el peruano D. Luis de Ulloa Cisneros publicó en Paris “Cristòfor Colón, català” donde expone la teoría de que Colón era catalán o de algún país bajo su influencia cultural. Observó que su léxico castellano tenía de base el catalán, que estaba plagado de catalanismos y no de galleguismos como defendían los de la teoría del Colón gallego. O sea, demostró que el catalán era su idioma materno y, a partir del cual, aprendió el castellano. Cuando no sabía la palabra adecuada en castellano la escribía en catalán, o simplemente era la primera palabra que le venía a la mente. Hemos podido constatar que en muchos escritos intercala palabras catalanas como fugeron, fornero, ventar, acostar, sobrepuja, meitat, fusta, vegades, tonina, corda, bojar, boneta, ampolleta, bruma, farallón, pardelas, manillas, setsentas, arreo, pellas, arriscada, terrado, pusad, voltejar, fisga, martinet, etc. Hasta más de mil palabras han contabilizado en los análisis lexicográficos realizados mediante métodos informáticos en la Universidad de Pompeu i Fabra. Hay palabras que son de uso mallorquín como Margalida, en catalán Margarida; cans (perros) frente al catalán gossos, Almirant, como firmaba Colón, y en catalán es Almirall. En su sintaxis también podemos encontrar algunas construcciones catalanas como por menudo, que es una adaptación de la locución catalana per menut. La nave estaba ya la mar de través, en Tirant lo Blanc leemos “La galera que dona a través en la mar”.

Las teorías catalanas

Circunscribiéndonos a la lengua materna catalana tampoco tenemos unanimidad sobre el lugar de origen de Colón. Hay varias teorías que se disputan la posible patria chica de Colón: las teorías catalanas, la valenciana, la ibicenca y la mallorquina.

Jordi Bilbeny, que goza de predicamento, sobre todo en ciertos ambientes independentistas catalanes, sostiene que Cristóbal Colón nació en Barcelona y partiendo de Pals (Girona) descubrió América a la edad de 78 años. Y que tanto ese primer viaje como la posterior conquista fueron empresas organizadas, financiadas y protagonizadas por la “Corona catalana”, aunque posteriormente el Estado español censuró y manipuló todo tipo de documentos; no sólo de Colón, sino también de Juan de la Cosa, los hermanos Pinzón, Américo Vespuccio, Hernán Cortés, Bartolomé de las Casas, para apoderarse del dominio colonial. Su paranoia le lleva a asegurar que los hermanos Pinzón eran de Pals. Y defiende la catalanidad, no solo de Colón, sino también de Cervantes, de Teresa de Jesús (teresa Enríquez de Cardona, abadesa del monasterio de Pedralbes durante 30 años)… Y El Quijote, La Celestina, El Lazarillo de Tormes (Llatzer de Tormos) fueron escritos en catalán, luego traducidos al castellano y los originales destruidos por los castellanos. Bilbeny suele hacer de guía de turistas que recoge en el monumento a Colón y los lleva a la supuesta casa donde nació el descubridor de América explicándoles sus teorías.

En uno de sus libros dice que, en el mapa de Sebastián Cabot del 1544, está escrito el nombre de Palo entre Barcelona y Canet. Y que, siendo el único topónimo indicado en las costas de la península Ibérica es el Palos de que hablan las crónicas de Indias. Los nombres de Barcelona y Canet están escritos dentro del mapa de la península y el de Palo en el mar, lo que indica que no pertenece a la península. En el siglo XIII Jaime II, rey del antiguo Reino de Mallorca, dio órdenes para fortificar en Mallorca una serie de puertos, como el que tiene por nombre Palomera. Y Cabot debió reducir el nombre en el mapa por falta de espacio entre la península y Mallorca. O sea que Palo (abreviado) pertenece a Mallorca.

La tesis doctoral que Jordi Bilbeny preparaba hubo de ser paralizada al serle retirado el soporte académico. Es expulsado del Centre d’Estudis Colombins con sede en el Ateneo de Barcelona al descubrírsele que estaba falsificando un mapa que demostrara su tesis de que Colom salió de Pals (Girona) Es entonces cuando Bilbeny, junto con Albert Codina, fundan el Institut Nova Historia consiguiendo seguidores y subvenciones para sus publicaciones. TV3 pagó 184.000 euros para emitir seis documentales. L`Institut Nova Història organizó en 2013 la primera Universitat Nova Historia en Pla de l`Estany con el patrocinio de la Diputación de Girona, el ayuntamiento de Arenys de Mar, el Cercle Català de Negocis, la Asamblea Catalana, el Consell comarcal del Pla de l`Estany y la Fundació Catalunya Estat. Y recibe el apoyo de diversos intelectuales y políticos catalanes, como la recién fallecida escritora Isabel-Clara Simó, Josep Rull, Carles Campuzano, Ramón Tremosa, Nuria Cárdenas. ERC premia en 2013 al Institut Nova Historia “por su labor de investigación, estudio y divulgación de la historia de Catalunya, con un carácter iconoclasta e innovador”. En Julio de 2014 el Presidente de la Generalitat Jordi Pujol y Carod-Rovira felicitan a Bilbeny por su libro “Descubrimiento y conquista catalana de América”. Una historia escrita por los castellanos.

Pero no todo son aplausos, el historiador Joaquin Coll dice de este individuo que “otorgarle cualquier barniz científico es demasiado generoso”. O Barraycoa, Vicerrector de la Universidad Abad Oliva, explica que “… simplemente propaganda e intoxicación nacionalista, que produce risa o ganas de llorar”. Lo malo es que individuos como éste hacen mucho daño a la sincera labor investigadora, haciendo muy difícil presentar un trabajo sereno e imparcial sobre uno de los acontecimientos clave en la historia de la humanidad: el descubrimiento de América y la personalidad de Colón, cuyas incógnitas se parapetan tras 500 años de historia. Se comprende el rechazo que hay cuando alguien defiende la catalanidad de Colón.

Otra de las teorías catalanas, que parece que está perdiendo fuerza, es la que defiende que el nauta había nacido en una isla de la desembocadura del Ebro. Isla que había sido habitada por los genoveses. Por otra parte hay una serie de historiadores o ensayistas que giran en torno a Estudis colombins, tertulias dirigidas por Francesc de Haro que se dan en el Ateneo de Barcelona que quieren demostrar lo que Ulloa sugirió de que Colón probablemente hubiera nacido en Barcelona, en el Ampurdán o en regiones catalanas vecinas. No dudamos de sus sinceras investigaciones, pero ni los Beltrán ni otros personajes de la nobleza catalana tienen nada que ver con el descubridor, porque Colón tendría una cultura catalana más arraigada y no hubiera malvivido en Córdoba a expensas de Beatriz Enríquez de Arana y de las limosnas que le daba la Corte si, como aseguran, era hermano de alguien que había sido President de la Generalitat. En este punto Ulloa fue prudente al escribir en la Veu de Catalunya el 25 de Febrero de 1932: “Yo no pretendo todavía determinar con exactitud a la familia a la que perteneció Colón, sino dejar constancia plenamente de su cuna catalana y destruir la tesis genovesa”. Cristóbal Colón era catalán desde el punto de vista cultural. Eso no significa que hubiera nacido en Cataluña. La cultura catalana estaba y está extendida fuera del Principado.

Las teorías valencianas

Hay algunos que defienden que Colón era valenciano basándose esencialmente en que gracias al valenciano Lluis de Santángel, persona con fuertes vínculos en el mundo de las finanzas y que gozaba de la confianza personal del Rey D Fernando, se pudo hacer el viaje descubridor. Otros, los que defienden la teoría del Colón judío, argumentan que, al ser también judío Lluis de Santángel, por eso le favoreció. Ninguno piensa que Santángel, al ser un gran economista, vislumbró buenas perspectivas con el viaje que quería llevar Colom a los aledaños de China, la India, el Cipango, conocidas por su opulencia y riquezas.

Últimamente, el 1 de Octubre del 2016, Francesc Albardaner i Llorens, Presidente del Centre d’Estudis Colombis, presenta un ensayo titulado “Cristòfor Colón”, una identitat dual: ciutadà de València i genovés de nació. Explica que Barcelona, a causa de la Guerra civil en tiempos de Juan II se deprime y coge el relevo Valencia que se convierte en un polo económico, comercial e industrial de primer orden en el Mediterráneo occidental, lo que comporta la presencia en la ciudad de numerosas colonias de extranjeros, destacando la de los genoveses, que llegaron a tener una cofradía propia. Los tejedores de seda, que tenían un importante peso dentro de la colonia, se integraban con facilidad en la sociedad valenciana al casarse con chicas del país. Los descendientes de estos matrimonios continuaban teniendo la consideración de “genoveses de nación”, aunque eran plenamente ciudadanos valencianos. Dice que Cristóbal Colón era un ciudadano valenciano de éstos, porque pondera de tal manera la huerta valenciana que solo la puede describir el que haya vivido en ella. Cuando explora la isla La Española escribe:” … que lugar ay aquí para ser hazer cañaverales, para hacer un cuento de quintales de açucar cada año; otros tantos de algodón mui finísimo, y no menos de arroz, si aquí estuvieran los labradores de Valencia!. Con este tenor encontramos muchas citas en las cartas recogidas en el denominado “Libro Copiador”. Claro que estas cartas tienen fecha posterior a 1494.

No olvidemos, que después de su primer viaje descubridor, Colón con toda su comitiva atraviesa a pie los campos y tierras valencianos para encontrarse con los Reyes en Barcelona, y no hace falta haber vivido allí para hacerse sobrada idea de la riqueza y fertilidad de las huertas. También alega que en el libro de Consuelo Varela “La caída de Cristóbal Colón. El juicio de Bobadilla” se recoge el testimonio de que a dos mujeres españolas residentes en la isla La Española les amputaron las lenguas por orden de Bartolomé Colón porque habían dicho que Colón y su familia eran de baja extracción social por haber sido tejedores de seda. Albardaner saca la consecuencia de la brutal reacción de Bartolomé Colón porque esas dos mujeres habían dicho la verdad. No negamos esa brutalidad, pero Bobadilla solo interrogó a los que hablaban mal de los Colón. De todas formas tanto Cristóbal como Bartolomé eran cartógrafos. No descartamos que Diego Colón se instalara en Valencia en un gremio de la seda. No todos los de esos gremios eran genoveses, los había musulmanes, judíos y cristianos. Y el que trabajara Digo Colón en Valencia no quiere decir que toda su familia fuera valenciana de nacimiento. Albardaner explica que la madre de los Colón era judía y fue relajada y de ahí la reticencia del Vaticano a mostrar los documentos relativos a Colón que fueron recopilados cuando se le quería beatificar y al comprobar que su madre había sido quemada viva por la Inquisición los archivaron en el romano Palacio de San Calixto de Trastevere con la orden de no dejarlos ver nunca.

Albardaner alega que Cristóbal Colón fue Almirante del Reino de Castilla porque era súbdito natural de Fernando “el Católico”. No estamos de acuerdo porque sabemos que al valenciano Rodrigo Borja (el futuro papa Alejandro VI) no se le concedió el Arzobispado de Sevilla por ser extranjero en Castilla. Y Rodrigo Borja también era súbdito natural de Fernando “el Católico”.

La teoría ibicenca

La teoría ibicenca solo tiene como defensor a Nito Verdera. Este trabajo sobre el origen ibicenco de Colón le ha valido la Medalla de Oro por parte de la Comisión Nacional del V Centenario. Es un trabajo bien estructurado. Nito ha investigado y conseguido demostrar que muchos de los topónimos de Ibiza y Formentera los usó Colón para dar nombre a lugares del Caribe que fue descubriendo en sus cuatro viajes al otro lado del Atlántico, entre los que cita Camoni, Anguila y Soana (de Formentera) o Cargoler, Punta de la Mata, Punta de la Rana, isla de Las Ratas o Formigues de Ibiza. Nito Verdera dice que Colón era hijo de una familia de mercaderes y políticos judíos conversos, que tuvo su albergue en Dalt Vilà, el área medieval y fortificada de Ibiza. Sobre este punto no aporta ninguna documentación. Y sobre los topónimos de las Pitiusas hemos de decir que Colón también bautizó con nombres de las costas mediterráneas a muchos otros lugares del Nuevo Mundo dándonos a entender que los conocía por sus correrías por el Mediterráneo en su oficio de corsario.

Teoría mallorquina

La teoría que defendemos se basa en que Cristóbal Colón nació en Felanitx (Mallorca) y era hijo bastardo del Príncipe de Viana, por tanto de la misma Casa dinástica que la de los Reyes Católicos, la de Trastamara. De esta manera se puede explicar que Colón se hospedara durante dos años en un palacio del duque de Medinaceli, por ser cuñados; que en 1486 fuera integrado en la corte de los Reyes Católicos y recibiera periódicamente subvenciones para que tuviera una vida digna hasta que fuera habilitado para realizar el viaje descubridor; y en las Capitulaciones de Santa Fe se le concedieran títulos y honores dignos de un miembro de la familia real.

El punto por el que es atacada esta teoría es que no podía ser hijo del Príncipe de Viana ya que éste llegó a Mallorca en Agosto de 1459 y salió de la isla en Junio de 1460. Por tanto Colón habría de haber nacido en el 1460 y si murió en 1506 lo hizo con 46 años, cuando los estudios de los huesos de Colón, realizados en Granada, indicaron que pertenecen a un varón de entre 50 y 70 años. Veinte años de imprecisión nos hace pensar que el análisis de los restos de una persona que murió con una naturaleza muy deteriorada por la enfermedad de Reiter, que había padecido brotes, como el que sufrió en el segundo viaje que lo dejó invalidado durante cinco meses, no es una operación matemática exacta. Colón no murió de viejo, aunque daba tal aspecto senil que Andrés Bernández, en cuya casa estuvo hospedado el Almirante, dijera que tenía lo menos 70 años.

Pedro Mártir de Anglería, presionado por el Rey Fernando “el Católico”, fue el que lanzó la idea que Colón era ligur. Sin embargo, le confesó al Marqués de Borromeo que Joan (después Cristóbal) Colón era natural de Mallorca, como queda acreditado en el documento Borromeo: una hoja de papel con 18 renglones escritos en latín y en cursiva que los paleógrafos han observado que los puntizones y corondeles, como asimismo la filigrana corresponden a los siglos XV y XVI, así como la letra cursiva que era la que se usaba en aquella época en Italia. El detalle paleográfico que nos demuestra su antigüedad es la tinta que con el tiempo adquiere una tonalidad heterogénea imposible de falsificar. El documento Borromeo no lo tocaron manos mallorquinas, sino que desde Milán lo recibió D. Manuel Rubio Borrás director de la biblioteca universitaria de Barcelona.

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