Hoy se habla de forma generalizada y con normalidad de la globalización, tal vez sin llegar a comprender el verdadero significado de este término, y sobre todo de las consecuencias que conllevan, por ello quiero hacer una llamada de atención. Dado que últimamente estamos presenciando algo, que bajo mi punto de vista es bastante inquietante, sobre todo por las derechas escoradas hacia políticas rancias y sobre todo por las ultraderechas, con tendencias hacia un velado fascismo y un diálogo lleno de improperios, falsedades y una sarta de barbaridades carentes de fundamentos. Lo que más me horroriza es que esto está calando en la sociedad.
“Es espantoso que gente tan ignorante tenga tanta influencia” (George Orwell)
¿Qué se entiende por Globalización?
La RAE nos da varias acepciones sobre este término y me quedaré con dos que me interesan para este articulo:
Por tanto, la globalización nos afecta a todos, es decir, que no podemos “excluir a nada ni a nadie”, pondré un ejemplo: en nuestro país ya no se cultiva lo que se desea, sino según las necesidades que marcan el Mercado Global, o lo que es lo mismo los gobiernos “no tienen autonomía”. Por ello voy a dar unas breves pinceladas.
¿Cuándo se comienza a usar este término?
Ciertamente, aunque nos parezca perteneciente a nuestra época, su aparición se fue realizando de una forma progresiva. Se puede decir que siempre ha existido un intercambio entre pueblos, pero probablemente el más acusado surge entre el siglo XVI y el siglo XIX con la industrialización, ya que en el proceso de fabricación se necesitaba materias primas de otros lugares distinto a su producción. Y concretamente en el siglo XX se produjo un gran salto, con los diversos medios de transporte y el impresionante avance en las diversas formas de comunicaciones, todo esto produjo una cierta “visión de unidad global” no estábamos tan separados, ni siquiera de un continente a otro.
Por tanto, podemos decir que se convierte en un gran proceso, fruto de la amalgama en la que se unen: lo político, económico, tecnológico, social y cultural a gran escala. Curiosamente José Luis Sampedro en su libro “El mercado y la Globalización” hace una acertada definición de este término: “Constelación de centros con fuerte poder económico y fines lucrativos, unidos por intereses paralelos, cuyas decisiones dominan los mercados mundiales, especialmente los financieros, usando la más avanzada tecnología y aprovechando la ausencia o debilidad de medidas reguladoras y de control públicos.” (José Luis Sampedro. Barcelona: Destino, 2002, p. 65.)
Vivimos pues en un mundo globalizado, donde, como expresaba en la introducción de este artículo, cualquier acción u omisión afecta al conjunto de todos los ciudadanos. La sociedad se mueve en un vaivén pendular, es decir, unas veces parece que avanzamos hacia un mundo mejor y más equitativo y por el contrario otras parece que nos volvemos más “sutilmente depravados”. En cambio, podemos observar que actualmente las sutilezas se desvanecen, además con todo el descaro, por ejemplo, tenemos los conflictos genocidas de Ucrania, Palestina y los que no salen a la luz pública en África.
“Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia.” (Santiago Ramón y Cajal)
Algo está ocurriendo cuando en la democracia se instala, el racismo, la intolerancia, el odio, el nacionalismo trasnochado, y no exista otro modo de diálogo que el insulto, y la mentira, por lo que apreciamos que este “estilo” sea la única argumentación plausible, y un ansia desmedida de ver al “adversario” como impedimento, algo que hay que destruir, con el sólo fin de alcanzar el poder.
Quiero recordar a los lectores algo que fue histórico y del que deberíamos aprender y tomar nota. El nacismo surgió en Alemania en un sistema de democracia, que entró en crisis, sobre todo económicamente, tras la primera guerra mundial. Recordar que un partido, muy pequeño que surgió en 1920, donde Hitler era miembro activo, NSDAP (Partido Nacional Socialista de los Trabajadores) un partido con un marcado carácter nacionalista y antisemita, aglutinando a jóvenes, y que aunque no consiguió la mayoría en las votaciones, ni tampoco los demás partidos conservadores consiguieron suficiente apoyo de la población, el presidente Paul von Hindenburg nombrara canciller a Hitler el 30 de enero de 1933, esperando que al formar parte del gobierno, pudiese poner en pie su programa político, cosa que no fue así. Por lo que podemos decir que, aunque Hitler no fue elegido por el pueblo alemán, sí llegó al poder de una forma legítima.
Fue entonces cuando el 23 de marzo de 1933, el parlamento se reúne en la capital, Berlín, y en la que se plantea y se lleva a votación la famosa “Ley del Poder”, ésta permitiría a Hitler promulgar leyes, durante cuatro años, sin que nadie le pudiese poner pegas. Las consecuencias ya pueden figurarse los lectores cuales fueron.
Tengan pues los lectores este proceso, como telón de fondo en la actual realidad internacional.
¿Hacia dónde nos encaminamos?
“Cuando el error se hace colectivo adquiere la fuerza de una verdad” (Gustave Le Bon)
Aunque hayan sido unas breves pinceladas quiero poner en contexto la actual situación en Europa. Que por cierto si examinan detenidamente la de Argentina con su nuevo presidente, las similitudes pueden ser curiosas y muy preocupantes.
El destino de las naciones, al igual que el destino de nuestras vidas siempre se encuentran en constante incertidumbre, aunque todos sabemos, con total certeza, que tarde o temprano terminaremos partiendo de este mundo “sin nada”. ¿Qué significado tiene el auge de las extremas derechas? ¿Es la respuesta de una población descontenta? ¿A qué se debe? ¿Estamos ante un tipo de crisis? Muchos análisis se han realizado en estos tiempos, y todos aúnan diversos factores, enumero tres: el aspecto de la economía, la inmigración, la seguridad.
Si nos fijamos en las noticias, podemos ver con cierto sobresalto como en el mundo, los grupos conservadores populistas y extremistas van ganando influencias, “introduciéndose dentro de las corrientes democráticas” Y si ponemos, cierta atención vemos como en Europa, no sólo están las viejas generaciones de nostálgicos, sino que aparecen en escena jóvenes, que son utilizados por estos “lideres” como por ejemplo: en nuestro país tenemos a Abascal, en Francia, Le Pen, en Italia Matteo Salvini y Giorgina Meloni, en Hungría Viktor Orbán, en Alemania, Alexander Gaulan y Alice Weidel, en Finlandia Jussi Halla-aho denominada “la Le Pen finlandesa” Laura Huntasaari, en Polonia Mateusz Morawiecki, etc no quiero embotaros y por supuesto tenemos a un peligro sobre nuestras cabezas en Rusia con Putin. Y qué decir de otros países como en Argentina con Javier Milei, Israel con su primer ministro Benjamin Netanyahu, asesinando a civiles palestino hasta su extinción…
Con esto quiero poner de relieve el peligroso sesgo que toma la democracia, por ello deseo terminar esta exposición con dos declaraciones, casi premonitorias:
“Los fascistas del futuro no van a tener aquel estereotipo de Hitler o de Mussolini. No van a tener aquel gesto de duro militar. Van a ser hombres hablando de todo aquello que la mayoría quiere oír. Sobre bondad, familia, buenas costumbres, religión y ética. En esa hora va a surgir el nuevo dominio, y tan pocos van a percibir que la historia se está repitiendo” (José Saramago)
“Mientras la población general sea pasiva, apática y desviada hacia el consumismo o el odio de los vulnerables, los poderosos podrán hacer lo que quieran, y los que sobrevivan se quedarán a contemplar el resultado.” (Noam Chomsky)