Un separatista ataviado con la nariz de payaso, antiguo militante de extrema derecha y ahora teniente de alcalde por ERC, posando junto a un agente de la Guardia Civil o los que se fotografian subidos en un vehículo destrozado de la Benemérita provocan una ola de protestas en las redes en contra de los separatistas y de los Mosssos de Escuadra y a favor de la Guardia Civil.
No esde recibo y mucho menos se puede o se debe permitir las condiciones que tienen que soportar en Cataluña los agentes de la Guardia Civil por parte de los independentistas con la aquiescencia velada de los Mossos d´Escuadra que lejos de velar por mantener en Cataluña el orden constitucional, colocándose del lado de la ley, se colocan del lado del separatismo permitiendo el acoso a los agentes de la Benemérita.
Son incontables las vejaciones, humillaciones y tropelías que sufren los agentes de la Guardía Civil a la hora de llevar a cabo su cometido por parte del ejército independentista que Puigdemont y los suyos han echado a la calle. A día de hoy la Guardia Civil no cuenta con el apoyo de quienes están obligados a controlar el acoso al que están siendo sometidos, con el apoyo de quienes tienen la obligación de protegerlos y darle la cobertura policial necesaria que impida poner en riesgo su integridad. Muestra de ello es esa imagen dantesca en la que centenares de exaltados rodeaban a los agentes de la Benemérita cuando estos abandonaban las instalaciones de la Consejería de Exteriores que dirige Raúl Romeva, y donde varios vehículos de la Guardia Civil fueron zarandeados y otros destrozados ante la pasividad de los Mossos. O la de ese payaso que se colocó al lado de un agente buscando provocarle y que no es un cualquiera sino el teniente de alcalde de San Joan de Vilatorrada por ERC y cuyo nombre es Jordi Pesarrodona Capsada, antiguo militante de Fuerza Joven, que no eran otra cosa que las juventudes de Fuerza Nueva, un fanático al que lo mismo le da un bando extremista que otro.
A pesar de que la CUP ha difundido una circular en la que llama a los manifestantes a una "resistencia pacífica", nada ha dicho de parar las provocaciones a los agentes, que bastante hacen con mantenerse impasibles sin entrar al trapo ante los insultos, agresiones y humillaciones que vienen sufriendo por el hecho de cumplir con su deber.