Él y su equipo de colaboradores ya están trabajando en su nuevo proyecto .
Se trata de un espacio virtual que replicará el modelo de una administración estándar y donde operará la nueva república de Cataluña. El primer objetivo de esta entidad, que será administrada por la fundación privada que configurará el denominado Consell de la República, será expedir a los catalanes que así lo deseen un documento nacional de identidad que les permitirá operar en ese espacio de internet y que se entregará a los interesados a cambio de una cantidad monetaria, según explican fuentes del entorno del líder independentista.
Hay quién se pregunta si el siguiente paso no será el de acuñar moneda , expedir títulos académicos etc.
El eurodiputado Ramon Tremosa, muy cercano a Puigdemont ha aclarado: “No estoy involucrado ni en las negociaciones para formar Gobierno ni en el arranque del proyecto de la república catalana 'online”.
Para ello crearán una fundación privada que se financiará vendiendo a los independentistas todo tipo de documentos administrativos de esta nueva identidad nacional virtual. Pretenden poner a la venta DNI, pasaportes, certificados de los documentos jurídicos que genere esta propia actividad en la red o de datos que los propios independentistas entreguen de manera voluntaria: por ejemplo, certificados de residencia, de propiedad, de matrimonio... La gama de supuestos servicios es infinita y la fuente de ingresos para la fundación que encabezará Puigdemont, muy importante.
La primera función del DNI catalán será permitir a los catalanes que lo obtengan, previo pago, votar a los miembros de la Asamblea de Representantes del Espacio Libre de Bruselas, utilizando la propia terminología de Puigdemont.
Diversos portavoces de Pugidemont en Bélgica han sido requeridos para responder sobre estas cuestiones, pero han declinado responder a las preguntas de El Confidencial. Sin embargo, otras fuentes han confirmado que ya hay personal e informáticos trabajando en este proyecto, tanto en Cataluña como en la propia sede del Consell en el barrio de Waterloo.
Puigdemont se inspira para su república virtual en el modelo de Estonia.
Uno de los ideólogos de esta república virtual es el profesor de derecho constitucional de la UPF Héctor López Bofill, que se presentó por la lista de Tarragona de JxCAT como parte de los independientes seleccionados por Puigdemont, si bien no llegó a salir elegido. López Bofill cree que se pueden equiparar los votantes independentistas en las últimas elecciones al número de ciudadanos que podría tener esta república virtual, más de dos millones de catalanes.
La Asamblea de Representantes aprobaría leyes virtuales que enviaría al Consell de la República. Puigdemont incluso alardea en redes de que el Consell Executiu se sigue reuniendo todos los martes. Todas las actas, leyes y despliegue jurídico serían accesibles por internet y servirían de referente identitario a los catalanes independentistas que no se sienten reconocidos en la Cataluña del 155.
En este esquema, a la Generalitat en Cataluña se la denomina 'proxy', un intermediario en jerga informática entre el poder real —la corte de Puigdemont en Bruselas— y un poder vicario en territorio catalán. Para ello se prevé una vinculación informática, que está recogida en el documento que se ofreció a la CUP como pacto de gobierno entre ERC y JxCAT.
Así, se aboga en el documento, en su página 31, por: “Impulsar una ciudadanía digital catalana. Velar por los derechos y deberes digitales de los ciudadanos de Cataluña. Formar ciudadanos con plenas competencias digitales y con vocación innovadora y espíritu crítico. Empoderar tecnológicamente y digitalmente a los ciudadanos para que puedan decidir qué país y qué sociedad quieren”.
Los planes desde Bruselas pasan por conectar de manera informática esta identidad digital catalana con la ciudadanía virtual desde Bélgica para relacionar los servicios públicos de la Generalitat con los documentos emitidos desde la fundación belga. La red para puentear al Estado español.
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