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La cuenta atrás finaliza a las diez.

La cuenta atrás finaliza a las diez.

jueves 19 de octubre de 2017, 09:36h
El 155 está sobre la mesa de Mariano Rajoy.

Quedan apenas unas horas. El reloj, llegadas las 10 se detendrá para dar por finiquitada la partida entre Carles Puigdemont y Mariano Rajoy. A partir de ahí se pondrá en marcha de nuevo y podremos conocer al vencedor.

Cualquiera de los dos puede llevarse el premio siempre y cuando no vuelva la partida a quedar en tablas. El presidente de la Generalitat considera que ya cuanto tenía que hacer, es decir no contestar al requerimiento del gobierno y confirmar de una vez por todas si a proclamado ono la república catalana. Hacerlo sería empujar a Mariano Rajoy a aplicar el artículo 155, decir NO podría llegar propiciar la apertura de un diálogo con el Gobierno central.

En manos de Puigdemont está, el puede ser hoy el protagonista de este culebron que a pocas horas del desenlace , nadie sabe como va a acabar.

En Moncloa interpretan que se han comportado con suficiente generosidad y paciencia, en las filas del PSOE y de Ciudadanos también, pero el pulso de Puigdemont al Estado de Derecho tiene visos de seguir.

De retractarse y volver a la senda de la legalidad, Puigdemont evitaría la intervención de la autonomía catalana y muy posiblemente también la cárcel. A buen seguro evitaría además un conflicto entre catalanes. No hacerlo traerá consecuencias.

La intención de Rajoy es clara, activar el artículo 155 de la Constitución. El PSOE aunque no quiere, está obligado a ello mientras Ciudadanos, el más bélico, lléva pidiendo que se aplique desden hace tiempo. Resulta evidente que a esta altura del culebrón es el Gobierno del PP quien lleva el protagonismo, seguramente por eso, no acelerará los plazos y alargará el desenlace. Lo de dar tiempo figura en la hoja de ruta de Rajoy, es tal vez esta una manera de agotar al contrario, lo ha hecho otras veces y lo hará ahora lanzando la presión sobre Puigdemont por parte de los sectores más moderados del independentismo, hasta que sean estos con la ayuda de los empresarios, los que aprieten la soga en el cuello del President.

Las consecuencias nocivas de la inestabilidad política, ya han hecho mella en el empresariado catalán, muy pronto sus efectos se veran en la economía y en consecuencia en la ciudadanía catalana. Que esto convenza o no a Puigdemont está por ver. La mejor salida del president cuando no la única es la convocatoria de unas elecciones en Cataluña. Si no lo hace será su final político.

Pero ¿como hacerlo sin conventirse en un traidor al independentismo?

Para los líderes del independentismo, y en particular para el president, convocar elecciones autonómicas no es otra cosa que una rendición.

Pero entonces ¿m qué otras salidas hay?

La única es esperar a que Rajoy tome la determinación y aplique el artículo 155. A partir de ahí Puigdemont proclamará la independencia de Cataluña y por consiguiente instaurará la república convocando unas elecciones constituyentes. Será entonces cuando las fuerzas del orden deban de actuar y sabe Dios las consecuencias.

Estan es la situación y la hoja de ruta con la que Junts pel Sí y la CUP iniciaron la legislatura. Puigdemont saldrá airoso ante el movimiento independentista por ser el gobernante que ha culminado el mandato que le fue encomendado cuando sustituyó a Artur Mas, aunque será destituido y tendrá que enfrentarse a un proceso penal por su declaración de independencia.

De aplicarse el artículo 155, el presidente de la Generalitat perdería las competencias para convocar elecciones. Sin embargo hacerlo reactivaría las movilizaciones en la calle, movilizacines que cuentan con mucha fuerza como ya vimos tras la prisión provisional ­dictada para los líderes de la ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Rajoy es consciente del poder de convocatoria de estas dos organizaciones y por tanto sabe que habrá de mayor in­tensidad de las protestas una vez aplicado el artículo. Sin embargo no tiene otra que actuar e intervenir la autonomía catalana, utilizando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado contra el independentismo que a buen seguro se movilizará para defender las instituciones catalanas.

Si estas movilizaciones son pacíficas o no, nadie lo sabe, aunque muy posiblemente, en principio pueda ser una resistencia pasiva cercando los edificios simbólicos del gobierno catalán.

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