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Mientras sigue el acoso y las humillaciones a las policías en Cataluña, el rey más de lo mismo.

Mientras sigue el acoso y las humillaciones a las policías en Cataluña, el rey más de lo mismo.
miércoles 04 de octubre de 2017, 08:16h
Poco, apenas nada que resaltar del mensaje del rey que no hayamos oído, después de verle aparecer en la batalla desde la retaguardia.

El rey aparecio ayer tras los acontecimientos de Cataluña para decir que el Govern "ha venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía de una manera reiterada, consciente y deliberada", algo que el más idiota de los españoles ha visto y revisto desde hace tiempo y de lo que nuestro monarca se da cuenta ahora, a toro pasado, insistiendo en que Carles Puigdemont "ha vulnerado de manera sistemática" las normas aprobadas legítimamente"demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado" e instruyéndonos a todos sus siervos cual inútiles alumnos como si a un parbulario se dirigiera, nos ha aleccionado con que "es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña". Así mismo ha reiterado que las autoridades catalanas "han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional" y las ha culpado de haber "menospreciado los afectos y sentimientos de solidaridad que han unido al conjunto de los españoles" en una conducta que califica de irresponsable ya que pone en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de España entera".

Para palabras de " tanto calado" y tan aleccionadoras no hace falta llevar alforjas. Más que las palabras y ese discurso vacío sobre algo que todos hemos visto y sufrido, se ha hechado de menos, soluciones. Claro que pedir peras al olmo es una quimera. Así Felipe VI se empeñó en hacernos ver que es posible defender todas las ideas dentro del respeto a la ley, y dijo: "porque sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad en ningún lugar del mundo". "En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos", siendo esto lo único destacable que dijo el ambiguo monarca sobre el diálogo que tanto reclaman desde la Generalitat y al que Rajoy no parece estar dispuesto. Por contra no hubo una sola referencia a los que allí estan "partiéndose los cuernos" para que España no se trocee y él siga manteniendo por el dudoso mérito de la sangre su sillón.

Así mismo con esa altura de miras tan caracteristica de los Borbones, reconoció la "preocupación y gran inquietud que existe en la comunidad autónoma con la conducta de sus autoridades" y cual padre a su su hijo tras una riña de amigos les dijo a los catalanes no independentistas que "no están solos, ni lo estarán" que tienen "todo el apoyo y solidaridad del resto de españoles" además de la garantía absoluta del Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos", algó que el más zoquete de los lumbreras no hubiera dicho mejor.

Palabras como: tranquilidad, confianza , esperanza" a las que hay que añadir frases como: son momentos difíciles que, sin embargo, se superarán, son complejos, pero saldremos adelante o creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos, llenaron un discurso de seis minutos donde el monarca no aportó ni una sola idea para salir de esta encrucijada a la que la torpeza de Rajoy y la locura de unos iluminados como Puigdemon y Junqueras alentados por radicales como Rufian, Anna Gabriel y tantos más nos ha llevado.

Si este es el papel de la máxima autoridad española que venga Dios y lo vea, pues su aportación a España es tanta como la de un abad en un retiro espiritual, más si cabe cuando su oratoria llegó como la lluvia tras una inundación o dicho de otra manera tras la jornada de paro general convocada en Cataluña, después de que 500 policías hayan tenido que agachar la cabeza humillados sin poder hacer otra cosa que huir de un hotel, insultados y perseguidos y cuando las comisarías y hoteles se han convertido en las cárceles de aquellos a los que la justicia les ha dado el mandato de hacer cumplir la ley.

Para algunos medios el mensaje del rey ha sido dicen: "el demayor calado" que Felipe VI ha trasladado al conjunto de la Nación desde su proclamación en 2014, desde aquel otro en 1981, cuando Juan Carlos I lo hizo tras el intento del golpe del 23-F " aún sin aclarar.

Es para sentirse más tranquilo, ¿usted no?

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