El atractivo más característico que tiene este país isleño es desde luego su exuberante naturaleza. Su terreno montañoso, serpenteado por ríos y valles, hace de este terreno un excelente lugar para construir puentes colgantes. Taiwán, también conocido como Formosa (hermosa en portugués) cuenta con cientos de puentes colgantes a lo largo y ancho de toda su geografía. Son muchos los entusiastas por la naturaleza los que se escapan los fines de semana a estos atractivos turísticos no aptos para aquellos con miedo a las alturas.
Este puente colgante en concreto, localizado en el condado de Nantou, tiene dos peculiaridades que lo hacen muy especial. Una de ellas es el ser el más largo del país, con 337 metros de longitud. La otra, el estar bañado por los colores del arcoíris. Esto, junto con su enclave único junto a dos cascadas, hace de este destino una parada indispensable para los instagramers y amantes de la fotografía. La vista desde el comienzo del puente es espectacular, pudiéndose apreciar todos los colores a lo largo de sus 337 metros, pudiéndose avistar al fondo dos caudalosas cascadas, haciendo de este lugar una postal única para cualquier viajero.