La maldición del 1 de Octubre

Como si de una profecía de Nostradamus se tratase, o una confluencia astral maligna, el 1 de octubre parece destinado en el terreno patrio, a formar parte de las más tristes y negativas gestas políticas.

El 1 de octubre del 2016 en Madrid, se produjo el bochornoso Comité Federal del PSOE, donde la baronía decapito, aunque solo temporalmente, al Secretario General Pedro Sánchez, máximo líder de uno de los Partidos Nacionales más importantes, y que después las bases, arreglando el desaguisado, vinieron a restituirlo en su puesto y por mayoría absoluta.

Un año después en el 2017, y sin ánimo de situar en el mismo plano más que el de coincidencia cronológica, nos vuelve a atacar la maldición del 1 de Octubre, y los nacionalistas catalanes desde Barcelona, en una rivalidad mal entendida con Madrid, nos conducen a través de una convocatoria unilateral e ilegal de un Referéndum de autodeterminación y una Ley de Transitoriedad, en este caso a todos los españoles, a un escenario de difícil y complicada resolución, que cuando redactamos esta crónica alcanza el mayor grado de ebullición.

Si algo hemos de aprender de la nefasta gestión política catalana, es, que no se pueden dejar las cosas pudrir como ha hecho Rajoy; que no se puede permitir utilizar las instituciones de todos, en beneficio de parte como hacen los nacionalistas; que el frentismo, la ilegalidad y el autoritarismo ya sabemos que son siempre malos consejeros, y por tanto, el dialogo, el consenso, el respeto a la legalidad, el Federalismo y anteponer los intereses generales a los particulares, teniendo en cuenta todas las sensibilidades, es el camino.

El PSOE, su 1 de Octubre lo ha resuelto, sorteando obstáculos y enroques de algunos nostálgicos de los aparatos regionales, con más democracia, más participación, más izquierda y recuperando la ilusión y las encuestas hacia un cambio de Gobierno.

Los Nacionalistas Catalanes por su parte, su 1 de Octubre previsiblemente no va a ser, pero las previas finalmente, tras pasar por los juzgados, inhabilitaciones, asunciones de responsabilidades patrimoniales que parece el peor de los sacrificios y después del dantesco espectáculo del Parlament, van a tener mal final política y socialmente, abriendo una fractura en Catalunya y resto de España difícil de reparar.

En cualquier caso parece, que todos y todas los que han participado en ambos días 1 de Octubre, conjuntamente o por separado, llevaran siempre el estigma de una fatídica fecha con maldición divina.