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'El origen de las Universidades', por Pedro Cuesta Escudero autor de Trasllat de la Unversitat de Cervera a Barcelona

"El origen de las Universidades", por Pedro Cuesta Escudero autor de Trasllat de la Unversitat de Cervera a Barcelona

miércoles 21 de abril de 2021, 12:21h
'El origen de las Universidades', por Pedro Cuesta Escudero autor de Trasllat de la Unversitat de Cervera a Barcelona
'El origen de las Universidades', por Pedro Cuesta Escudero autor de Trasllat de la Unversitat de Cervera a Barcelona

Se llama Universidad desde el siglo XIII al cuerpo científico formado por la universalidad de los catedráticos y discípulos reunidos para la enseñanza, el cultivo y la propagación de las ciencias. Este cuerpo – universitas magistrorum et auditorum- lo institucionalizó el rey francés Felipe Augusto cuando, el año 1200, reglamentó los estudios que, desde tiempos de Carlomagno, se daban en escuelas particulares, entre las que había las famosas de Abelardo, Pedro Lombard y la de otros talentos privilegiados.

'El origen de las Universidades', por Pedro Cuesta Escudero autor de Trasllat de la Unversitat de Cervera a Barcelona
'El origen de las Universidades', por Pedro Cuesta Escudero autor de Trasllat de la Unversitat de Cervera a Barcelona

En un principio esta Universidad nada más admitía dos facultades: la de Teología y la de Las Artes. Pero a mitad del siglo XIII se fueron agregando las respectivas de Derecho y Medicina. Estas cuatro facultades conferían los grados de bachiller, maestro en artes, licenciado y doctor; cada una tenía un decano por presidente y al frente de todas ellas era elegido un rector. La Teología adquiría el primer lugar en la enseñanza, como ciencia de la ortodoxia cristiana. Los estudios menos directamente sometidos al imperio de la teología componían las denominadas “siete artes”, las cuales se dividían en trívium (gramática, retórica y dialéctica) y cuatrivium (aritmética, geometría, música y astronomía)

Privilegios e inmunidades que gozaban las Universidades

Desde los primeros tiempos las Universidades gozaban de importantes privilegios: monopolio de la enseñanza, exención del fuero común, jurisdicción especial y representación en los Estados Generales. Los doctores, maestros, estudiantes y sus familias y criados, los bedeles y los que fuesen a la ciudad, bien con el objeto de estudiar, bien con el de vender libros o pergaminos, no podían ser detenidos, ni estaban sujetos a la pérdida de sus cosas por cualquier deuda; no tenían obligación de tomar parte de las cabalgadas reales o vecinales, ni al sometimiento de cualquier otro acto de servicio militar; sus domicilios no podían ser registrados ni por oficiales reales ni por otro tipo de servidores del rey. Estas Ordenanzas establecían la pena de cien sueldos o cien azotes a los que promoviesen peleas o disturbios en los lugares que estaban destinados como domicilios de catedráticos y escolares. A éstos se les prohibía salir de noche con armas e instrumentos de música. Se les permite a los doctores, maestros, escolares y todos los referidos a sus familiares que pudiesen acudir con plena libertad y seguridad a los estudios y residir allí, amparados por la palabra del Rey, vengan de donde vengan, aunque sea de tierra enemiga que hacen la guerra, con la condición que no sean personas sospechosas; en este caso se les daría tiempo suficiente para salir de los dominios reales con sus bienes.

Las universidades de Palencia y de Lleida

Casi todas las Universidades literarias de Europa –menos La de Bolonia, que data de 1.111- se modelaron por la de París. En 1.206 se fundó la de Oxford; el 1.208, la de Palencia; el 1.223, la de Tolosa; el 1.224, la de Nápoles; el 1.228, la de Padua; el 1229, la de Cambridge; el 1.239, la de Salamanca; el 1.245, la de Roma; el 1.270, la de Coímbra; el 1.284, la de Orleans; el 1.290, la de Lisboa; el 1.300, la de Lleida, etc. O sea que la universidad de Palencia fue el primer centro de enseñanza superior de la España cristiana, la de Coímbra la primera en Portugal y en territorio de la Corona de Aragón fue la de Lleida, que ocupa el lugar quince entre todas las de Europa.

La universidad de Palencia tuvo célebres alumnos como Santo Domingo de Guzmán (el fundador de la orden de los dominicos). Gonzalo de Berceo, Pedro González Telmo. Alcanzó su mayor apogeo durante el reinado de Alfonso VIII y gracias a la iniciativa del obispo Tello Téllez de Meneses, que la favoreció dotándole de importantes recursos económicos. Pero al morir Alfonso VIII la universidad entró en crisis debido a que su sucesor Alfonso IX decidió crear la universidad de Salamanca, que le arrebató recursos y discípulos. Pese a los esfuerzos de Fernando III el Santo por revalorizar la universidad palentina y la protección del papa Horacio III, la crisis no pudo evitarse. La pujanza de las universidades de Salamanca y de Valladolid le llevaron a la paulatina decadencia El papa Urbano IV le propició un último esfuerzo por mantenerla concediéndole los mismos privilegios de la de París, pero la universidad de Palencia hubo de cerrar para siempre sus puertas.

Fundación de la universidad de Lleida

El día primero de septiembre de 1.300 el rey de la Corona d Aragón Jaume II expidió un Privilegio, en virtud del cual fue fundada la Universidad de Lleida. En el preámbulo de dicho Privilegio se indica “que sería conveniente que fueran recogidos en estos reinos y tierras los frutos que produjesen las semillas de las doctrinas que los más prudentes sembraran con sus estudios y que, por tanto, cese la necesidad de pedir la ciencia por extrañas naciones”. Se decidió que la instalación de la Universidad se efectuara en la ciudad de Lleida, tanto por la feracidad de sus campos como por la magnífica situación que ocupaba dentro de sus estados. Las enseñanzas que tendría este establecimiento consistirían en derecho canónico, derecho civil, medicina, filosofía, artes y, en general cualquiera de las facultades y ciencias aprobadas, con la expresa prohibición de ser enseñadas en cualquier lugar de estos reinos. Las indulgencias reales y las bulas del papa Bonifacio VIII conceden a esta Universidad los privilegios, gracias e inmunidades que gozaba la universidad de Tolosa.

Las Universidades de Valencia y Barcelona

Universidad de Valencia

La Universidad de Valencia fue creada, a pesar de los obstáculos que suponían para su fundación y desarrollo los privilegios de la Universidad de Lleida, gracias “no al poder de algún príncipe, sino a los conatos de algunos pocos sabios y de un magisterio celoso, que venciendo lentamente los esfuerzos de la ignorancia pudieran al fin zanjar y levantar este edificio tan útil al reino y a la nación”. A partir del Estudio General que Jaime I trató de fundar al poco de efectuada la reconquista, hasta que el 7 de octubre de 1411 fueron reunidos todos los estudios de la ciudad en la casa del noble Pere de Vilaragut. Se enseñaban las mismas asignaturas que en una universidad, pero no podían conferir grados.. Al conceder el papa Alejandro VI esta prerrogativa a la universidad valenciana la eleva a la categoría pertinente.

Con anterioridad, el 1300, ya había en Barcelona Estudios generales. Se desprende de la Provisión dictada por Jaime II el 25 de 1309, en el cual leemos que, en atención a otra Provisión expedida por el mismo rey el 5 de mayo de 1297 concediendo como subvención al Estudio general del convento de los Padres predicadores de Barcelona dos mil sueldos barceloneses – a percibir anualmente de los réditos de Manresa pertenecientes a la Corona- había determinado, para mayor seguridad de esta pensión, de imponerla sobre los molinos de Sant Vicenç dels Horts, en el término del castillo de Cervelló.

Sintiéndose preteridos los barceloneses fue cuando los concelleres y prohombres de Barcelona solicitan, el 1310, al mismo Jaime II, que permite que vayan a la ciudad doctores que puedan establecer cátedras de leyes. Será el rey Martín el Humano quien erigirá, el 12 de abril de 1402 la Universidad barcelonesa, fundando allí el Colegio de Medicina y, más tarde, el de Artes, con la aprobación del papa Benedicto XIII. El 3 de septiembre de 1450 la Universidad de Barcelona adquiere mayor fama y extensión por los privilegios de Alfonso el Magnánimo, siendo llamada entonces Universidad adquiriendo los privilegios generales de las Universidades de Lleida, Perpiñán y Tolosa. Lo aprueba el papa Nicolás V, quedando confirmados los privilegios el 1510 y más tarde, el 1533, la reina Juana y su hijo el emperador Carlos los confirmaron con más favores todavía. El 18 de octubre de 1536 el obispo de Barcelona Miralles coloca la primera piedra en la Rambla para que la Universidad tuviera edificio propio, el cual será denominado Cordellers. El claustro se componía de cuatro facultades mayores: teología, derecho canónigo y civil, medicina y artes distribuidas en las cátedras siguientes: seis de teología, seis de derecho, cinco de medicina, seis de filosofía, tres de gramática, una de retórica, una de cirugía, una de anatomía, una de hebreo y una de griego. Por razón de esta universidad toma el nombre de “Rambla de los Estudios” la parte del paseo comprendido entre la calle del Carmen y la plaza Catalunya.

También hubo la universidad de Solsona, donde los padres dominicos conferían grados literarios y en Vic, dotada de privilegios especiales concedidos por parte de Felipe V y el pontífice Clemente XI, lo que no impedirá que fuera suprimida, como las restantes universidades catalanas el 1717.

Felipe V castiga a Catalunya quitándoles las Universidades

Como es sabido, durante la Guerra de Sucesión, Catalunya se puso decididamente de parte de Carlos de Austria, quien había prometido, no solamente respetar, sino encima aumentar los fueros y privilegios catalanes. Enfrente del Archiduque, Felipe V aclara su postura por medio del R.D. expedido en el Buen Retiro, el 29 de junio de 1707, que establece, fundándose “en el dominio absoluto que le tocaba en los reinos de Aragón y Valencia, y en justo derecho de conquista, abolir y derogar los fueros, privilegios, prácticas y costumbres que disfrutan por aquellos reinos sometiéndolos a las leyes, el uso, la práctica y la forma de gobierno de Castilla, por mi deseo de reducir todos mis reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales, gobernándose todos igualmente por las leyes de Castilla, tan loables y plausibles en todo el universo”. Aunque lo que en realidad hizo el primer Borbón de España fue extender, con su mano regia, el acta de defunción de estas difuntas instituciones. Murieron para Catalunya en tiempos de Felipe IV, de la misma manera que habían muerto para Aragón en tiempos de Felipe II. Felipe V cierra el proceso que habían iniciado los Reyes Católicos de establecer la unidad española.

De todas maneras el resentimiento catalán contra los Borbones permanecerá latente, aunque una consecuencia de la uniformidad sea que, tanto los catalanes como los aragoneses como los valencianos, todos, quedaron habilitados para obtener toda clase de cargos y beneficios, antes únicamente reservados a los castellanos. Pero, a pesar que el desarrollo de Catalunya se incrementa con los Borbones, la obra que estos llevan a cabo en el Principado es mirado con un natural recelo.

La Universidad de Cervera

El primer Borbón español, al considerar peligrosas todas las universidades de Catalunya- las considera centros de conspiración- decide clausurarlas el 16 de agosto de 1717 y las refunde en Cervera, ciudad que, junto con Rosas, permanecieron fieles a su causa y tildaban de sediciosos al resto de catalanes. El año 1718 el nuncio apostólico del papa Clemente IX expide un Breve transfiriendo a la Universidad de Cervera los privilegios que tenía la de Lleida y concede a su conceller la misma jurisdicción que tenía el Mestrescola, a la espera de una mejor disposición por parte de la Santa Sede. Si los primeros borbones españoles volcaron su entusiasmo en la universidad de Cervera- la Atenas borbónica, como se decía- el mundo catalán la consideraba como el permanente recuerdo de los desmanes cometidos por Felipe V.

Por otra parte, la Universidad de Cervera, era la viva encarnación de la organización docente del Antiguo Régimen, que queda resumida en la célebre frase del rector de la universidad de Cervera: “Lejos de nosotros la funesta manía de pensar”. Con esta frase se sintetiza que no se admite la emancipación completa de la ciencia, la absoluta libertad de pensamiento, la separación de la ciencia y la fe, la autoridad inapelable de la razón como criterio único y fuente de verdad. La insistencia que fuera trasladada la universidad a Barcelona no suponía un simple cambio de lugar-al fin y al cabo Cervera es una ciudad tan catalana como Barcelona- sino porque comportaría una reorganización que estuviese más ligada a las nuevas clases sociales que, de manera irresistible, van ascendiendo en Catalunya. No es solamente Barcelona la que lucha por el traslado de la universidad, sino también Girona, Mataró, Vic, Manresa, Tarragona, Reus, Berga, etc., todas aquellas ciudades que contaban con una fuerte burguesía. No tiene de extraño que durante los periodos liberales, como en el Trienio, no se dudó en arrancar de Cervera la Universidad y que las Cortes concediesen a Barcelona el establecimiento de las cátedras. Y no tiene nada de extraño que el claustro de Cervera se vincule demasiado con la causa absolutista. Y si la reina gobernadora, María Cristina, que nada más tenía de liberal que la aspiración que esta fuerza fortaleciera los derechos al trono de su hija Isabel, titubea, Barcelona nada más solicita, por ser más eficaz y asequible, el establecimiento de cátedras de Jurisprudencia civil, que, en definitiva, era lo que más necesario resultaba para la clase burguesa.

Para poder reorganizar mejor la enseñanza superior en España, el general Espartero, regente del Reino, por medio del decreto de 10 de agosto de 1842 reduce a seis las veinte universidades existentes. Este mismo decreto ordena la incorporación de las universidades de Cervera y de Palma a la de Barcelona. De esta manera la universidad de Barcelona se convierte en la única de toda Catalunya.

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