Los independentistas de Esquerra Republicana (ERC), Junts, EH Bildu, la CUP y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) han exigido este lunes romper con la Monarquía española abriendo un debate silenciado que se debe abrir; el de Monarquia o República.
Estos han dado el primer paso, pero no son los únicos que entienden que la monarquía no es la solución que España necesita y que obstentar un cargo por derecho de sangre, es algo no acorde con los tiempos actuales.
La democracia se impone a los derechos hereditarios, más si cabe cuando la Casa Real española con el emérito a la cabeza no es motivo de orgullo patrio.
Los independentistas exigen apartar al Rey de la política y para ello han publicado un manifiesto que comienza diciendo. " La Monarquía Española y su máximo exponente, el Rey de España, no nos representa".
Esta es una opinión mayoritaria que tal vez nuestros representantes políticos debieran tener en cuenta para dar legalidad a la decisión de los españoles durante la Segunda República, y que en el declive de la dictadura Franco volvió a imponer, nombrando como heredero de su legado a Juan Carlos de Borbón, un rey elegido por los de las botas pero no por los votos.
Así mismo tachan a la corona como una institución "anacrónica, heredera del franquismo", algo que nadie puede negar y exigen que la Monarquía "deje de ejercer su tutela sobre la ciudadanía y sobre los gobiernos y parlamentos que de la voluntad popular emanan".
Recordemos que el apoyo de los Españoles a la corona es mínimo.
Los últimos datos señalan que un 52% de los españoles quieren un referéndum para determinar el futuro de la monarquía en España, el 37% de los españoles cree que habría que abolir la monarquía. Es más, la monarquía española, la peor valorada de todas las europeas.
Y lo peor para la corona es que los datos marcan una fractura generacional, donde las generaciones más jóvenes reclaman su derecho a decidir o se oponen a la imposición, independientemente de cual sea su ideología política.
Claro que tampoco es que la corona española se haya ganado el respeto de los españoles.
A ello ha contribuido la intocabilidad del rey que no es bien vista por la mayoría de españoles y esa impunidad que le protege y asquea, y así el trato de favor que la justicia ha otorgado a la infanta y a su esposo que ha causado mayor repulsa si cabe contra la realeza al romper ese hipotético principio de la igualdad de todos ante la ley que recoge la constitución. Y por si esto fuera poco, y mientras millones de españoles no llegan a final de més, el rey no aclara de donde le viene su enriquecimiento.
Lo que está claro es que se ha abierto el melón y que tarde o temprano nuestros dirigentes se verán obligados a dar una respuesta a la demanda de los españoles pues son estos y no los políticos los que en democracia tienen que decidir.
Gabriel Sánchez