¡A VER CON QUE NOS SORPRENDE HOY!
Esta viene siendo la principal preocupación de los candidatos populares que lejos de explicar a la sociedad las medidas de su programa electoral, se las tienen que ver con la prensa, si no desmintiendo, al menos justificando a su lider, argumentando que lo dicho por este se trata de una mala interpretación del periodista y de los medios cuando no una "fake news".
Pero si bien la costumbre de matar al mensajero se ha convertido en una táctica generalizada en un partido que tras ser condenado por corrupción dice no estarlo por haber presentado un recurso, la credibilidad empieza no solo a estar por los suelos si no a pasar factura tal y como hemos visto en las encuestas y no solo las de CIS.
El culpable principal del desaguisado es Pablo Casado, al que pareciendo alumno de Rafael Hernando, le pierde la boca .
Tal es así que su incontinencia verbal preocupa a los suyos o al menos a una parte delos suyos, a ese sector menos aguerrido de su militancia, dicho de otro modo, aquellos menos extremistas que permanecen en el partido y no se han ido a Vox.
La acusación proferida contra Pedro Sánchez de preferir “las manos manchadas de sangre” cruzó la línea de la decencia a decir de muchos de sus filas. Estas palabras sumadas a la inquina con las que las dijo, provocó estupefacción, rechazo e indignación entre los suyos que no solo no le aplauden si no que ven a Pablo Casado como un político satélite de Santiago Abascal, desde que este calificó al PP de "derechita cobarde".
Así en ese, ¡Cobarde yo! , Casado ha querido mostrar que no lo es y para eclipsar al lider de Vox, ha soltando perlas como la que soltó para atacar a Sánchez al que como poco trató de terrorista o asesino.
Lo peor es que Pablo ni se ha arrepentido , ni tampoco ha pedido perdón, menos aun teniendo por palmero al hijo de un expresidente al que la cabeza no le da para pensar y la lengua solo para añadir que "Casado estuvo suave".
Lo más relevante de esta campaña están siendo sin duda los insultos y esa forma que tiene Casdo de ver la política y que le resta credibilidad al no entonar un mea culpa en las 110 páginas con 500 propuestas de su programa, en las que esconde de manera consciente, la palabra corrupción.
Que "se le fue la lengua" como dicen los suyos en petit comité, resulta obvio. Que puede ser un error, resulta más dificil de justificar sobre todo porque lo hace tan a menudo que ya parece que el insulto es norma en él . La última vez, ayer, cuando dijo que de gobernar " bajaría el salario mínimo a 850 euros". Esta manera de romper con todo, puede ser sintoma de una enfermedad obsesiva.
Lo que está claro es que de las quinientas promesas de su programa nadie sabe nada, de ellas no se habla, algo que ha hecho renacer de entre los populares, un sector crítico que ya lamenta el error cometido al haber apostado en detrimento de Santamaría, por el recomendado de Aznar.
Sin duda, la campaña del Partido Popular está marcada por la improvisación y los desatinos de un joven vasco que ni siquiera conoce su comunidad ( desconocía que Getxo pertenece a Vízcaya), también por el nerviosismo al ver como la izquierda se separa del pelotón y como se le acercan los persiguidores hasta el punto de hacer peligrar que pueda llegar a meta en segunda posición.
Y así cuando queda tan poco para votar, vemos un partido teledirigido por Casado al radicalismo y a un lider lleno de agresividad y nerviosismo, que tiene enfrente a un pedro Sánchez sosegado y dialogante, que para más inri les tiende la mano.