Por otra parte en Shanhaiguan la Gran Muralla se precipita en aguas del mar Amarillo en Shanhaiguan, uno de sus extremos orientales y uno de los tres pasos o puertas principales que tenía la muralla Ming. Por él entraron los manchúes en 1644, tomando Pekín e instaurando la dinastía Qing, la última dinastía imperial china y en Badaling, el segundo paso es el de Juyongguan, en la zona de Badaling, a poco más de 50 kilómetros de la capital china. El tercero, Jiayuguan, el más remoto de los tres, que custodiaba los desérticos confines occidentales del Imperio el estado de la muralla no es mejor.
La canalización del curso del río Luan realizada en la década de 1970 y la consiguiente creación de un gran embalse en la provincia de Hebei sumergió un fragmento de la Gran Muralla. En Laoying, provincia de Shanxi, el matrimonio Wang habita una vivienda antigua excavada en las fortificaciones colindantes con la muralla Ming. La casa tiene unas paredes de seis metros de grosor. El acoso de las tormentas de arena procedentes de los cercanos desiertos de Gansu y Gobi ha destruido muchos tramos de muralla en las regiones más occidentales, construidos fundamentalmente con barro y arena. Se calcula que más de 60 kilómetros de muralla en la provincia de Gansu podría desaparecer en los próximos 20 años.
Torres de vigilancia como esta cercana a Dunhuang jalonaban el territorio por donde discurría la Ruta de la Seda y acogían guarniciones militares, cuyo objetivo era ofrecer seguridad a las caravanas y proteger las fronteras occidentales del Imperio del avance de los pueblos nómadas.
Fue hacia el año 220 a.C. cuando Qin Shi Huangdi, primer emperador de una China unificada y autor de épicos proyectos de construcción, ordenó la conexión entre las murallas septentrionales preexistentes y la construcción de otros tramos que formarían una primera línea continua y que sería la precursora de la actual Gran Muralla China, aunque la mayor parte de esta barrera defensiva data de la dinastía Ming (1368-1644), constructora de los muros más imponentes de la historia china.
Afirman los historiadores que, en realidad, esa multiplicidad de muros no sirvió de gran cosa. Aquellos pueblos nómadas, entre los que se contaban los xiongnu (cuyos orígenes siguen sin estar claros), los mongoles o los manchúes, eran bravos guerreros que hallaban siempre el m odo de franquear y sortear esas barreras. Algo que se hizo evidente en el siglo XIII, cuando, tras siglos intentando repeler los ataques en las zonas fronterizas y pagando subsidios disuasorios a los pueblos del norte para detener su avance, el Imperio chino vivió sus momentos más críticos. Uno de aquellos líderes, Gengis Kan, reorganizó a los guerreros de la estepa e inició la gran conquista mongol de Asia. Una labor que en China concluiría su nieto Kublai Kan, fundador de la dinastía Yuan. Pero, como es sabido, nada es para siempre, y en 1368 los Yuan se vieron forzados a replegarse de nuevo en la inmensidad de la estepa. Empezaba así el esplendor de la dinastía Ming, bajo cuyo reinado se construyeron más de 6.000 kilómetros de nuevos tramos defensivos, considerados por la Unesco «una auténtica obra maestra y un ejemplo perfecto de integración de la arquitectura en el paisaje».