"A Dios rogando y con el saco robando". Es lo que se "cuchichea" en los pasillos de la Diputación Provincial de Almería; concretamente, entre los despachos de Presidencia y Vicepresidencia.
Caso Mascarillas y el Opus
A veces nos podemos chocar contra muros altos, muros anchos, incluso hasta contra los muros de la iglesia; pero, más allá del símil, si el choque es contra alguien del entorno de OPUS DEI, podemos esperarnos todo el peso del poder en contra.
Pues bien, fieles lectores, os detallo lo sucedido en los últimos días.
Han hecho desfilar por el pasillo de las vergüenzas en los juzgados, como investigado, lo que siempre hemos conocido como IMPUTADO, al yerno de la numeraria del OPUS: María Muñiz, una de las mujeres más poderosas del PP almeriense.
Una vez más podría ser un yerno golfo, y de momento presunto ladrón, quien hace tambalear una institución de Estado. En este caso la administración provincial de Almería, bajo la protección de su partido, con un Presidente más preocupado por esquivar la fuerza del ventilador que de gobernar.
Fernando Giménez, vicepresidente de la Diputación Provincial de Almería, más conocido como "el yerno de la Muñiz", no es la primera vez que tiene que hacer un paseillo para declarar por el Caso Mascarillas, ya lo hizo hace unos meses en la Cámara Baja, donde lloricoso, no supo explicar determinados WhatsApp y determinadas informaciones de la UCO, y de igual forma, y cada vez más apagado en sus argumentos, no quiso responder la semana pasada en los juzgados a las acusaciones.
Este sujeto responde perfectamente al perfil de los de su equipo de gobierno: fuerte, insultante con los débiles, llorones acobardados contra la ley y contra los poderosos, tomando como ejemplo a su jefe de filas, Javier Aureliano, JAUGAMO, del que ya sabemos lo que hizo con más de cien niños: un desahucio por el que se le recordará siempre.
Muchos creían que solo iba a caer en este hoyo corrupto el expresidente de la Diputación, Óscar Liria, mano derecha de Javier Aureliano García Molina, pero la realidad, y algunos WhatsApp filtrados (ya podéis imaginar por quiénes), es que este CASO de corrupción se va a llevar por delante a esta estructura politica con acciones que podrían señalarse como cuasi mafiosas. Dejando al PP provincial, con la imagen de que algunos de sus más altos dirigentes se han preocupado más por enriquecerse que por gobernar.
Hubo tiempos mejores para Javier Aureliano, cuando controlaba a diputados de diferentes bancadas, pero la revolución en el Pleno con Diputados con más carácter y más honestidad les está haciendo pasar un duro tramo de la legislatura.
El último tramo de la legislatura se le está atragantado a JAUGAMO, quien todavía no ha explicado públicamente el motivo por el que nunca se hizo el test de drogas, que desde la bancada del público en la propia Diputación Provincial y con decenas de líneas en diferentes medios de comunicación y en redes sociales se lo hemos pedido. Porque todavía suponiendo su limpieza toxicológica, en la cual yo creo, hay indicios, con audios privados de WhatsApp, que pueden llevarnos a pensar lo contrario.
En definitiva, y resumiendo este CASO de corrupción de altos cargos del Partido Popular, podemos decir que está visto para sentencia. Y creemos que a Fernando Giménez le van a faltar horas para rezar rosarios, y sangre para apretarse el cilicio.