Se nos acaba el tiempo de descanso, pero no calor, pues con la está cayendo me refiero a la temperatura meteorología, al verano le queda un rato largo.
No solo está calentita la atmósfera climatológica sino la social, que hasta la Unión General de Trabajadores ha exigido la corrección inmediata de un error en la nueva ley de paridad, que elimina la presunción de nulidad en despidos de trabajadores que soliciten permisos laborales o adaptaciones de jornada para la conciliación familiar. Y es que ya son demasiados los despropósitos de un Ministerio que se supone defiende a las mujeres.
Recordemos la ley del "solo sí es sí", que, en lugar de fortalecer la protección de las víctimas de violencia sexual, ha resultado en la reducción de penas para numerosos agresores. Este error, producto de una redacción legislativa deficiente, ha dejado en evidencia la incapacidad del Ministerio para prever las consecuencias de sus acciones.
Así mismo, la propuesta de imponer cuotas de género en la política y en los consejos de administración de grandes empresas deja mucho que desear pues, si bien el objetivo de alcanzar la igualdad de representación es loable, la implementación de estas cuotas puede percibirse como una medida arbitraria, ya que muchas mujeres sentimos que estas cuestionan, nuestros méritos, sugiriendo que hemos alcanzado nuestras posiciones no por las capacidades, sino por cumplir con una exigencia legal.
A pesar del aumento de mujeres en posiciones directivas, la desigualdad salarial y las brechas estructurales entre géneros siguen siendo problemas que estas leyes no han resuelto. La ley de paridad, aunque bien intencionada, no aborda las dificultades reales que enfrentan las mujeres en el mundo laboral, especialmente en lo que respecta a la conciliación familiar y profesional. Sin medidas efectivas que permitan a las mujeres equilibrar estas responsabilidades, las cuotas en altos cargos pueden terminar siendo una solución superficial que no afronta las causas de la desigualdad y que se corre el riesgo de convertirse en una lucha entre élites, alejándose de las preocupaciones de la mayoría de las mujeres.
A mi personalmente, me da la sensación de que estas políticas benefician principalmente a un pequeño grupo de mujeres privilegiadas mientras ignora las necesidades de las trabajadoras promedio, y este hecho pone de manifiesto que el Ministerio de Igualdad ha perdido el contacto con la realidad. En lugar de empoderar a todas las mujeres, estas medidas parecen centrarse en un forcejeo de poder entre quienes ya tienen acceso a las esferas de influencia.
En cuanto a las mujeres asesinadas y maltratadas a pesar de la Ley de violencia de género y la trans …..mejor me callo.
Lo que si queda claro es que este Ministerio, está mostrando, una tendencia preocupante hacia la improvisación y la falta de precisión en la elaboración de políticas importantes para la igualdad. Las leyes que se están implementando, en lugar de solucionar problemas, han creado nuevas divisiones, afectando tanto a la credibilidad del gobierno como a la confianza de las mujeres. Es esencial que se replantee el enfoque del Ministerio, priorizando la coherencia, el rigor y una verdadera comprensión de las necesidades de reales de la sociedad, para que las leyes cumplan con su propósito y no se conviertan en herramientas de desprotección o división. Ya que, con estos experimentos y amigos, no nos hacen falta más enemigos.