En polítca no vale todo. El Congeso no puede ser refugio de macarras. Hoy la sesión de control al Gobierno ha sido la más vergonzosa de toda la democracia, también la más tensa que recuerde. Y lo peor es que nuestros políticos, algunos navajeros de barrio van, no para soluccionar los problemas de la ciudadania, sino para saldar sus cuitas personales.

La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha tenido que expulsar de la Cámara al diputado de ERC Gabriel Rufián, barriobajero en grado sumo y cuyas gracietas simpáticas y ocurrentes ya no hacen gracia a nadie. Lo han expulsado después de un tenso enfrentamiento con el ministro de Exteriores, Josep Borrell, un enfrentamiento donde la desverguenza ha primado, la educación no se ha visto y Rufián, cual rufián de esquina ( hombre vil y despreciable que vive del engaño) no ha engañado a nadie, ya no, hace tiempo que perdió la credibilidad.

“Usted no es un ministro, es un hoolligan de Sociedad Civil Catalana, una vergüenza para su grupo parlamentario porque es una organización de extrema derecha”. Las protestas se han levantado en la bancada socialista, y un desafiante Rufián ha pedido a la presidenta que “calme al grupo parlamentario del PSOE porque parecen de Ciudadanos. Calma, calma, clama”. Provocador, matón, indecente. Pocos calificativos para quien representando a la ciudadadanía nos averguenza a la mayoría.

Ha vertido en la Cámara esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único capaz de hacer”, le ha dicho Borrell a este perdonavidas faltón esbirro de la indecencia y no le ha faltado razón. No se puede permitir, la política no es lo que hoy se ha visto. El congreso no es un antro para la gentuza sino una universidad para la decencia.

Rufián también ha vuelto a asegurar desde su escaño que “cada vez que nos llamen golpistas, nosotros les llamaremos fascistas”, y Borrell ha intervenido para pedir que se retire ese término del del acta de sesiones parlamentario. A continuación, el diputado de ERC ha cuestionado el papel del ministro y le terminaba pidiendo su dimisión. “La diferencia entre usted y un ministro de Exteriores se llame Raul Romeva. Vergüenza es que se mofe de mi compañero Junqueras mientras se pudría en una cárcel de Madrid y usted ese estaban burlando en un mitin. Dimita”.

“Pensaba que iba a tener la ocasión de discutir argumentos sólidos”, ha reprochado en su respuesta Borrell. “Ha vertido sobre el Hemiciclo esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único que es capaz de hacer”; ha respondido el ministro.

En este momento, a Rufián le han a fallar las formas, este imberbe con barba que no por ello es más hombre se ha puesto de pie en su escaño y ha empezado a gritar como una parturienta y la presidenta del Congreso le ha advertido con una primera llamada al orden. “No se puede poner de pie cuando no tienen la palabra”, le ha advertido. Y este, Rufián, irrespetuoso ha continuado protestando y dirigiéndose a Borrell, lo que le ha valido una segunda llamada al orden. Pastor le ha amenazado con la tercera llamada al orden.

Aplausos de Ciudadanos, oportunistas como siempre. Solo les ha faltado pedir la vuelta al ruedo para ellos mismos.

Rufián seguido de los suyos, que no de los de su calaña abandonan el Hemiciclo. Pasan por delante de Borrell y un diputado escupe o le escupe. Sea una cosa o la otra, es una impudicia propia de un canalla. El congreso no es regugio de "rufianes" es el lugar donde está la soberanía del pueblo, donde sus representantes argumentan, debaten o discuten con la palabra, no el lugar donde se escupe a los diputados,. “Cuando los diputados catalanes han salido con Rufián, uno de ellos se ha girado y me ha escupido”, ha asegurado Borrell.

“Esta es la casa de la palabra, pero la palabra no se puede utilizar para insultar" ha dicho la presidenta que ha anunciado también que se va a retirar la palabra fascista y golpista del diario de sesiones.Mesura señores diputados, y ojo con dar alas a los macarras del congreso, España no es un país de "Rufianes"