Reeditarse o desaparecer

Desde hace meses en el PP se tiene presente lo que le ocurrió a UCD: de estar en el Gobierno con el apoyo de 168 diputados, en las elecciones de 1982 se quedó con 11, lo que le llevó a la disolución en pocos meses.

Ahora el PP afronta la crisis en la Comunidad de Madrid, donde se han puesto en evidencia las prácticas corruptas y de tintes mafiosos con las que se ha funcionado muchos años. Todos los presidentes del PP –Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes– están en entredicho, lo que ha desatado una revolución y una repulsa internas que han hundido al partido en el desánimo y el miedo al futuro.

Lo primero que apuntan los dirigentes del PP consultados es que lo de Madrid no tiene parangón en los otros territorios, pero les afecta a todos. Y las elecciones autonómicas y municipales están demasiado cerca para remontar un golpe como el caso Cifuentes, que ha sido la puntilla a una situación ya insostenible.

“Nos jugamos que nos sustituyan como opción de centroderecha”, diagnostican muchos de los consultados. Y lo malo, coinciden, “es que nadie hace nada”. Ese nadie apunta a Mariano Rajoy, líder del PP y presidente del Gobierno. No hablan sólo del partido. “En el gobierno cada uno va por su lado”, subrayan algunos, que ponen como ejemplo de la descoordinación lo ocurrido con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que ha defendido que no hubo malversación de los líderes independentistas en el referéndum de 1-O, mientras otros ministros como el de Exteriores, Alfonso Dastis, sostienen lo contrario.

El último intento de reanimar al partido, la convención de Sevilla, donde iba a renovarse el mensaje y el proyecto y debía producirse el “rearme ideológico” del que hablaba Rajoy, quedó en nada. “Hemos perdido electorado por la derecha y por el centro”, subrayan. Ya nadie se cree el argumento de Rajoy de que las encuestas ya apuntaban en esa línea en el 2016 y al final las elecciones les llevaron la contraria.

Por eso reclaman la refundación del PP, con nuevos pilares y principios que sostengan un renovado proyecto político con nuevos líderes, afirman, aunque en voz baja, porque todos reconocen parte de culpa por no atreverse a hablar de esto en las reuniones del partido.