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Busquen en Molina de Segura el ordenador del fiscal Lozano

martes 01 de agosto de 2017, 12:43h

La Fiscalía no suelta prenda más allá de lo calculado ni desvela detalles de lo ya arrojado por la investigación policial ni sobre las sospechas más fundadas. Pero lo cierto es que las primeras tienen que ver con la mafia política murciana arraigada en Molina de Segura y con la osadía-imprudencia de uno de sus capataces más significativos con relaciones en círculos de la seguridad, por lo que no hace falta ser más explícito para entendimiento de los más clarividentes lectores. España se escribe con ñ, recuerda Mariscal.

Si yo fuera asesor de la policía científica de la Jefatura Superior de Policía de la Región de Murcia, que no lo soy evidentemente al disfrutar de un voluntario exilio casi dorado frente al Mediterráneo y fuera de tiro, le sugeriría que comenzasen buscando en Molina de Segura, tal vez en alguna sospechosa de tiempo empresa de movilidad transfronteriza, el ordenador personal sustraido en su propio e inviolable domicilio al fiscal anticorrupción, Juan Pablo Lozano, o lo que quede de esa máquina ya algo obsoleta.

Esa mafia política, que integran empresarios cotizantes, políticos-empresarios, profesionales del Derecho, promotores inmobiliarios de ocasión, ingenieros a mano para lo que haga falta, intermediarios en bienes inmuebles, periodistas muy concretos, especuladores de grado y hasta viajantes de joyería sin olvidar a algún profesor universitario con la polaridad a la inversa, está ya muy rodeada por la Justicia y este error denota el nerviosismo de su cúpula ante los inminentes cambios de altura que se avecinan en Madrid y que pueden precipitar su derrota en prisión gracias a gentes como el fiscal Lozano o el abogado Diego de Ramón por no dejar de hostigarla.

Habrá que estar atentos en este proceso al delegado del Gobierno, Sánchez-Solís de Querol y sucesor de Joaquín Bascuñana en el cargo aunque dado el copero mediático alcanzado es bastante probable que la Fiscalía General del Estado reclame la presencia en Murcia, para seguir investigando, de alguna unidad orgánica central de la Policía Judicial e, incluso, de alguna brigada de asuntos internos por si acaso apareciese algún fleco inesperado.

Porque esa mafia tiene peones colocados en los sitios más insospechados para garantizar una malla de protección copiada de las de Sicilia y que alcanza a altos estamentos aunque aquí de manera más chapucera que en aquella isla mediterránea oriental porque todos sabemos de quienes se trata comenzando por el de la q y terminando por el orondo vecino con ph, pasando por el heredero de aquel simpático gorrino y el entregado de los melocotones de la perla, todos de negro, por no hablar de quien aún debe indirectamente su felicidad conyugal indálica. Ella me entiende.

Por eso, casi desde el principio, la discrección en este caso ha tenido que ver con la puesta en común de lo que razonaban al respecto todos y cada uno de los elementos de la Fiscalía del TSJ, con su jefe a la cabeza, hasta que se ha ido concluyendo una hipótesis más que probable a partir de los descartes. Y, al final, las miradas se han dirigido a los que más tienen que perder por las acusaciones del Ministerio Público personalizado en Lozano y ahí se centran ahora las pesquisas para encontrar, no tanto el 'Acer' desaparecido como su disco duro, para llegar al autor intelectual del asalto al domicilio del fiscal anticorrupción y a los elementos a sus órdenes aunque no se trate de un militar pero pueda cuadrarle aquello de mitad monje.

Y ya digo: busquen en las guaridas de la mafia murciana y pronto encontrarán un sujeto de apellido italiano que ejerce de "padrino" y gobierna "de facto" esta región desde hace muchos años, financiando organizaciones para la conquista del poder que, después de más de 20 años, no es otro que el suyo. Ese individuo ha llegado a ser señalado, incluso, como sospechoso de tener que ver con el mundo del narcotráfico, lo que también podría explicar alguna larga permanencia aquí de terceros a sus órdenes a raíz del accidente del Prestige en las costas gallegas luego sustituidas por las murciano-almerienses como nuevo escenario para un viejo negocio. De esto sabe un rato el ex-fiscal antidroga y hoy fiscal superior, Manuel López Bernal quien, en su día, ya recibió un aviso de esta gente, que no ha dejado de campar por sus respetos y achantar a una parte muy concreta de la Judicatura murciana partiendo de sus debilidades, hipotecas, aficiones y abulias, según casos.

P.D.) ¿Qué ha sido de los 150 millones de euros que dejó en cuenta el anterior presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena, Adrián Ángel Viudes, al salir del cargo? ¿Se han destinado todos esos millones a financiar la variante ferroviaria de Camarillas o una parte sustancial ha quedado a libre disposición del presidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez, en su calidad de Secretario General del PP de la Región de Murcia? ¿Tiene algo que ver con esta situación contable la apresurada dimisión -disfrazada de jubilación- del ingeniero-director del Puerto de Cartagena, Pedro Vindel, que tan mal se ha portado con Viudes tras su salida? Ahí tiene otra investigación pendiente la Fiscalía a través de la Policía Judicial y, a lo mejor, luego casa todo o bastantes piezas de este puzzle.

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