Pasen, entren y vean.

Lo irreverente siempre nos hizo avanzar como civilización y el motivo principal de que no estemos anclados en la Edad Media proviene de estas dos normas de conductas a priori tan malditas en nuestra sociedad, tan propensa al miedo al cambio, a las tradiciones como base jurídica que delimitan el bien y el mal, el premio o el castigo de los que habitan en ella y que se ven obligados a soportar, para mantener homogéneo el color gris imperante en la mediocridad colectiva, como vacuna para evitar contagios críticos en su población.

Nací políticamente incorrecto incluso antes de tener conciencia del significado de esa palabra, pero este país siempre me ahogó con sus acervos, con su fiesta nacional, sus patronas en romerías y sus disposiciones en el BOE, como premian al mediocre y como abocamos al exilio del ostracismo cualquier despunte que rompa con la norma…. No soy antiespañol pero cada día me siento menos representado por sus instituciones, sus políticos, su religión y los festejos que acaban con “Paquito el chocolatero “, y ahora entiendo ese porcentaje de catalanes que quieren sacar una urna para expresar la hartura de soportar tanto cateto, que creen haber llegado a la luna por que los datos de empleo indican que somos muy buenos camareros.

Ser andaluz ya es en mí, un agravante a este episodio de molestias sensoriales que padezco, porque encima se me exige que sea gracioso, que muestre mi alegría por pertenecer a la comunidad más africana de Europa, debo ser ocurrente en el chiste para no dar la sensación de estar a punto de cortarme las venas, cuando veo a mi presidenta practicar los ritos de la mentira populista, de la mansedumbre contagiosa en la que estamos perviviendo y ella a lo suyo, al ¡Viva España! Y la María del Monte en su faceta pedagógica en Canal sur.

Ando quemado, sin inspiración poética ni literaria que llevarme a la boca, pero es mi obligación el día que nace este periódico, participar de esta fiesta editorial que dirige un amigo, dispuesto a practicar el periodismo en la lógica de la lealtad a la verdad, porque es cierto que en esta época de información a raudales, somos cada día más preso de la falsedad, como cuando hay una inundación, lo más perentorio es localizar agua potable para sobrevivir en la paradoja.

Bienvenidos.