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Mientras militares retirados de EEUU piden ser indemnizados por la radiación de Palomares, aquí sigue sin retirarse la tierra radiactiva.

Mientras militares retirados de EEUU piden ser indemnizados por la radiación de Palomares, aquí sigue sin retirarse la tierra radiactiva.

miércoles 13 de diciembre de 2017, 10:35h

Los militares veteranos que ahora demandan al gobierno americano, formaron parte de las brigadas de limpieza tras la caída de cuatro bombas.

Un grupo de veteranos de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, al menos una veintena, ha presentado una demanda colectiva para reclamar judicialmente al Gobierno norteamericano que les indemnice por los daños que aquello supuso para su salud.

Los veteranos del ejercito estadounidense participaron en 1966 en las tareas de limpieza de la localidad de Palomares (Almería), donde cayeron cuatro bombas de hidrógeno.

Fue el 17 de enero de 1966, cuando el choque entre un bombardero estadounidense y un avión de abastecimiento en el que murieron once tripulantes, provocó que cayeran cuatro bombas en Palomares.Por fortuna ninguna llegó a explotar, pero sí lo hicieron los detonadores de dos de aquellas bombas que iban cargadas con plutonio.

Estados Unidos y el gobierno español iniciaron un dispositivo de limpieza que implicó a "aproximadamente 1.600 efectivos" del ejército americano y un número sin cuantificar de militares españoles, además de la indefensa población de aquel nucleo de Cuevas del Almanzara, que nada sabía de las repercusiones.

Así los americanos fueron los responsables no sólo de rastrear el lugar donde se estrellaron los aviones sino también de retirar la tierra supuestamente contaminada. Un grupo de veteranos sostiene ahora que no disponían de los equipos de protección adecuados y quedaron expuestos a "niveles de radiación que excedían de lejos los límites actuales".

El oficial retirado de la Fuerza Aérea Victor B. Skaar ha presentado ante el Tribunal de Apelaciones para Asuntos de Veteranos de Washington una demanda colectiva que cuenta ya con el respaldo de otros antiguos militares y que reclama compensaciones al Gobierno federal norteamericano, según un comunicado de la Universidad de Yale, que colabora a través de su facultad de Derecho.

"Durante años, la Fuerza Aérea negó la existencia de ninguna muestra biológica. Cuando finalmente admitieron su existencia, era obvio que las muestras reflejaban que habíamos estado expuestos a niveles peligrosos de plutonio", ha explicado Skaar, que tenía 29 años cuando participó en la operación. "Más de 50 años después, el Departamento de Asuntos de los Veteranos sigue negando que la exposición a la radiación en Palomares hubiese afectado a nuestra salud", ha añadido.

La documentación presentada ante el juzgado recoge que los militares han sufrido en las décadas siguientes al siniestro enfermedades relacionadas con la radiación, "entre ellas cáncer y desórdenes sanguíneos". También los ciudadanos de Palomares y zonas limítofes han padecido estos males derivados de la radiación aunque se haya venido silenciando por los altos intereses económicos y los perjuicios que provoca hablar sobre el tema en la agricultura de la zona.

La propuesta cuenta con el apoyo del senador demócrata Richard Blumenthal, que ha instado al Gobierno de Donald Trump a examinar estas reclamaciones, en la medida en que los demandantes "estuvieron expuestos a una radicación peligrosa mientras servían fielmente a la nación en la limpieza de un accidente con bombas de hidrógeno"

España lleva muchos años para que el Gobierno americano cumpla con el compromiso que Jesús Caicedo, ex-alcalde del municipio anunciara a bombo y platillo y que hasta la fecha no ha cumplido. Así durante más de cinco décadas las autoridades españolas y estadounidenses han jugado al ocultismo y a la desinformación. El ejército norteamericano, con ayuda de la Guardia Civil, limpió y se llevó a territorio de EEUU la tierra y restos vegetales contaminados de 25.000 metros cuadrados de terreno.

Pero a pesar del triunfalismo de las autoridades tras la primera limpieza de la zona, tanto España como EEUU sabían que los trabajos en Palomares llevarían años. La colaboración entre ambos países para hacer un seguimiento de la zona ha tenido altibajos, pero se ha mantenido hasta la actualidad formalizada con el nombre del proyecto Indalo, llevado a cabo por la antigua Junta de Energía Nuclear, actual Ciemat. La financiación americana al proyecto se mantuvo hasta el año 2009. En 2010 deciden que ya no van a poner más dinero, que no tiene sentido seguir aportando fondos. Sin embargo la radiación sigue estando allí y aún quedan restos de polonio radiactivo,y del isótopo en el que se transforma, el americio, en las tierras de cultivo y en las montañas de Palomares.

Se hace necesario por tanto acometer de una vez por todas la limpieza definitiva de la zona que los expertos del Ciemat tienen acotada tras haberse elaborado un Plan de Rehabilitación de Palomares con el que dieron un ultimátum a EEUU. Ultimatum que el gobierno americano ha venido incumpliendo a pesar de compromreterse y cuyo coste rondaria los treina millones de euros.

No obstante el principal problema sigue siendo el no saber donde colocar o que hacer con los 50.000 metros cúbicos de materiales que contienen radiactividad.

Asi las cosas, tal vez esta vez se pueda avanzar en este tema aprovechando la demanda colectiva de los veteranos militares americanos.

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