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El Algarrobico sigue vivo

El Algarrobico sigue vivo

sábado 09 de diciembre de 2017, 10:55h

El Supremo aplaza el derribo del Algarrobico "al menos dos años" y echa por tierra un proceso el derribo del macrohotel ilegal de Carboneras.Así su demolición tras 11 años de maraña judicial tendrá que esperar. El Gobierno y Junta cifran el derribo en 7,1 millones de euros. Lo lógico en vez del derribo, sería la expropiaciónh y buscarle al edificio un encaje social.

Once años en los juzgados. Los Grupos ecologistas brindaron tras la sentencia, pero mejor no ecchar las campanas al vuelo. Ahora el Tribunal Supremo ha vuelto a prolongar la vida del hotel Algarrobico . De año y medio y dos años y claro mientras hay vida , hay esperanza y a ver si se reconsidera la aberración que se pretende llevar a cabo con el derribo, ya que lo que quede será peor que lo que hay.

Dice el Gobierno andaluz, que ha recibido esta sentencia en contra como un mazazo, pero no es verdad, la ha recibido con alivio.

El Alto Tribunal acaba de ratificar la decisión de la Sala de lo Contencioso del TSJ de Andalucía que sentenció que la Junta debía ejercer su derecho de retracto sobre el inmueble por la vía civil y no la contencioso-administrativa, como pedía el Gobierno andaluz. Esta decisión beneficia a la promotora y dueña original del hotel, porque supone volver a litigar casi desde cero por una cuestión de forma que, no obstante, impedirá demoler el edificio antes de lo previsto.

Si era ilegal se debía de haber impedido su construcción antes de haberlo construido. Tiempo tuvo la Junta. Ahora es nuna abominación derribarlo cuando tantas personas mayores viven en la calle, tantas residencias de ancianos se necesitan, tantas personas no tienen un techjo donde guarecerse.

El Algarrobico, un macrohotel de 43.840 metros cuadrados de superficie, 22 plantas y 411 habitaciones en primera línea de la playa de Carboneras (Almería), ha sido declarado ilegal en los tribunales más de una veintena de veces, y otras dos veces legal. El fallo definitivo llegó hace un año, cuando el Tribunal Supremo sentenció que el hotel fue levantado en suelos no urbanizables, y que el terreno y lo que en él se construyó era propiedad de la Junta, no de la promotora.Y siendo así por qué la Junta no expropia y utiliza el edificio en actividades sociales.

La sentencia parecía desbloquear definitivamente el plan de demolición del inmueble, una sentencia en la que jamás se juzgo a los responsables de urbanismo de la Junta que lo permitieron.

Lo que el Supremo empezó a deliberar hace dos semanas es el modo en que la Junta de Andalucía ejecutaría su derecho de retracto (una especie de expropiación). Es decir, cómo tomaría posesión de su inmueble para, acto seguido, iniciar los trámites de derribo del mayor símbolo del urbanismo salvaje en las costas españolas.

Han pasado 15 años desde que se colocó la primera piedra. Tardaron 3 años en paralizarlas, cuando estaba practicamente construido y ahora que estaba a punto de resolverse definitivamente, la justicia vuelve a paralizar la demolición.. Una vez que la justicia resolvió la cuestión de fondo respecto a la ilegalidad del Algarrobico y la titularidad del mismo, la fórmula de cómo la Junta registraría su propiedad parecía un asunto menor, pero no es baladí. Es una retorcida manera de prolongar una vez más la agonía del enorme hotel abandonado.

El Supremo podía resolver de dos maneras: permitir a la Junta registrar su propiedad por la vía Contencioso Administrativa, como esperaba el Gobierno andaluz, u obligarla a ir por la vía Civil, como exigía la promotora y como resolvió el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Ese es el auto contra el que el Gobierno andaluz presentó un recurso de casación ante el Supremo, el último capítulo de esta enrevesada maraña judicial.

Si los jueces del Alto Tribunal hubieran optado por la primera fórmula, se habría activado la vía más rápida, la que permitiría reprogramar de inmediato el protocolo de demolición firmado por la Junta y el Gobierno central en 2011 (en stand bydesde entonces). Pero los jueces han elegido la vía más aparatosa y la que más espanto causaba a la Administración andaluza, porque implica retrasar la demolición del macrohotel otros “dos años al menos”, según fuentes de la Consejería de Medio Ambiente.

La vía Civil obliga a la Junta de Andalucía a inscribir su titularidad sobre el Algarrobico en el registro de la propiedad, una acción que previsiblemente será de nuevo impugnada por los dueños originales en un juzgado ordinario. Así comenzará un nuevo litigio entre ambas partes que volverá a empezar por un tribunal normal, de ahí pasaría a la Audiencia provincial, luego al TSJA, y finalmente volvería a manos de los jueces del Supremo. “Dos años aproximadamente”. La Consejería de Medio Ambiente, que dirige José Fiscal, da por hecho que la promotora Azata del Sol exprimirá este nuevo litigio, que les devuelve a la casilla de salida, “porque pese a lo que han dictado los tribunales se sigue considerando propietaria del inmueble y del solar donde se encuentra”.

El Gobierno de Susana Díaz era optimista porque el Supremo ya aceptó su recurso de casación, de ahí que hubiera reservado una partida en los próximos presupuestos autonómicos para reactivar el protocolo de derribo del Algarrobico y la posterior restauración paisajística de la zona. La demolición y los trabajos posteriores se cuantificaron en 7,1 millones de euros, una cuantía que tendrán que abonar a medias Junta y el Gobierno.

Con la que está cayendo, resulta algo ilógico no solo gastar dinero, sino derribar algo que debería utilizarse socialmente.

El coste del derribo del macrohotel fue calculado por los técnicos de la empresa pública Tragsatec, incluyendo demolición del mismo y gestión y traslado de residuos. Sólo el derribo costará 3,9 millones, se generarán 60.000 metros cúbicos de escombros, y 1,4 millones costará la restauración de los 6,5 hectáreas de terreno. El inmueble se construyó excavando la ladera de un monte, que tendrá que ser rellenado usando parte de los restos del edificio para las primeras capas de relleno (20.000 metros cúbicos de residuos). Sobre éstas, está previsto un plan de reforestación verde, que necesitará contratar a unos 200 operarios, según la Junta.

La historia del hotel Algarrobico es larga y está llena de grises. Empezó a construirse en 2003, con autorización del Ayuntamiento de Carboneras y de la Junta de Andalucía. Tres años después, el 21 de febrero de 2006, un juzgado de Almería ordenó paralizar las obras. Una década de denuncias, litigios y recursos judiciales después, el Supremo resolvió que el enorme edificio invadía los 100 metros de la franja de dominio público marítimo-terrestre, en mitad de una zona protegida del parque natural de Cabo de Gata-Níjar, donde está prohibida la construcción. Los suelos son propiedad del Gobierno andaluz, que ejerció el derecho de retracto desde el primer pulso judicial, en 2006, cuando adquirió los terrenos donde está levantado el hotel por 2,3 millones de euros (depositados en una entidad bancaria hace 11 años).

En paralelo al proceso demolición hay otro proceso judicial pendiente, el de la indemnización que reclama la promotora del inmueble, unos 70 millones de euros a todas las administraciones implicadas: el Ayuntamiento de Carboneras, la Junta y el Gobierno central. Este litigio está pendiente de resolución en la Audiencia Nacional.

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