El tema que está poniendo las redes calentitas se relaciona con la participación de atletas con niveles elevados de testosterona en competiciones femeninas. Un debate que implica consideraciones sobre equidad y derechos humanos. Hay que tener en cuenta que la testosterona, no solo afecta el tamaño del músculo, sino también su capacidad para generar fuerza. La testosterona mejora la densidad ósea y aumenta la capacidad del cuerpo para soportar entrenamientos intensos y prolongados, lo que permite una mejor adaptación y crecimiento muscular. La hormona citada influye en el metabolismo energético, promoviendo el uso de grasa como fuente de energía y ayudando a mantener un ambiente hormonal que favorece el crecimiento muscular. Estos efectos hacen que la testosterona sea especialmente importante para atletas y personas que buscan mejorar su composición corporal.
Por lo que se hace especialmente necesario la regulación de los niveles hormonales para que haya igualdad de condiciones en las competiciones femeninas. Las competiciones deportivas están estructuradas para ofrecer un campo de juego nivelado. Las atletas con niveles de testosterona dentro del rango típico para mujeres no deberían enfrentarse a rivales con diferencias hormonales que alteren este equilibrio.
Es obvio que la clasificación en deportes por sexo está diseñada precisamente para garantizar que las diferencias biológicas no perjudiquen la equidad competitiva. Las regulaciones sobre la testosterona buscan mantener esta división, asegurando que las atletas femeninas compiten en igualdad de condiciones físicas.
Hay que recordar que la Federación Internacional de Atletismo y la Federación Internacional de Natación han establecido límites para los niveles de testosterona en categorías femeninas, con el objetivo de preservar la integridad competitiva. El hecho de que la italiana Angela Carini se retirará tras recibir fuertes golpes de la argelina Imane Khelif, (que junto a Yu-ting fueron descalificada por la Asociación Internacional de Boxeo en el Mundial de 2023, por no cumplir con los niveles de testosterona), pone de manifiesto la falta de equidad del enfrentamiento, sugiriendo que no todas las competidoras están en igualdad de condiciones.
Un escenario que defiende la equidad impulsa a la mujer a seguir trabajando por la igualdad, pero si no es así, solo genera frustración y rabia, una vez más.