Pintor, escultor, grabador, ceramista... Vino joven a España y muy pronto, en él, quedaron fuertemente impregnadas dos culturas que tanto tienen en común. Permanecen en él la alegría de su gente, la energía telúrica de las montañas, los ríos caudalosos, las piedras azules, grises, amarillas y la poderosa y salvaje jungla colombiana donde creció.
Su obra llena de luminosidad, nos trasporta a una Murcia llena de color y luz, sus cuadros cargados de dedicación nos llevan a su infancia donde Willy vuelve a sus orígenes y se baña en el rio de los 7 colores, donde corre descalzo y esa vitalidad se impregna en su obra y nos eclipsa.
Willy Ramos ha expuesto sus obras en más de doscientas exposiciones tanto individuales como colectivas.
Como dice el crítico de arte norteamericano Robert C Morgan: “Es precisamente aquí donde considero importante a Willy Ramos. Si no tenemos acceso a este tipo de obra, habremos renunciado a demasiadas cosas. Ramos evoca para nosotros el placer de estar vivos.”
Willy nos introduce en un universo que huele a hierba fresca, a tierra fértil y húmeda, a colores imposibles, nos coge de la mano y nos invita a pasear por su mundo, un mundo cargado de pasión. Su creatividad no tiene límites, y unido a su gran destreza de combinar colores y materias que a priori parecen imposibles, logra armonía en cada pincelada, en cada hierro doblado, forjando belleza en cada una de sus piezas.
Según
Carmen Ramos Cano, hija de Pepa y Willy, y comisaria de la exposición,""“
El Jardín de Pepa”
da nombre a esta exposición que tendrá lugar a partir de este 21 de marzo en el Palacio Almudí, de Murcia.
Es un homenaje a la mujer que es su musa, compañera y confidente y es más que una exhibición de pintura; es un tributo al vínculo profundo y eterno que une al artista con su compañera de vida. "El Jardín de Pepa" es un regalo del corazón, un testimonio del poder del amor para inspirar y transformar nuestras vidas. En cada obra, en cada trazo, en cada detalle, podemos sentir la presencia de Pepa, su influencia en la vida y en la pintura del artista.
Los dos paneles que dan nombre a esta muestra se componen de doscientas cincuenta y seis pequeñas pinturas junto con óleos de gran formato y dibujos. Los colores cobran vida en sus lienzos, sumergiéndote en un oasis de jardines, de selva, de ríos infinitos y transportándonos a un mundo de enigmática belleza.
A través de sus obras, nos invita a explorar la relación entre luz y sombra, forma y espacio, trazo y color, vacío y plenitud. El ciclo vital de mi padre sigue un ritmo lunar, lo que le permite transitar con facilidad entre lo figurativo y lo abstracto. En el “jardín de Pepa”, exhibe obras que abarcan desde el impresionismo y el expresionismo hasta piezas totalmente abstractas.
Quisiera destacar entre sus pinturas el tríptico Flores blancas, una obra que te introduce en un mundo íntimo y etéreo, te transporta con fuerza a un oasis de color rojo, de ramas infinitas y de aguas arcoíris. Esta pintura es un testimonio de la maestría del artista para manipular la luz, el color y la forma, trasladando al observador a un escenario donde el contraste entre el color rojo vibrante y las sutiles tonalidades de las flores blancas crea un efecto visual impactante.
Destaco los dibujos en blanco y negro, porque si es verdad que esta es una fiesta del color, que reboza en todas las pinturas considero que Willy Ramos es un gran dibujante, sus obras llenas de color están estructuradas por un dibujo que ordena toda la escena".
Francisco Poveda