Las inundaciones causadas por el desbordamiento de varios ríos en Castilla y León han llevado a cortar carreteras y evacuar a los residentes en diferentes áreas. Aunque hay daños en infraestructuras, no se reportan heridos o víctimas personales. Los caudales de los ríos están estables o disminuyendo, pero se espera un aumento en el río Duero. Varios arroyos también han causado cortes en el tráfico. En general, la situación está bajo control y no representa un riesgo grave para las viviendas o las infraestructuras.
En Castilla y León, las inundaciones causadas por el desbordamiento de varios ríos han llevado a cortar carreteras y a evacuar a los residentes en diferentes áreas de Valladolid, Segovia, Ávila y Zamora. Aunque se han registrado daños en infraestructuras y mobiliario urbano, no hay informes de heridos o víctimas personales.
Con ligeros ascensos, estables e incluso en descenso, la tendencia de los caudales se observa. Un ejemplo de esto es el río Zapardiel, que este sábado puso en peligro a la localidad de Medina del Campo (Valladolid). Para evitar daños mayores, los bomberos y operarios municipales trabajaron en la construcción de taludes junto al cauce.
Ahora, la alarma se traspasa al río Duero, el mayor de los afluentes principales, que aumentará su caudal durante las próximas horas, como ya ocurre en su paso por la vega de Toro (Zamora) y Zamora.
Debido al desbordamiento de ríos crecidos por las lluvias caídas, el deshielo en ocasiones y el desembalse preventivo realizado en algunos puntos de la cuenca hidrográfica, se han producido cortes de circulación en varias carreteras de las provincias de Valladolid, Ávila y Segovia.
Con bancos, papeleras y farolas sumergidos en agua, los paseos ribereños de la ciudad de Zamora ya están inundados por el río Duero. En tan solo tres días, el caudal en la capital zamorana se ha duplicado y ha alcanzado los 578 metros cúbicos por segundo este domingo pasado las diez de la mañana. A pesar de esto, el nivel de alerta aún no ha sido alcanzado en la ciudad por el río, aunque se espera que continúe aumentando a lo largo del día domingo.
En Toro, aguas arriba, se pronostica que el caudal aumentará en las próximas horas, alcanzando los 770 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, esta situación solo afecta a los campos de cultivo y no representa un riesgo para las viviendas ni las infraestructuras.
El desbordamiento de varios arroyos ha causado cortes en el tráfico de vías secundarias. Entre Aldeasoña y laguna de Contreras, se ha tenido que cerrar la SG-P-2131. También se ha visto afectada la SG-V-3413 entre Domingo García y Nava de la Asunción, así como la SG-413 en el tramo de diez kilómetros que separa Montejo de Arévalo y Martín Muñoz de la Dehesa.
La víspera en Salamanca, el Tormes dio aviso junto al Puente Romano con un rebosado que llevó a cortar el acceso a las zonas peatonales y recreativas cercanas. Entre Huerta y Santa Marta, el río se ha ensanchado y ha inundado fincas de labor en la comarca de Peñaranda de Bracamonte, aunque hay menos contenido en los alrededores de la capital.
Después de la alarmante crecida del Adaja a su paso por la capital y Arévalo, así como del Zapardiel en algunos puntos al norte, cerca del límite con Valladolid, la provincia de Ávila ha vuelto a experimentar tranquilidad. El caudal se ha estabilizado y está retrocediendo lentamente.
La carretera AV-P-120 entre San Pascual y Cabizuela ha sido invadida por el Arevalillo, mientras que la AV-P-129 entre Rasueros y Horcajo de las Torres aún no ha sido abandonada por el Trabancos.
Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) han informado que en los casos de los ríos Adaja y Zapardiel, que fueron los que el sábado experimentaron las mayores crecidas, no hay puntos de control en la provincia de Ávila que hayan superado los umbrales de aviso hidrológico.
En las últimas horas, ha habido un notable descenso en los cauces de ambos ríos. Especialmente en el caso del Adaja a su paso por Arévalo, que alcanzó el nivel amarillo a las 20.15 horas de este sábado.
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