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¿NOS ENCONTRAMOS ANTE SEÑALES SOLAPADAS DE UNA NUEVA FORMA DE TOTALITARISMO? Por Juan Saborido Gago

¿NOS ENCONTRAMOS ANTE SEÑALES SOLAPADAS DE UNA NUEVA FORMA DE TOTALITARISMO? Por Juan Saborido Gago

viernes 01 de diciembre de 2023, 07:25h
¿NOS ENCONTRAMOS ANTE SEÑALES SOLAPADAS DE UNA NUEVA FORMA DE TOTALITARISMO? Por Juan Saborido Gago

“El revolucionario más radical se convertirá en un conservador el día después de la revolución” (Hanna Arendt)

¿NOS ENCONTRAMOS ANTE SEÑALES SOLAPADAS DE UNA NUEVA FORMA DE TOTALITARISMO? Por Juan Saborido Gago

Si observamos las noticias, tal cual nos van llegando, podemos, si somos avispados atisbar ciertas señales de alarma. Fijémonos, si no, en los hechos más cercanos en nuestro país, de una derecha en connivencia con la extrema derecha en actos que nos recuerdan a las primeras movilizaciones del régimen nazi en Alemania. Y si nos vamos a ese país hermano Argentina con la elección de un personaje que en nada tiene que ver con lo ecuánime ni con el equilibrio. En otros países como Francia, o en Italia surge lentamente una serie de lideres cuyas líneas de pensamiento tiene tintes oscuros.

¿Cuáles son los hechos?

Para poder dar sustentación a este articulo me apoyaré en la obra de Hanna Arendt “Los Orígenes del Totalitarismo” ella fue una filósofa, historiadora, escritora, politóloga, ensayista, profesora de universidad, socióloga, teórica política y autora alemana, cuyos postulados, salvando la distancia, me ayudaran a lanzar un poco de luz sobre la actual situación emergente en los diferentes frentes que se van abriendo paso a paso hacia un posible totalitarismo camuflado muy peligroso.

La inquietud que surge en mí, ante estos incipientes “brotes” es, que va calando lentamente en la población, no sólo en las diferentes capas sociales, sino en los países aledaños, como también en el nuestro.

Estos “atisbos” solapados, son vistos como “hechos puntuales”, al menos así aparecen en los noticieros; considero que no se tienen que ver como tal, sino como una llamada de atención de una “herida mal curada que vuelve a supurar”. Hanna Arendt en el “prólogo a la tercera parte: sobre los Totalitarismos” dice lo siguiente:

“El manuscrito original de The Origins of Totalitarianism fue concluido en el otoño de 1949, más de cuatro años después de la derrota de la Alemania de Hitler, menos de cuatro años antes de la muerte de Stalin. La primera edición del libro apareció en 1951. Retrospectivamente, los años que pasé escribiéndolo, a partir de 1945, se me aparecen como el primer período de relativa calma tras décadas de desorden, confusión y horror —las revoluciones tras la primera guerra mundial, la ascensión de los movimientos totalitarios y el debilitamiento del Gobierno parlamentario, seguidos por toda clase de nuevas tiranías, fascistas y semifascistas, dictaduras de partido único y militares y, finalmente, el aparentemente firme establecimiento de Gobiernos totalitarios que descansaban en el apoyo de las masas”

El poder sustentado en el dominio de las masas.

A estas alturas de la historia nadie puede negar que todos los regímenes totalitarios se han sustentado no sólo en el uso de las armas, la extorsión, la mentira y el asesinato, si no es dado por la autorización emanada de las masas, ni Hitler ni Stalin, como tampoco Franco, pudieron ascender sin haber sido apoyado por masas y las fuerzas de las armas. En este sentido Hanna Arendt argumenta:

“El factor inquietante en el éxito del totalitarismo es más bien el verdadero altruismo de sus seguidores: puede ser comprensible que un nazi o un bolchevique no se sientan flaquear en sus convicciones por los delitos contra las personas que no pertenecen al movimiento o que incluso sean hostiles a éste; pero el hecho sorprendente es que no es probable que ni uno ni otro se conmuevan cuando el monstruo comienza a devorar a sus propios hijos y ni siquiera si ellos mismos se convierten en víctimas de la persecución, si son acusados y condenados, si son expulsados del partido o enviados a un campo de concentración. Al contrario, para sorpresa de todo el mundo civilizado, pueden incluso mostrarse dispuestos a colaborar con sus propios acusadores y a solicitar para ellos mismos la pena de muerte con tal de que no se vea afectado su status como miembros del movimiento”

Una de las estrategias que se utiliza es la mentira, convertida en realidad de tanto ser repetida, y se vive como en un sueño de tal modo que se hace creer que este es real; para ello se utiliza el engaño y el subterfugio de ideas que no tienen consistencia real. Como por ejemplo la empleada por el actual partido en la oposición encabezada por su líder y coreada por los adláteres, en la que se dice a modo de eslogan sin ningún rubor ni pudor, que la votación realizada en el parlamento es la de un gobierno ilegal. No tiene ni pies ni cabeza, el problema es que es coreada y utilizada por la extrema derecha.

Esta es una semilla que comienza a despuntar, levemente en nuestro país y en otros, que son una llamada de atención.

“Lo que distingue a los líderes y dictadores totalitarios es más bien la singular plenitud de propósitos con la que escogen aquellos elementos de las ideologías existentes que más aptos resultan para convertirse en los fundamentos de otro mundo enteramente ficticio”

“La tozudez con la que los dictadores totalitarios se aferran a sus mentiras originales frente al absurdo es más que una supersticiosa gratitud a su truco, y que, al menos en el caso de Stalin, no puede ser explicada por la psicología del mentiroso, cuyo mismo éxito acaba por convertirle en la última víctima de su mentira. Una vez que estos slogans propagandísticos quedan integrados en una «organización viva», no pueden ser eliminados con seguridad sin quebrantar toda la estructura.”

Esto que dijo Hanna podemos observarlo en el argumentario de algunos políticos en nuestro país, sobre todo en un sector concreto que no acepta la derrota y la falta de un proyecto claro y moderno para una realidad nueva. El problema estriba en que no ven o intuyen los peligrosos derroteros por donde se están deslizando, o al menos quiero creer que no son conscientes.

Es cierto que este argumentario que dedicó Hanna al totalitarismo, tiene una diferencia en cuanto a espacio y en el tiempo de una situación historica, pero si bucea en las bases de una realidad, la del ser humano, para poder hacer una reflexión sobre qué camino estamos dispuesto a seguir, si por el de la renuncia a la libertad en harás de no perder un confort imaginario, o por la apuesta arriesgada hacia una nueva forma de convivir más humanizadora he integradora desde el respeto a las diferencias, asumiendo que vivimos en mundo globalizado muy diverso.

Tal vez piense que puedo estar divagando, pero no trato, al menos siempre insisto en ello, en que es una visión personal, pero que son ustedes lectores los que tienen que pensar y sacar sus propias conclusiones. Lo que es cierto es que no podemos basarnos en la mentira, al menos en la política, este no puede ser el modo de actuar.

Deseo terminar este articulo con estas palabras de Hanna Arendt, como una llamada de atención hacia un posible tenebroso marco de vida:

“Lo que prepara a los hombres para la dominación totalitaria en el mundo no totalitario es el hecho de que la soledad, antaño una experiencia liminal habitualmente sufrida en ciertas condiciones sociales marginales como la vejez, se ha convertido en una experiencia cotidiana de crecientes masas de nuestro siglo. El proceso implacable por el que el totalitarismo impulsa y organiza a las masas parece como un escape suicida a esta realidad. El «frío razonamiento» y el «poderoso tentáculo» de la dialéctica que se apoderan de uno como una garra parece como el último asidero en un mundo donde nadie es fiable y en donde no puede confiarse en nada.”

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