En julio cuando el calor se tornará más agresivo aun que otros años, es un momento propicio para leer algo distinto de las noticias políticas y de las campañas electorales, que tampoco cesan.
Siempre me han atraído los clásicos -que realmente nunca decepcionan- a la hora de aprender y comencé a releer “La Caverna”, pero no la de Saramago, sino la de Platón. Creo que la temática es de radiante actualidad. En esta se habla de los que se mueven en una aureola imaginaria al margen de la realidad y de la mayoría de los mortales. Podrían ser los políticos que ven los toros desde la barrera, los que se arrogan en autoridad frente a los que se encuentran en “el ruedo” de la calle. También es actual que desde la sociedad civil cuando se denuncia la inacción de los que solo “votan, cobran y callan”, se enfrentan a ser descalificados. Como predijo el autor griego; decir “las verdades del barquero” supone el riesgo de no ser aceptada y puede acarrear lo que le ocurrió al maestro de Platón.
Donde parece que tampoco aprendemos es de fiarnos de algunos políticos. En la esfera regional, Vox tiene la sartén por el mango a la hora de la investidura del presidente y comienzan ya a enseñar “la patita”. Llama la atención que un partido que desde el principio haya ido en contra de las CCAA, alegando el despilfarro inútil para España; ahora al pisar moqueta, también cambian de criterio, como diría Sánchez cuando se le pregunta por sus mentiras.
Pero lo que más me llama la atención es que la parcela de gobierno que se le pretende asignar esté relacionada con medio ambiente, agricultura y educación, como sucede en la comunidad valenciana, cuando quedó demostrado científicamente que las propuestas de Gestoso en relación con el problema del Mar Menor no tienen sentido.
Y mientras tanto en el ámbito internacional se suceden cosas y pasan las guerras que interesan al mercado de armas, -donde Estados Unidos es el gran beneficiado de la guerra en Ucrania, pero tanto la derecha como la izquierda, tragan sin denunciar.
De las mujeres en el espectro regional, es un tema desierto, aunque hablen de “igualdad”, pues somos las mujeres de los 60, la “generación sándwich” que casualmente soportamos solo nosotras el peso de los hijos y los mayores, con un elevado coste laboral, siendo un desafío significativo que requiere una atención adecuada, y que a pocos le interesa, quizás porque la mayoría de los que gobiernan no tienen cargas familiares.
Pero ahora tocan los sillones. Esta realidad me recuerda a Cipriano de “La Caverna”, en esta ocasión de Saramago , que tuvo que adaptarse a la predilección de los que mandan.
Si (
No(
