SUMAR, heredera de todos los movimientos democratizadores que la han precedido, propone un cambio en nuestra mirada de la realidad: un nuevo paradigma que quedó impreso, como un holograma, en el horizonte de aquel 15M de 2011. Esta nueva forma de entender la política se ha presentado como un proceso de escucha, la larga y pausada gestación de un ámbito público de representación de la sociedad civil, a fin de tejer desde abajo una red social de comunicación horizontal que nos permita ocupar nuestro lugar en el mundo. SUMAR es ciudadanía. Un proyecto de convergencia en construcción que aspira a desbordar el marco actual de los partidos políticos; que busca acrecentar los vínculos de la representación política y la confianza en las instituciones, encarnando los valores e intereses de la inmensa mayoría de las ciudadanas y los ciudadanos. Representa un giro en el modo de entender la política como actividad horizontal, participativa, dinámica, en proceso permanente de representación; una política conectada, enraizada, que pone el cuidado y la vida en el centro, contando con todas y con todos, desde la comunidad, desde lo público y la solidaridad, movida siempre por la energía emancipadora del feminismo, reivindicando la alegría frente a la crispación.
La izquierda tiene la responsabilidad histórica de reconstruir un mundo exhausto y amenazado por las consecuencias de la globalización y el neoliberalismo. Esta perspectiva de reconstrucción ofrece a Andalucía expectativas fundadas para superar nuestra situación de dependencia y poner también en valor una Andalucía interior olvidada y progresivamente abandonada, desconectada de las zonas de desarrollo. La transición ecológica, incluyendo un nuevo modelo de agroecología, tiene que estar vertebrada por un objetivo, la justicia social, pero aquí, en esta tierra, esa vinculación es sustantiva. Superar nuestra posición de
subalternidad económica, acentuada en la época de la globalización, exige la estrecha conexión entre federalismo, igualdad externa e interna y transición ecológica.
Una transformación que debemos afrontar sin generar nuevas desigualdades, con los trabajadores y trabajadoras, las empresas y los agricultores y agricultoras en el centro, y, sobre todo, democratizando la energía frente a su concentración monopolística; una transformación que conciba la cultura como la espina dorsal de la pasión democrática, como una manera de ser en el mundo, de dialogar con los demás.
Hoy el federalismo es sinónimo de democracia efectiva por su capacidad de articular territorios, desde el municipio hasta la escala global, pasando por las Comunidades Autónomas (en nuestro caso), el Estado y las construcciones políticas continentales, como la Unión Europea. Este horizonte se afirma como una alternativa de profundización democrática frente a la jerarquización territorial, tanto política como económica.
Por tanto, entendemos que SUMAR representa una evolución de la izquierda transformadora hacia posiciones plenamente democráticas; una vía imprescindible para configurar una mayoría social que sea la garantía de gobiernos progresistas. Necesitamos gobiernos que puedan establecer dinámicas internas de profundización democrática en todos los ámbitos, incluido el económico, y dinámicas externas de extensión de la democracia. Si la globalización supuso la desregulación de los mercados, incluidos los financieros, el proyecto de reconstrucción necesita que sean los poderes públicos democráticos quienes puedan embridar a las oligarquías y regularlos.
SUMAR es el proyecto necesario para que haya un periodo de tiempo amplio de gobiernos progresistas en España frente a la amenaza de un gobierno del PP con VOX. En Andalucía sabemos bien lo que significa un gobierno de derechas en estas circunstancias. El gobierno del PP en la Junta de Andalucía representa una involución, una regresión en el tiempo por sus políticas ajenas a la sostenibilidad, a la justicia social y al desarrollo de nuestro autogobierno; por su caduco programa neoliberal centrado en la privatización de los servicios públicos, a los que, día a día, deteriora para abrir la puerta a la gestión privada, y a la transferencia de dinero público a las empresas privadas en la enseñanza, la sanidad y en otros servicios; todo ello mientras baja los impuestos a los grandes patrimonios y pretende hacer un segundo intento de indultar regadíos en el entorno de Doñana con una ley que busca "recompensar abiertamente", sin escrúpulos, el uso ilegal del agua.
Pero SUMAR es mucho más que el proyecto necesario para impedir que las derechas vuelvan al gobierno del Estado. Representa la política cercana, la política amable, no hostil; que trata de las cuestiones que nos afectan cada día y propone soluciones; que no se enzarza en vanos problemas teóricos o de hegemonía del espacio cultural, una política del territorio, de lo local, muy apegada a nuestra vida.
Yolanda Díaz lo ha demostrado en su acción política como ministra de Trabajo a favor de democratizar las relaciones laborales y de preparar este país para los cambios del futuro; impulsando avances tales como la reforma laboral o el incremento del salario mínimo interprofesional que ha alcanzado los 1.080€. Y lo ha hecho replicando los grandes acuerdos del diálogo social al tiempo que ha defendido con enorme responsabilidad al conjunto del gobierno progresista.
En este nuevo proyecto de país que ya se vislumbra, no queremos que Andalucía sea una comparsa o un decorado; necesitamos llevar nuestra voz, defender nuestros intereses, nuestra riqueza natural y humana, nuestra cultura, tener control sobre los procesos que nos afectan vitalmente. Entendemos que eso y no otra cosa es la Política.
Desde Andalucía, y desde una perspectiva andalucista, federalista y de izquierdas, consideramos necesario participar con perfil propio en la construcción de este nuevo proyecto de país. Defendemos la necesidad de un sujeto político andaluz, expresión de un andalucismo democrático que sume, multiplique y construya un bloque histórico de forma transversal y flexible, articulando las diferencias y lo que tenemos en común desde una Andalucía libre de tutelas para la profundización en la democracia y el desarrollo de muestro Estatuto de Autonomía.
Se trata de ir más allá de meros acuerdos electorales, de impulsar un movimiento social que abra vías de participación a la ciudadanía, que sea expresión de una Andalucía con mayúscula, integradora de la Andalucía rural y urbana, del litoral y el interior; un sujeto político que sea un instrumento útil para corregir las desigualdades internas y externas de nuestra comunidad, y que sea correlato de una nueva mayoría social.
La participación ciudadana se acompasa con el empoderamiento de Andalucía como sujeto político en ese horizonte federal. Proporciona entidad propia, porque permite dar el salto desde las coaliciones a la convergencia y, al mismo tiempo, impulsa la participación política en las estructuras estatales y europeas desde la igualdad y la cooperación.
Necesitamos una dinámica nueva, un tiempo de alternativas en el que Andalucía puede construir otro modelo de desarrollo económico, social y ecológico, basado en las potencialidades y riqueza material e inmaterial de nuestra tierra. Por eso, percibimos con una enorme esperanza esta decisión de Yolanda Díaz que pone a SUMAR en el camino para el cambio colectivo de una sociedad, plural, diversa y mestiza que quiere romper con la foto fija en sepia, aquella que desnaturaliza a Andalucía y a la propia democracia.
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