Aquellos de la vida vivida, a decir de Manuel Domínguez, hoy seguimos creyendo en un mundo mejor.

Nacimos social y políticamente en la transición, víctimas de los coletazos en los estertores de la dictadura, que, tras un ardua y constante lucha en la calle, movimiento vecinal y asociativo, partidos y sindicatos, configuro en nosotros, el germen de las aspiraciones y posteriores logros alcanzados, y ello, a pesar del involucionismo predominante en las estructuras del estado.

Es verdad, que muchos podemos hablar de ese momento histórico, como donde se gestó nuestro ser y sentir de izquierdas políticamente, y donde, desde la lucha, el trabajo incansable, la voluntad y la ilusión de aquellos progresistas (socialistas y comunistas), se ha alcanzado los niveles de derechos y libertades que gozamos, en lo que hoy llamamos democracia española.

Estas mujeres y hombres, (de los que humildemente formo parte), que curtidas en mil batallas, luchamos y lo seguimos haciendo, desde el pragmatismo y la convicción, por la conquista de mayores avances, y que hoy, aumentan con un Gobierno de Coalición progresista, que nace contra la corrupción, y que de la expectación inicial se torno en ilusión y compromiso colectivo con el progresismo.

No es menos cierto, que la derecha y la ultraderecha y sus brazos económico, mediático y político, temerosos de la consolidación de otra forma de hacer política, no ha cejado un momento en desvirtuar la realidad, haciendo que la percepción colectiva sea peor que esa realidad.

La dificultad es evidente, pero en la izquierda y el Gobierno está, trasladar a la sociedad la lealtad a unos principios y la utilidad de los partidos, los sindicatos, la política, y huir de la mediocridad, en definitiva, combatir la aspiración de la derecha, que pretende desmotivar y desmovilizar al progresismo, para ellos volver a ganar.

LUCHA

Donde exista injusticia, los de esa vida vivida, ahí estaremos, a pesar de obstáculos y dificultades varias, no nos callaran jamás, expresaremos siempre, nuestro rechazo al cómplice silencio desde la razón sin miedo.

Porque creemos que la lucha continua, seguiremos combatiendo todo lo que signifique involución, recorte de derechos, ataques racistas y xenófobos y la misoginia que sobrevuela de nuevo, como la exclusión sindical de las mujeres en VEIASA, denunciaremos la persecución a compañeros como los de Melilla venga de donde venga, trasladaremos a la sociedad el nepotismo y el caciquismo del ególatra de Albox, pondremos en evidencia la discriminación sobre el grado de discapacidad para con los afectados de la Junta de Andalucía en Almería, no admitiremos el cuestionamiento de los derechos de los enfermos por Mutuas e INSS, y estaremos en definitiva, siempre, con los trabajadores y los más débiles y necesitados.

FUERZA

Nuestro admirado Manuel Domínguez, que en la presentación de su último libro “Luis Abinader, un nuevo estilo de Gobernar”, fue capaz de insuflarnos ilusión y fuerza, a la ya motivación innata, de aquellos, que teniendo mas pasado que futuro, no nos resignamos ante la maldad, y a nuestros adversarios/enemigos, nos atrevemos a decirles, que su tiempo se les va a hacer eterno.

Dice el escritor de Bollullos en el Capítulo 23 de la obra sobre Abinader (Presidente de la Republica Dominicana), que, “Soy consciente que la verdad y la ética son un magnífico instrumento para el desarrollo de nuestra sociedad, de nuestro mundo en general, pero hemos de ser conscientes de que, para ser ciudadanos, políticos, religiosos, lideres sociales y económicos, dirigentes, humanistas e incluso hombres libres con dignidad, antes tenemos que ser honestos con la verdad”

De ahí, que para muchos progresistas que vivimos la transición en la izquierda militante, la verdad nos mueve como un valor incuestionable e irrenunciable, por lo que debemos valorar lo alcanzado, y expresar el justo reconocimiento al esfuerzo y el trabajo de compañeras y compañeros de viaje, durante tantos años, en aras al bien común y dispuestos siempre a denunciar toda tropelía sea de dentro o de fuera.

INFANTILISMO

Los de la generación de la transición, tenemos presente de una manera cíclica históricamente, lo denominado por Lenin como "la enfermedad infantil del izquierdismo", donde el oportunismo y doctrinarismo esta presente, y hoy se dá, en algún socio del Gobierno (desde dentro o fuera).

Enmascarar actuaciones de una presunta suprema y pura intención, para frenar y bloquear, realmente supone, convertirse en el mejor aliado de los conservadores, erosionando al Gobierno de coalición, pero también impidiendo la construcción de un nuevo proyecto progresista a la izquierda del PSOE, como el de la Vicepresidenta SUMAR, que contribuya a ganar con los socialistas el Gobierno nacional.

A modo de reflexión, el espectáculo de las últimas semanas por quienes se enrocan en la soberbia, no reconociendo, ni errores, ni responsabilidades en los resultados de la aplicación de la Ley del “solo si es si”, y que aún no intencionadamente, está poniendo en la calle a violadores, trasladan, no solo al progresismo, la peor de las percepciones y sensaciones.

No me equivoco, si hablamos de hartazgo en una cada día más exigente sociedad, que no admite ya el capricho de las Ministras Irene Montero e Ione Belarra, la Pam y Lucia, que además de ataques e insultos al PSOE, obstruyen, bloquean y frenan los cambios que a todas luces son necesarios.

Que los buenos propósitos de la Ley, no están puestos en duda por nadie, es incuestionable, pero no podemos obviar, las cada día más exigentes demandas de verdad por la sociedad.

Esta falta de respuesta al problema generado, solo puede responder, a una mezcla de bisoñez y soberbia, de quienes se creen poseedores de la verdad absoluta, y parece, que el alarmismo social generado les resbala.

Uno no se puede negar a arreglar lo que en la práctica ha sido un error, y aun menos responder a sus socios parlamentarios y de Gobierno, que afrontan la voluntad de solución, con la descalificación de grueso calibre (fascistas).

VICTIMISMO

Confiemos, que lo que no se pretenda sea, forzar desde las filas de “Iglesias” a que Pedro Sánchez cese a las Ministras y recurrir al archiconocido victimismo.

Esperemos, que se minimice la tensión y la confrontación interna en el Gobierno, y se anteponga como hace el Presidente, el interés general y así no defraudar al progresismo social.

Se trata, de no agotar la capacidad de aguante de Sánchez y de los electores, que acabe con lo que es, una gestión gubernamental y legislativa incuestionable.

Esten todos/as a la altura de lo que los Españoles/as esperan.

FUTURO

Esta España con Sánchez, a pesar del acoso mediático constante con la pretensión de calar socialmente, donde parece, que en cualquier conversación Pedro es el culpable de todo, no se corresponde con la realidad.

No pretendo extenderme en los logros del Gobierno de Coalición, pero, es evidente que desde hace años no contamos con un respaldo y respeto internacional como el de Pedro Sánchez, tanto, en la Unión Europea, como en la Internacional Socialista, tras su elección como primer español nombrado presidente. Parece incuestionable que hemos salido a la cabeza de la Pandemia y gestionado la crisis como nadie y como nunca. Que España crece económicamente, que baja el Paro, que se han recuperado derechos laborales de la lesiva Reforma Laboral de la Derecha, no hay duda. El avance en conquistas sociales, el incrementado el SMI más alto de la historia y las Pensiones con incrementos con el IPC, son también motivo de satisfacción general.

Y, sobre todo, lo que parece temer más los conservadores es, a la Presidencia de Sánchez de la Unión Europea en el segundo Semestre de 2023, que, seguro dará, aún más, visibilidad a España y al Presidente para volver a ganar las Generales.

Con esta, mi libre opinión, espero que sirva para la reflexión, por cuanto, estas convulsas semanas han sido “Un latigazo de indignación que se adueña de la razón” como dice Gabriel Sánchez Ogayar en “EL TENEBROSO”, nueva novela del escritor, donde parece retratar el hoy, cuando describe la “bendita fiebre que se aleja de creencias y obligaciones para que distinga la verdad entre tanta mentira” y “Nunca hasta estos días he visto tanta miseria, ni he renegado como lo hago de tanto miserable” dice el autor en su novela.

A pesar de todo, sigo creyendo en el Gobierno de Coalición Progresista.