El ser humano es un sujeto que ha evolucionado siempre para el alcance de una vida mejor, de hecho, toda la naturaleza, evoluciona adaptándose para su supervivencia siguiendo unas leyes naturales, que no puede modificar porque carece del libre albedrío para cambiarlas, nosotros solemos expresar maravillándonos de su capacidad de adaptación.
Como especie que somos, estamos sujetos a esas mismas leyes y nos diferenciamos porque somos capaces de contradecir esas leyes. También tenemos la capacidad del raciocinio, empleando la lógica y la experimentación, gracias a ello, hemos alcanzado los niveles que actualmente tenemos.
Aunque también tenemos muchos aspectos contrarios, por ejemplo, actualmente a diferencia de otros siglos de avance y logros, se ha instaurado la estupidez funcional como un eje vertebrador en muchas organizaciones, no sólo políticas y empresariales, sino, también sindicales, y donde la creatividad no es apreciada, sino, más bien denostada, viéndola como una amenaza para aquellos que ostentan “órganos representativos”.
Actualmente se cotiza más la docilidad que la creatividad novedosa y revolucionaría.
En este sentido, recuerdo que cuando yo trabajaba en la empresa VEIASA, en sus inicios su fundador, Francisco Peñalver, era una persona no sólo innovadora, sino, atrevida y creativa, él valoraba la innovación basada en el capital humano, que nace de las mentes abiertas, y flexibles, pues bien, actualmente esto se ha convertido en un peligro, ¿Por qué?, porque la nueva estrategia de la dirección, ve con temor las nuevas ideas y también porque la trama política que mueve sus hilos se basa en una estructura estricta, en un esquema de verticalidad donde la autoridad ejerce un control voraz.
Esto por un lado, pero por parte del capital humano, los compañeros tienden a ver con cierta incomodidad a esas voces con nuevas ideas, porque les ponen en evidencia su falta de interés creativo. Actualmente se da el caso, que, si levantas la voz, aparecen los depredadores, políticos, directivos, jefes, y compañeros menos brillantes pero con carguillo, que te impondrán el silencio o en el peor de los casos el destierro.
Ahora bien, la inopia tiene otra acepción según la RAE que es “indigencia, pobreza, escasez” un sistema social, económico, empresarial, político, sindical, que se enroca en la inmovilidad para que su estructura no pierda el óxido acumulado durante años, es un sistema muerto en vida, que tiene miedo a dar saltos al vacío, por aquel refrán que los identifica “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” esto conduce a un sistema pobre y a aquellos que lo representan como unos indigentes y/o colaboradores.
Quiero terminar, recogiendo unas palabras muy acertadas de Martin Luther King “lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”
Si (
No(
