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"Estados Unidos inicia la III Guerra Mundial", por Manuel Dóminguez Moreno, presidente de Diario 16

'Estados Unidos inicia la III Guerra Mundial', por Manuel Dóminguez Moreno, presidente de Diario 16
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martes 12 de julio de 2022, 07:46h
'Estados Unidos inicia la III Guerra Mundial', por Manuel Dóminguez Moreno, presidente de Diario 16

Las democracias, tal y como las conocíamos, han muerto, han sido ejecutadas para satisfacer los intereses geopolíticos, sociales, políticos y económicos de la gran potencia hegemónica

Recientemente, Olga Skabeyeva, presentadora de uno de los programas de mayor audiencia de la televisión estatal rusa, afirmó que «podríamos decir que ha comenzado la Tercera Guerra Mundial». En parte, la señora Skabeyeva tiene razón, y digo que en parte porque la III Guerra Mundial lleva años activa y no por lo que está sucediendo en Ucrania, sino por otros muchos hechos.

No ha sido Vladimir Putin quien ha iniciado esta conflagración global, el dirigente autoritario ruso es el que ha adoptado la solución bélica. La realidad es que ha sido Estados Unidos quien inició la III Guerra Mundial y lo ha hecho desde todos los ámbitos. El mundo está viviendo una verdadera invasión que sólo favorece a los intereses norteamericanos y por la que se están generando múltiples beneficios que están afectando a toda la humanidad, a todos los países, tanto los ricos como los pobres, y son los primeros los que, además, se han convertido en los cómplices o los lacayos de la maquinaria estadounidense.

No se trata de Joe Biden o de Donald Trump. Son todos los presidentes americanos, incluido el tan aplaudido Barack Obama. En concreto, fue durante la administración de éste cuando se implementó la estrategia de invasión.

Guerra de Ucrania

Estados Unidos se ha caracterizado siempre por llevar sus conflictos bélicos a miles de kilómetros de su territorio. Desde la Guerra de Secesión (1861-1865) no ha habido una gran conflagración en el país. A partir de ese momento, los norteamericanos han resuelto sus guerras en zonas del planeta muy alejadas. Lo vemos en las dos guerras mundiales, que se dirimieron en Europa y en Asia, Vietnam, Corea, Irak o Afganistán son algunos de los ejemplos, pero no se puede olvidar las guerras soterradas en Latinoamérica.

Ahora, en Ucrania, está sucediendo lo mismo y con la Unión Europea como su ariete, como el «tonto útil» que da la cara porque los combates se desarrollan en sus fronteras.

La UE y, por extensión, sus países miembros son los que están asumiendo las consecuencias y los riesgos, mientras Estados Unidos recoge los beneficios de una guerra de la que la propia OTAN tiene su responsabilidad por la irresponsable estrategia de expansión en las fronteras de Rusia. Evidentemente, Putin tiene su parte de culpa, pero no es el único culpable.

A Estados Unidos le viene muy bien la guerra en Ucrania y, sobre todo, a sus empresas armamentísticas. El sector bélico es clave para la economía estadounidense y ya se llevaba mucho tiempo sin grandes contratos. Estados Unidos necesitaba una guerra tras la derrota en Afganistán y el fracaso de la invasión de Irak, dos conflictos con los que las grandes empresas de armamento, en las que ha habido expresidentes en sus consejos de administración, facturaron billones de dólares. Para Estados Unidos, la paz no es un buen negocio.

Ahora, con la guerra de Ucrania y el envío de armamento para repeler la invasión rusa, esas empresas están volviendo a retomar su pujanza y su poder. No se puede olvidar jamás que ha habido presidentes que han cedido a la presión de esta industria y han organizado guerras. El mejor ejemplo de ello ocurrió con la guerra de Vietnam. Según el fiscal James Carothers Garrison, una de las causas del asesinato de John Fitzgerald Kennedy fue la orden de retirada de Vietnam que tanto afectaba a la industria armamentística. Tras el magnicidio, Lyndon B. Johnson, un texano próximo a algunas de las grandes empresas bélicas, derogó la orden de Kennedy y la guerra enriqueció a corporaciones que estaban prácticamente quebradas.

Ahora en Ucrania está sucediendo lo mismo y los beneficiarios van a ser los mismos. En las últimas semanas los Estados Unidos han anunciado envíos de material militar al país europeo, incluidas armas pesadas, por valor de 56.000 millones de dólares. A esto hay que sumar las compras de armas por parte de la UE por valor de 100.000 millones de euros. ¿Puede la industria europea absorber ese volumen de producción? Evidentemente, no. Necesitarán comprar a Estados Unidos. Por tanto, las empresas armamentísticas norteamericanas se llevarán una buena tajada de una guerra y de sus consecuencias. Todo ello a más de 8.000 kilómetros de distancia. Un negocio redondo.

Las víctimas, el pueblo ucraniano

Esta guerra desarrollada en suelo europeo y que tantos beneficios está dando a Estados Unidos tiene víctimas y no norteamericanas. Así ha ocurrido siempre.

En la II Guerra Mundial hubo más de 80 millones de muertos y el doble de desplazados, es decir, cerca de 300 millones de víctimas. Los muertos de Estados Unidos fueron de 413.000. En la I Guerra Mundial la cifra de muertos superó los 50 millones y los desplazados superaron los 80 millones, es decir, más de 130 millones de víctimas. En Vietnam murieron 3 millones de personas, de las que las bajas de Estados Unidos apenas llegaron a las 59.000. Es estas guerras participaron tropas americanas. En Ucrania, salvo la participación de voluntarios, tal y como se comprobó en los vídeos publicados en Diario16, no hay presencia del Ejército norteamericano.

Sin embargo, en la guerra de Ucrania el número de víctimas ya se acerca a los 8 millones. No hay cifras oficiales concretas de los civiles muertos por los bombardeos rusos. Tampoco hay cifras reales de los militares muertos en los dos bandos, porque, estando la conflagración activa, tanto Ucrania como Rusia utilizan esos números como propaganda. Sin embargo, lo que es real son los más de 7 millones de personas que han tenido que abandonar su país y sus vidas mientras en Estados Unidos están recogiendo los beneficios.

Las consecuencias de la guerra, otro gran negocio

La guerra en Ucrania no es el único ámbito en el que Estados Unidos está practicando su invasión del mundo. Sin embargo, las consecuencias de la conflagración bélica se están convirtiendo en un gran negocio que está provocando la entrada de billones de dólares en el país.

Una de las principales consecuencias de la guerra de Ucrania, que está afectando a todos los países, es la inflación que está provocando que los gobiernos tengan que hacer frente a un descontento popular que abre las puertas a la destrucción definitiva de los regímenes democráticos.

Sin embargo, la inflación también está generando verdaderos nichos de beneficios corporativos en las grandes multinacionales con sede en los Estados Unidos. Mientras los ciudadanos de todo el mundo ven cómo su poder adquisitivo se ve mermado por la subida imparable de los precios, los directores ejecutivos de esas grandes compañías presumen en las juntas de accionistas de que el incremento de los precios es un gran negocio porque sus beneficios y los dividendos también crecerán.

En Estados Unidos, las tres principales corporaciones dentro de las principales categorías del CPI han aumentado los precios mientras obtuvieron al menos 151.000 millones de dólares en incrementos de beneficios respecto a los últimos resultados reportados. Estas mismas empresas han aumentado el gasto en dividendos a los grandes accionistas en 28.200 millones año tras año hasta un total de 140.600 millones.

Muchas grandes corporaciones afirman en ampulosos comunicados que sus incrementos excesivos de precios fueron necesarios para mantenerse al día con los costes externos, incluso cuando estas empresas informaron su año más rentable en casi cinco décadas.

Por otro lado, muchas de las mismas empresas que dicen que estaban en deuda con las fuerzas del mercado cuando subieron los precios presentaron miles de millones en beneficios adicionales, generosos dividendos para nuevos accionistas y grandes variables para sus directores ejecutivos. Ni cuadra ni cuela.

Muchas grandes empresas norteamericanas están cobrando a los clientes aún más para aumentar sus márgenes de beneficio y, en algunos casos, se jactan abiertamente ante los inversores de lo bien que está funcionando.

Por ejemplo, el director financiero de una importante empresa de comestibles afirmó que «creo que hemos hecho un gran trabajo con nuestros precios. Creo que ha sido muy efectivo». A medida que subieron los precios de manera artificial aprovechándose de la inflación, la empresa mejoró sus ingresos operativos en un 19% en el primer trimestre de 2022 en comparación con 2021.

Estados Unidos, primer paraíso fiscal del mundo

Por otro lado, Estados Unidos ya es el paraíso fiscal más importante del planeta porque es el mayor facilitador del secreto financiero en el mundo, superando a notorios paraísos fiscales como Suiza, las Islas Caimán y las Bermudas, según un análisis publicado por la organización Tax Justice Network (TJN).

Por primera vez, Estados Unidos encabeza el Índice de Secreto Financiero Bienal, el ranking mundial de TJN que mide cuánto promueve el sistema financiero de cada país el blanqueo de dinero y el blindaje de activos. Suiza y Singapur ocupan el segundo y el tercer lugar, respectivamente.

La negativa de Estados Unidos a compartir información sobre cuentas financieras de no residentes con autoridades fiscales extranjeras ha sido el factor clave en su alta clasificación. Los países que no cumplieron con los estándares internacionales para el intercambio de información recibieron una calificación más severa en el índice de este año, afirma TJN.

La industria de servicios financieros estadounidense también aumentó un 21% desde 2020 la cantidad de servicios que brinda a los extranjeros. El año pasado, un estudio de TJN descubrió que las leyes fiscales favorables a los no residentes de Estados Unidos le cuestan al resto del mundo casi 20.000 millones de dólares en ingresos fiscales perdidos al año.

Los hallazgos señalados en el informe se producen cuando los defensores mundiales de la transparencia fiscal están incrementando sus peticiones de registros de beneficiarios reales, lo que revelaría a los verdaderos propietarios detrás de las empresas extraterritoriales anónimas.

Sistema financiero, el secuestrador silencioso

Todos los beneficios económicos anteriores, finalmente, terminan revirtiendo Wall Street: bancos custodios, grandes gestores de cartera, bancos de inversión, corporaciones fiduciarias y consultoras terminan gestionando billones de dólares que revierten en beneficios.

Sin embargo, el problema no termina ahí, puesto que esas grandes corporaciones de Wall Street se han convertido en las máximas accionistas de las principales empresas mundiales que no tienen sede en los Estados Unidos. Por tanto, la élite financiera y económica ya ha conquistado la economía y maneja las estrategias en base a los intereses patrios y no de los países donde están instalados.

Rusia, un gran cliente

Mientras las bombas llueven sobre las ciudades ucranianas y el ejército invasor ruso comete crímenes de guerra contra civiles inocentes, 20 compañías internacionales de petróleo continúan manteniendo sus participaciones en 14 empresas petroleras en Rusia que invierten dinero fresco en la maquinaria de guerra de Putin a través de beneficios e impuestos.

Solo un puñado de compañías occidentales de petróleo y gas, incluidas BP, Shell, Equinor y Exxon, han anunciado la salida de sus empresas conjuntas rusas. Sin embargo, incluso estas empresas no han cancelado sus joint venture con empresas rusas de combustibles fósiles en el extranjero.

Actualmente, 41 compañías internacionales de petróleo están colaborando con las rusas Rosneft, Gazprom, Lukoil y Novatek en 34 compañías conjuntas internacionales para extraer petróleo y gas en prácticamente todos los rincones de la Tierra, desde Argelia hasta Uzbekistán.

Una investigación de la organización alemana Urgewald revela que, entre enero de 2019 y marzo de 2022, el sector bancario mundial proporcionó un total de 72.700 millones de dólares en financiación, incluidos 28.800 millones en préstamos y 43.800 millones en suscripción, a las 8 principales empresas petroleras rusas. JPMorgan Chase fue el principal financiador extranjero del petróleo ruso con más de 5.000 millones de dólares en préstamos y suscripción, seguido por el Eximbank de China y el Banco de Desarrollo de China con alrededor de 2.500 millones de dólares cada uno.

El interés de Estados Unidos convertido en «interés general»

Todo lo anterior lleva a que las estructuras gubernativas de los diferentes países del mundo estén coartadas por los intereses de Estados Unidos. Nada se mueve sin que exista un beneficio.

Por ejemplo, si las políticas fiscales de los países van en contra de los intereses estadounidenses, esas grandes corporaciones de Wall Street lo tienen muy fácil para actuar: amenazar con la retirada de sus sedes en esos países y la creación de grandes nichos de desempleo contra el que tendrá que luchar el gobierno de turno.

Lo estamos viendo en los acuerdos de la OCDE sobre el impuesto de sociedades global del 15%. Lo que es una solución para que los países democráticos puedan revertir los beneficios del capitalismo en el estado del bienestar está contando con una presión brutal por parte de lobbies y grupos de interés para evitar su rápida implementación.

En el propio Estados Unidos, el presidente Biden fue uno de los máximos defensores de este impuesto global y, sin embargo, se ve incapacitado para aprobarlo en su propio país porque los senadores y congresistas de ambos partidos defienden la financiación que reciben de esas grandes corporaciones en vez de luchar por el interés general de su ciudadanía. Si esto lo hacen con su pueblo, ¿qué les importará lo que ocurre más allá de sus fronteras?

Esto nos lleva a que Estados Unidos ha logrado que sus intereses se conviertan en «razón de Estado» en las democracias occidentales. El pueblo ya no tiene ni voz ni voto porque sus dirigentes se han convertido en marionetas de Washington o Nueva York.

La Unión Europea, el principal lacayo de Estados Unidos

La democracia ha muerto, la han asesinado tanto el «interés general» como las «razones de Estado» y lo han hecho unos asesinos maltratadores que se esconde en la confusión de la desconcertante identidad humana. Hoy los pueblos no saben nada de su existencia humana, están tan confusos que confunden la verdad con lo terriblemente humano.

¿Para qué la democracia? Sólo para legitimar la perversidad y la corrupción de la moral, el poder y la riqueza. La Unión Europea fue creada para producir, ejercitar y ejecutar la corrupción que viene de más allá del Atlántico.

Es así de duro, pero esto es una realidad. La Unión Europea es el principal lacayo de Estados Unidos. El interés general ya no es el de la ciudadanía, sino el de una corte de mercaderes que se mueve al son que marcan las palmas estadounidenses.

La Justicia sólo es justicia cuando beneficia a los poderosos y la injusticia se ha convertido en el interés general. Ni los jueces europeos, a los que se supone independencia real, son capaces de salir de ese redil y subvierten derechos fundamentales reconocidos en las leyes europeas para no afectar a los intereses del poder que, finalmente, son los intereses de Estados Unidos.

La Europa del humanismo, la Europa de la ética, la vieja Europa sobre la que se sostenía la cooperación, la igualdad, la fraternidad y la democracia ya no existe, ha muerto asesinada por el poder del «gran jefe». Nada de lo que Europa haga beneficia a los intereses de la ciudadanía, sino que son una herramienta más de los mercaderes.

Por eso Reino Unido salió y por eso otros muchos países deberían seguir su camino. Sorprendentemente, son los estados acusados de autoritarismo los que se han plantado frente a la dictadura del mercader de Bruselas. Esto no es una cuestión ideológica de esos gobiernos, no, va mucho más allá porque lo que se está defendiendo es la soberanía para poder actuar para defender a sus respectivos pueblos. Es muy triste que países que vulneran derechos fundamentales se conviertan en el garante de lo que debería ser la democracia. Pues eso lo provoca esta Europa deshumanizada.

En consecuencia, Estados Unidos ha provocado la III Guerra Mundial que lleva años en curso, en silencio absoluto, invadiendo poco a poco la soberanía de los países, sobre todo de los pertenecientes a la UE, para aniquilar las democracias occidentales y convertirlas en franquicias comerciales de sus intereses.

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