Los pitidos y los gritos de " fuera , fuera" se imponen al "No tinc por", lema de la manifestación.

Masiva afluencia de personas las que han desbordado Barcelona en una manifestación tras los atentados de la semana pasada, bajo el lema “No tengo miedo" en un, a cara de perro, contra a la barbarie terrorista aunque con un mensaje claro de desaprobación contra la clase politíca, en especial contre el PP y contra la monarquía representada por Felipe VI.

La cabecera de la manifestación estuvo protagonizada por 75 representantes de los Mossos, Policía local y de Emergencias, Policía Nacional, Guardia Civil , además de entidades ciudadanas como bomberos , sanitarios, taxistas etc que han recibido las muestras de agredecimiento y el cariño del más de medio millón de personas que han acudido, no así con Mariano Rajoy y su corte de ministros y no así contra el rey que ha sido recibido con pitos y gritos de " fuera ,fuera" a pesar de que el monarca, nada más llegar se haya dirigido a los Mossos d’Esquadra, al resto de cuerpos de seguridad y de emergencias sanitarias, a los que ha aplaudido y saludado uno por uno, entre muestras de afecto y acompañado por Mariano Rajoy, Carles Puigdemont, Ada Colau, Ana Pastor y Pío García Escudero.

En la manifestación se han podido apreciar un gran número de emblemas independentistas, sobre todo concentrados tras los políticos, banderas catalanas de los independentistas y banderas españolas llevadas por los que no quieren una españa troceada, ambas, como las manos que las portaban, compartiendo lucha contra el terrorismo aunque mostrando su distanciamiento politico e ideológico. Unos y otros, incluida la Casa, Real haciendo política de un acto que no debió ser político y donde el principal lema " No tengo miedo" quedó ensombrecido por otro desplegado en dos grandes pancartas azules con los lemas “Vuestras políticas, nuestras muertes” y “Felipe VI y el Gobierno, cómplices del tráfico de armas”. Este segundo en clara alusión a la relación entre nuestro gobierno y el gobierno de Arabía Saudí, al que el gobierno del Partido Popular provee de armas a pesar de conocer que mantiene y financia ese yihadismo, culpable del atentado y a la relación de afecto que la monarquía española mantine con la del reino saudita. Relación que colectivos soberanistas contrarios a la presencia del monarca y del Gobierno central en la manifestación, les han echado en cara.

Ha sido el presidente de la Generalitat, el presidente del Gobierno y la alcaldesa de Barcelona los encargados de recibir al rey ,al llegar éste a la manifestación. Los pitos y gritos de 'Fuera' al rey Felipe VI que se han escuchado a lo largo de todo el recorrido, han dejado patente que la mayoría de los catalanes no son monarquicos y que el gobierno de Rajoy no les representa. Ambos, presidente y rey, no han debido pasarlo demasiado bien, pues desde que llegaron al Paseo de Gracia, antes de dar los primeros pasos ya quedó claro que su presencia no era del agrado de la mayoría y así lo pusieron de manifiesto a lo largo de todo el itinerario cuando gritos de 'Fuera' y pitidos se hacieron más sonoros cada vez que alguno de ellos aparecía en las pantallas instaladas en las calles, donde miles de personas venidas de todas partes se sumaban al acto.

Estar o no estar, esa era la cuestión. Estar significaba apoyar la lucha contra la barbarie y ganar puntos, no hacerlo era dejar a los independentistas y antimonarquicos con sus banderas 'esteladas' como dueños de una cataluña dividida politicamente hablando. Y estar, estuvieron todos, aunque todos, sin excluir a ninguno, intentando llevarse el agua de la indignación ciudadana a su huerto dejando en segundo lugar el pesar por las 15 muertes y en el primero, los partidos, el rédito político y la monarquía, su afán de continuidad.

Ha sido esta la primera manifestación a la que asistía un monarca español, una manifestación que bien pudiera ser para la corona la " crónica de una muerte anunciada" si perdiendo las elecciones el PP y entrando a gobernar la oposición de izquierdas, los votantes exigen a PSOE, ( como lo pidiera Juventudes Socialistas) y Podemos llevar a cabo un referendum sobre esta institución denostada y arcáica que entrado el siglo XXI no tiene razón de ser, al menos de manera impuesta.