Y hoy toca Consejo de Ministros y pedir nueva prórroga para el Estado de Alarma. Si fuera a otra hora, me atrevería a decir que se asemeja a “La cena de los idiotas” porque piden un apoyo únicamente para poder seguir aprobando sus decretos, de ordeno y mando, sin ningún consenso político, y que me imagino que el Rey estará sancionando tapándose la nariz en algunos momentos. Y que conste que esto no es un ataque frontal al socialismo, que respeto como tal, igual que a sus votantes, sino a esta pandilla que están actualmente al frente de nuestro país y de los que salvaría a Margarita Robles.
Ya estamos prácticamente todos en la calle, por uno u otro motivo, y mientras a nosotros nos daban vía libre y ocupábamos los informativos haciendo deporte hacinándonos por las calles, ellos concedían el tercer grado a determinados presos, hacían nuevos contratos a sus colegas, y volvían a arrimarse a independentistas vascos y catalanes. Y es que todo vale… a ver si tenemos suerte y lo que nos dejan es salir pronto a la calle pero a manifestarnos porque tienen tan poca vergüenza que se han inventado que las caceroladas son para acallar los aplausos a los sanitarios… pero si son a horas distintas precisamente para que se oigan bien. ¡Benditos sanitarios! Sólo espero que puedan trabajar dotados de material, que no creo yo, que haga falta comprar todo en China, pagar aranceles y esperar. En España somos muy capaces de fabricar mascarillas, trajes EPI, respiradores y metacrilato para las mamparas.
Pero es que me lo ponen muy fácil y mira que intento volver a la crónica divertida y menos politizada pero no puedo evitar que se me vaya la lengua cada vez que me siento a leer algo o escucho la radio porque lo de la televisión es demencial. Hoy una compañera escribía que los comentarios en las redes están demasiado politizados, y es verdad. Pero lo que no puede ser es que los comentarios de una determinada orientación sean correctos y admisibles y los otros sean de fachas o de gente de extrema derecha. Soy partidaria de la libertad de expresión, de pensamiento, de religión y por supuesto de voto pero con el debido respeto al adversario sea del partido que sea, siempre que esté legalizado. Y me precio de tener amigos de muy distintas ideologías lo que da lugar a enriquecedoras charlas, una cosa no quita la otra.
Supongo que cuando todos podamos manifestarnos libremente y en la calle serán ya los “encuentros en la tercera fase”. Porque las cuatro fases eran del cero al tres ¿no?