Ayer todo un barrio unido dijo no a los provocadores. Abascal sabía lo que hacía por lo que acompañado de algunos de los líderes de su partido y arropado por un grupo de seguidores, el líder de Vox se aproxima hasta la primera fila de los manifestantes, sin que la policía hiciera nada y consintiera la provocación.
Sin embargo Vox no consiguió subyugar a los vallecanos a pesar del empeño de sus líderes y de los cientos de policías que acudieron para que el partido de ultraderecha pudiera iniciar su campaña en la mítica "Plaza Roja" del barrio madrileño, símbolo de la lucha obrera.
Eran apenas trescientos los ultras de la derecha, la mayoría venidos del barrio de Salamanca los que se concentraron en la Plaza de la Constitución para ver mover la boca a su lider cuya voz no llegaba hasta los concentrados entre el griterío y los abucheos de todo un barrio, que en masa acudio al lugar para enfrentarse al agravio de un partido que tiene por objetivo el enfrentamiento y la división.
Pero lo importante para Vox al que las encuestas lo dejan fuera de la Asamblea de Madrid no era lo que Abascal , Ortega Smith, Olona o Monasterio pudieran decir sino el acto en sí. El objetivo era provocar a todo un barrio obrero sabiendo que estaban fuertemente protegidos por la policía, de la que es parte ese sindicato tan cercano a ellos como es Jusapol y llamar la atención de los medios demostrando esa valentía que no tuvieron al esconderse tras los uniformados.
A vox le avala la legalidad pero no le avala la razón, Vox sabe que la policía cumpliendo la legalidad debe procurar que el partido de ultraderecha pueda utilizar los micrófonos en aras esa democracia que el fascismo utiliza y viene manoseando a su antojo contra aquellos a los que ayer pretendían pisotear.
Vox no esperaba que estos pudieran alzar tan fuerte la voz, convirtiendo en susurros sus palabras.
Antes del choque de ambos grupos y de que la policía se viera obligada a intervenir, Abascal en vez de dirigirse al atril enciende la mecha al dirigirse a la masa de gente que estaba tras el cordón policial, para colocarse a un metro de ellos aunque detrás de la policía y encararles.
Abascal lo único que consiguió fue que nadie, ni siquiera los suyos más pendientes de lo que sucedía, escucharan sus soflamas, y que los informativos lejos de interesarse por sus mensajes, solo hablaran de lo caro que ha resultado su provocación.
Ayer el barrio obrero de Vallecas le dió una gran lección a Vox.
Gabriel Sánchez