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LA DISTOPÍA YA ESTÁ AQUÍ. (Crónicas del Bicho II), por Jorge Novella Suárez, Profesor Titular de la Facultad de Filosofía de Murcia

LA DISTOPÍA YA ESTÁ AQUÍ. (Crónicas del Bicho II), por Jorge Novella Suárez, Profesor Titular de la Facultad de Filosofía de Murcia
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miércoles 15 de abril de 2020, 10:36h
LA DISTOPÍA YA ESTÁ AQUÍ. (Crónicas del Bicho II), por Jorge Novella Suárez, Profesor Titular de la Facultad de Filosofía de Murcia
LA DISTOPÍA YA ESTÁ AQUÍ. (Crónicas del Bicho II), por Jorge Novella Suárez, Profesor Titular de la Facultad de Filosofía de Murcia
Y aparecieron todo tipo de vocingleros, como en un mercado persa, nos describían lo que estaba sucediendo, advirtiendo con énfasis: ya lo dije yo. Es una nueva especie que abunda entre los periodistas, economistas, sociólogos, “filósofos del pret a porter” y políticos de extrema derecha; todos ellos son expertos y poseen una característica común: una innata habilidad para predecir el pasado. Opinólogos que emulan a un personaje de South Park, el Capitán a posteriori, él lo conocía todo, sabía la secuencia del desastre y tiene todo tipo de solución para problemas… que ya han sucedido. Cosas veredes.
LA DISTOPÍA YA ESTÁ AQUÍ. (Crónicas del Bicho II), por Jorge Novella Suárez, Profesor Titular de la Facultad de Filosofía de Murcia

Punto y aparte, los inefables Agamben y Zizek nos hablan del nuevo estado de excepción con el horizonte en el nuevo campo de concentración y el esloveno proclaman el fin del capitalismo; apocalípticos del postmodernismo y del postureo, cualquier disparate e hipérbole sirve si me conduce al éxito.

(¡Marchando dos de Sopa de Wuhan!)

Adiós al análisis crítico que comporta una filosofía que cumple con su misión ante la sociedad, pero se dejan subyugar por lo nuevo (en su doble acepción del news). Todo ha de ser instantáneo e inmediato, ya que lo de hoy no sirve, inventemos el mañana. Y la realidad superó a la ficción y a los falsos clercs. La distopía ya está aquí.

De Bin Laden al Covid-19, de la incertidumbre propia de la sociedad del riesgo, pasamos en unos años de las bombas yihadistas en Madrid, París y Londres a un enemigo invisible y silencioso, que no tiene rostro y es ubicuo. De ahí que no sea una guerra contra el bicho, metáfora de la que abusan todos, especialmente los medios; se acepta el uso periodístico, aunque se han extralimitado en la analogía. Pero nada tan diferente a una guerra. Otra vez la retórica.

Se ha perdido la capacidad de análisis y la información rigurosa, la mayoría de los periodistas van por delante de la noticia de hoy, buscan lo nuevo, el día de ayer es un cadáver que no interesa en un frenesí que sólo conduce a las fake news, a las teorías conspiranoicas… porque venden más, mucho más. Si a eso añadimos la cantidad de pirados, frikis, desnortados e ignorantes que pueblan las redes sociales tenemos un panorama únicamente superado por la realidad. La distopía, esa representación ficticia de una sociedad futura con características negativas causantes de la alienación humana, es la muerte de decenas de miles de hombres y mujeres. Ha sido todavía peor. Estoy alienado, luego vivo. Estoy con el COVID-19, luego tengo muchas papeletas para morir.

Nadie podía imaginar que cien años después de la mal llamada gripe española estaríamos luchando contra una epidemia provocada por un virus de la misma familia. La gripe de 1918 (https://gacetamedica.com/investigacion/la-gripe-espanola-la-pandemia-de-1918-que-no-comenzo-en-espana-fy1357456)/ en un año mató entre 20 y 40 millones de personas, con un alto grado de mortalidad infantil. Los primeros casos se situaron en la base militar de Fort Riley, Kansas, USA, el 4 de marzo de 1918; aunque en el otoño del año anterior hubo una primera “oleada heraldo” en catorce campamentos militares.

Nadie está preparado para atajar desde el inicio una epidemia de este tipo, es un mal global. De Italia a España, México, Perú, USA y R. Unido, etc. No voy a entrar en las teorías diversas acerca de la procedencia del virus. Hay hechos ciertos. China engañó al resto del mundo y avisó tres meses más tarde del primer infectado. La dictadura facilitó mucho las cosas: no hay ruedas de prensa diarias, no hay información, todo lo controla física y digitalmente. El filósofo surcoreano, Byung Yung-Chul Han, profesor en la Universidad de las Artes de Berlín, en un artículo difuso, confuso y contradictorio (La emergencia viral y el mundo del mañana, EL PAIS, 22 de marzo), afirma que los Estados asiáticos “tienen una mentalidad autoritaria, que les viene de su tradición cultural (confucianismo). Las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa. También confían más en el Estado… para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan fuertemente por la vigilancia digital”. Su eficiencia radica en la falta de derechos humanos y en una biopolítica digital que controla a través de los teléfonos inteligentes y drones, donde no existe “la esfera privada”, etc., así ha combatido eficazmente al coronavirus. La Europa democrática, pendiente de sus fronteras, del estado de derecho y de garantizar los DDHH con mucha libertad carece de toda seguridad. El viejo binomio al que añadiremos cierta dependencia farmaco-médica.

Al despertar Byung Yung-Chul Han, el bicho seguía allí.

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