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"PURITANISMOS" por Rosario Segura Pérez-Muelas

'PURITANISMOS' por Rosario Segura Pérez-Muelas
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martes 18 de febrero de 2020, 14:43h
'PURITANISMOS' por Rosario Segura Pérez-Muelas
A mi juicio no es lo mismo ser xenófobo, que no serlo (el odio trae solo violencia), y que se puede ser judío o islámico (contrarios por sus creencias a la homosexualidad, no a la persona) en la libre y legitima elección, y esto no significa que se inquine las posturas contrarias a la que han elegido.

Cuando hay un debate abierto sobre cualquier tema de calado ético, se debería clarificar que tiene que existir un clima donde no se permite la homofobia, la transfobia, el racismo, el clasismo, la discriminación por raza o religión (ortodoxo, católico, musulmán judío, hinduista o vegano), la misoginia, etc. y que además nadie va a sentirse oprimido en la interacción con los demás.

Hay mucha confusión. El fondo es la falta de respeto que tenemos hacia los que piensan diferente a nosotros y en lugar de crear un ambiente de discurso abierto donde cada uno pueda hablar sin sentirse ofendido, poder ser escuchados y participar, lo que hacemos en la mayoría de los casos, es evitar debatir ideas contrarias a las nuestras.

¡Cuidado con la censura! y la susceptibilidad, ya que es muy fácil entrar en la falta de libertad de expresión. Si empujamos esta espiral, no es raro que terminemos por reprobar la lectura de los clásicos como Shakespeare (El Mercader de Venecia, por su orientación antisemita); Mark Twain (por usar mucho la palabra "negro") o incluso la del universal Cervantes (La Gitanilla que se despacha con la etnia gitana). Esta atmosfera de pobreza intelectual, en el fondo y en la forma es un puritanismo, recordemos la época de la reina Victoria, donde no se podían expresar ciertas palabras ni ideas pues podían herir los oídos y las sensibilidad de las damiselas victorianas.

Soy de la opinión de evitar los victimismos, y que el hablar y expresarse es síntoma de buena salud. Lo importante son los contenidos de lo que se dice, que se respeten las ideas por su solidez y sentido común, y no si provienen de un discapacitado, negro, blanco, latino, asiático, americano, gay, heterosexual, nativo, bi, trans, capacitado, agnóstico, rico, de clase media, creyente o pobre.

No puede ser un peligro hablar sin tabúes, lo peligroso es la intolerancia la susceptibilidad, y sobre todo la censura del poder, que por un lado aplaude la aceptación universal, y por otro excluye ciertos debates e incluso sancionando a quien se atreve a proponerlos.

Puestos a hablar de la libertad de expresión no estoy de acuerdo en que a los niños se les enseñe en las aulas como se practica un felación (El mundo 14/2/20), ni que se homologue a un matrimonio la poligamia (de momento censurada y prohibida aquí, claro), u otras prácticas sexuales, ya que eso forma parte de la intimidad personal (es mi criterio).

En fin no estaría mal poner otra vez de moda, esa canción de Libertad sin ira, de Jarcha, que buscaba un espíritu de reconciliación alejado de todo revanchismo.

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