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LA NECESIDAD DEL SILENCIO por Sonia María Saavedra de Santiago

LA NECESIDAD DEL SILENCIO por Sonia María Saavedra de Santiago
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viernes 20 de septiembre de 2019, 11:37h
LA NECESIDAD DEL SILENCIO por Sonia María Saavedra de Santiago

Mucho se habla de medio ambiente, del respeto, de la solidaridad, de la conciencia del ruido...

La Directiva 2002/49/CE de 25 de junio de 2002 y la ley española 37/ 2003 de 17 de Noviembre abordan la cuestión de la contaminación acústica, y, en atención a ellas, los mítines, boletines y Ordenanzas están llenos de divinas palabras, pero ¿cuál es la realidad del modesto ciudadano?

No, nos engañemos, Hoy se limpia con máquinas ruidosas, se circula por la calle con música a todo volumen; coches y motos toman nuestras calles por circuitos de Fórmula Uno o Moto GP; los ladridos de los perros se escuchan por todos lados porque se quedan solos en terrazas asoladas o porque sus dueños no saben adoptar medidas encaminadas a educarlos convenientemente. Los bares se curan en salud emitiendo un límite de decibelios que, sin embargo, por su continuidad machacan, machacan y machacan.

¿Y qué me dicen de los condensadores de aires acondicionados? Acampan por todas partes en fachadas y patios de edificios donde convive una sociedad ciega, sorda y muda que no repara en la necesidad del descanso. Nadie se para un momento a pensar que quien va a recibir esas emisiones nocivas de tu flamante y contundente condensador va a ser tu vecino, un vecino al que, con independencia de los 70, 60, ó 40 decibelios que emitan esos infernales y antiestéticos aparatos, se va a ver sometido constantemente al martirio de soportar ruidos y vibraciones durante las 24 horas del día.

Numerosas investigaciones, en especial del Chalmers University of Technology, en Suecia, sugieren que la exposición prolongada a la contaminación acústica se asocia con la pérdida de sueño, presión sanguínea elevada, dolor de cabeza, problemas digestivos y cardiovasculares, insomnio, estrés, irritabilidad, bajo rendimiento, pérdida de años de vida, así como de audición.[i] Yo empiezo a padecer todos esos síntomas y quizás esté perdiendo años de vida (el tiempo lo dirá), pero la realidad es que, pese a haber avanzado tanto en nuevas tecnologías, parece que estamos perdiendo el alma porque nos hemos olvidado de algo tan obvio y necesario como el silencio, ese silencio que calma, repara y nos da vida
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