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Ana Julia Quezada es declarada culpable de asesinato con alevosía

Ana Julia Quezada es declarada culpable de asesinato con alevosía
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jueves 19 de septiembre de 2019, 20:27h

Después de 24 horas deliberando y valorando las pruebas para tomar su decisión jurado ha dictaminado que Ana Julia Quezada asesinó con alevosía al niño de ocho años Gabriel Cruz. Los hechos tuvieron lugar el 27 de febrero de 2018 en la finca familiar de Rodalquila de Níjar (Almería). Lo asesinó tras «lanzarlo contra el suelo de la habitación del cortijo de forma intencionada, súbita y repentina, y que lo hizo consciente de su superioridad por diferencia de edad y por complexión. El pequeño era hijo de su expareja sentimental.

Ana Julia, asesina confesa de Gabriel Cruz, ha sido condenada culpable por unanimidad, por acabar con la vida del pequeño, de 8 años, el pasado 27 de febrero de 2018.

Tras días de búsqueda, el cadáver fue localizado el 11 de marzo, cuando la condenada, lo llevaba a la localidad de Vicar en el maletero de su coche después de desenterrar su cuerpo que ocultó en una finca de Rodalquilar propiedad de la familia paterna del niño.

Para entonces, la policía que había indagado en su pasado, empezó a sospechar de ella, por lo que seguían todos sus movimientos. Los agentes de la UCO instalaron micrófonos en el interior de su vehículo y la fotografiaron desenterrando el cadáver .

Durante el trámite de conclusiones la fiscal pidió prisión permanente revisable para Ana Julia Quezada por un deleito de asesinato con alevosía. Sin embargo, descartó que Quezada actuara con ensañamiento.

Por su parte, la acusación particular también pidió prisión permanente revisable al considerar que Ana Julia Quezada "mató haciendo sufrir al niño". En este sentido, apuntó que las lesiones del cuerpo irían más allá a las de una muerte por sofocación y revelarían una agresión previa.

La defensa de la propia Ana Julia Quezada decidió aumentar la petición de pena. Pasó de tres años por homicidio por imprudencia a una petición de pena de 15 años.

Quezada que durante la detencióndijo que alguien que la quería mal había colocado el cadaver del niño en el maletero, al verse descubierta por ser grabada desenterrando el cadáver, confesó la autoría del crimen.

El jurado ha necesitado cerca de 30 horas de deliberación para poder fundamentar que la muerte de Gabriel Cruz fue un asesinato y no un homicidio imprudente tras un golpe de ira, como la defensa quiso hacer ver durante toda la vista oral.

Durante el juicio Quezada a vendido la imagen del arrepentimiento, entre llantos y ruegos de perdón siempre mirando a cámara, dio también que planeó suicidarse, pero las personas que han declarado la han definido con una imagen radicalmente opuesta: fría, calculadora, manipuladora y sin empatía.

De gran importancia ha sido el testimonio de los forenses del Instituto de Medicina Legal que analizaron el cadáver del pequeño. Gracias a ello se ha podido predcisar que Gabriel fue pillado de improviso y sin capacidad de defenderse o reaccionar, y que la mujer empleó una fuerza desproporcionada.

El jurado ha tenido en cuenta como circunstancia agravante la relación de parentesco, ya que Gabriel no podría esperarse un ataque de una persona de su entorno más cercano.

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