Creo que no es exagerado decir que como Región, Murcia ha caído a los niveles más bajos de autogobierno desde la muerte de Muhammad ibn Sa´d ibn Mardánish, el emir que llevó al Reino de Murcia a su máximo esplendor, tanto que las monedas acuñadas en Murcia eran la divisa más valorada en toda Europa. Después vino la Edad Media y los tiempos en que se hizo famoso aquel dicho de “mata al rey y vete a Murcia”, por el cual a fin de repoblar esta tierra recién arrebatada a los musulmanes se concedía una especie de indulto total a todo aquel que huía de la justicia de los reinos peninsulares fuese el que fuese el crimen cometido.
Muchos siglos han pasado desde aquellos tiempos, y lo que queda del antiguo Reino de Tudmir, hoy denominado Región de Murcia, ha pasado por muchos avatares, y cuando ya creíamos estar en una buena situación en cuanto autogobierno y con capacidad para no ya volver al esplendor de los tiempos del Rey Lobo, pero al menos para ser una región sin nada que envidiar al resto de comunidades que conforman el Reino de España, nos encontramos de golpe con la cruda realidad tras las elecciones del pasado 28 de Mayo, que ganaron los socialistas, pero sin mayoría. Nos encontramos con que hay dos posibles alternativas de gobierno: la primera, en la que el PSOE y Ciudadanos tendrían la mayoría absoluta y por tanto podrían formar un gobierno estable y de progreso, y la segunda, que sería la unión de tres partidos: PP, Ciudadanos y VOX, que también podrían conseguir la mayoría de diputados y formar un gobierno conservador y continuista.
En una democracia los pactos son justos, necesarios, legales y legítimos. Así pues, cualquiera de las dos alternativas sería igual de aceptable para todos los murcianos, algo que a simple vista parecería lógico y fácil, resulta que se está complicando hasta el infinito ya que pasándose por el forro de los pantalones lo que han votado los murcianos, los dueños de los partidos de las derechas han decidido desde Madrid que lo que piensen los murcianos importa poco o más bien nada.
De entrada, aunque al parecer una parte importante de los dirigentes murcianos de Ciudadanos, y digo de los dirigentes, porque si poco se tiene en cuenta lo que piensen estos, en cuanto a los afiliados, esos no tienen ni derecho al pataleo, estaban dispuestos al menos a entablar negociaciones con los socialistas, ganadores de las elecciones, de cara a intentar conformar un posible gobierno autónomo en la Región de Murcia. Pero esa posibilidad fue cortada de raíz desde Madrid por orden del máximo líder del partido, quizás temeroso de que pudiesen llegar a un entendimiento y a algún acuerdo que trastocase sus intereses particulares. A partir de ahí empezaron los problemas y muy pronto en todas las enciclopedias en todos los formatos y en todos los idiomas conocidos se estudiará el caso murciano como ejemplo del significado del término ridículo llevado a su máxima expresión.
Y es que los dirigentes de las derechas españolas, aparte de considerar a Murcia como un territorio insignificante y a sus habitantes como seres indignos de ser escuchados, están atentando contra la inteligencia de todo ser viviente. A saber, uno que no tiene muchos estudios y no es precisamente un lumbreras, sabe que en la política como en la vida dos no se pelean si uno no quiere, pero igualmente tres no pactan si uno no quiere. Por tanto, el que nos vengan el PP y Cuidadanos presentándonos un acuerdo entre ellos, ocultándonos que para que ese acuerdo salga aprobado en la Asamblea Regional son imprescindibles los votos de VOX. Pero al mismo tiempo nos sueltan, y se quedan tan panchos, que no están dispuestos a negociar nada con VOX, ello mientras se toman un café de más de cinco horas dirigentes de los dos partidos.
Al final resulta que el acuerdo o el desacuerdo de las derechas, y por tanto el desbloqueo de la cuestión murciana ni se decide en Murcia ni lo deciden los militantes murcianos de los partidos implicados en el pacto o el no pacto entre ellos. Esta cuestión la decidirán en Madrid los jefes máximos de estas formaciones y con ello Murcia y los murcianos seguiremos siendo una insignificancia en el conjunto de España. Difícil papelón tienen ante sí los afiliados y votantes de los partidos de derechas en Murcia cuando intentan justificar las acciones de sus dirigentes porque a poco que se pongan a pensar se darán cuenta de lo poco que son valorados por esos señores de Madrid que sólo buscan sus votos para después hacer negocio con ellos sin importarles lo más mínimo lo que suceda en Murcia
Si (
No(
