La muerte de un animal, no es plato de buen gusto, ni siquiera para gran parte de los amantes de la llamada fiesta nacional.
Ayer un Morante, cínico y arrogante mostró el falso amor que dice sentir por los animales y en especial por el toro bravo, cuando en un alarde de hipocresía y el animal agonizaba cubierto de sangrantes banderillas y una profunda estocada... sacó un pañuelo blanco y le secó las lágrimas al animal.
Algunos que no somos antitaurinos, sentimos verguenza ajena y hasta ganas de tirar los trastos como dicen los toreros.
Así las cosas, es evidente que para cargarse la fiesta nacional , no son necesarios los antitaurinos, con un payaso resulta suficiente.
A partir de ese momento las críticas contra este personaje que hace del ridículo, provocación, no se hicieron esperar en las redes sociales. para muestra algunos ejemplos.