Alonso Caparrós pierde la poca verguenza que le quedaba y habla de su "affaire" con Esther Arroyo.

En la tarde del pasado martes el nombre de Esther Arroyo salía de boca de todo un caballero, capaz de vender ba su padre por dinero. Ya lo ha hecho así que nada de estrañarse. Claro que de casta le viene al galgo. Su padre no es saco de virtudes. Lo dijo entre susurros, pareciendo no querer decirlo y como no, en ‘Sálvame Diario’. ¿El motivo? no es otro que el dinero aunque eso signifique perder la dignidad, la poca que le quedaba. El hecho, un supuesto ‘affaire’ en el pasado de la gaditana con él, con Alonso Caparrós, el nuevo colaborador del espacio.

Y claro el ex- toxicómano que dice haberse rehabilitado, no así de la verguenza que parcece haberla perdido, jugó con el secreto, pero, finalmente y como había pactado a cambio de money, el nombre de la mujer, acabó haciéndose público. Bien por un despiste, que no es el caso, bien completamente adrede, como así fue.

Polémico y bocazas, busca el descrédito de la víctima, la bronca, es decir cualquier cosa que cree audiencia. El nuevo colaborador del espacio buscaba hacerse un hueco y lo ha conseguido convirtiéndose en el buffón del programa.

La caída en audiencia hace que la productora utliize a personas desquiciadas, con todo perdido y nada que perder, gente descontrolada como Alonso Caparrós. Personas que no sea necesario excitar pues llegan excitadas, gente indecente capaz de abrir la caja de Pandora de una forma violenta y desvergonzada, sacando mierda de manera vil y despreciable.

Tele así no, por favor.