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Podemos se desangra

Podemos se desangra

miércoles 06 de diciembre de 2017, 12:13h
Son muchas las razones por las que la formación morada ya no ilusiona. Muchos que llegaron, ya se han ido. El problema se llama Pablo Iglesias.

Ya no es el Mesías, desde un tiempo a esta parte sus decisiones políticas han encontrado la oposición de los suyos. Desde el verano el electorado se retira en desbandada

Pero el descalabro de Podemos, responde en gran medida a la posición de Iglesias, con respecto a España, apostando por el derecho a decidir en esa plurinacionalidad y a favor del referéndum en Cataluña prohibido por el Tribunal Constitucional.

El apoyo dado al golpe de Estado de los independentistas catalanes en nombre de un partido que se dice de izquierdas, pero que se ha posicionado a favor del independentismo, ha dividido internamente al partido, cuyos militantes no catalanes se han cansado de tanto populismo. Cargos importantres como, Carolina Bescansa e Íñigo Errejón, se han mostrado contrarioados. Pero no solo ellos, también sus bases en otras comunidades como Extremadura o Andalucía, han afeado el pronunciamiento de Iglesias al sentirse traicionados

Las últimas encuestas arrojan unos datos dramáticos para el líder de Podemos: su rechazo por parte de los electores es abrumador y solo le supera en esa pésima valoración popular Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Además, la demoscopia le augura la pérdida de un tercio de su voto (del 21% a un 15%), caída especialmente grave en las regiones que votan mayoritariamente a la izquierda. Gran parte de su electorado no perdona que su líder se haya inclinado por opciones excluyentes e insolidarias como las nacionalistas en contra del ideario de izquierdas que defiende a los individuos frente a los territorios y propugna la igualdad de todos los ciudadanos españoles. Las fisuras territoriales que hacen agua dentro de Podemos le han llevado a "intervenir", en un patético remedo de la aplicación del artículo 155, en su formación en Cataluña, con cuyo líder Albano Dante Fachín está abiertamente enfrentado, como ocurre con las direcciones de Galicia y País Vasco.

Sin embargo Iglesias sigue en sus trece y elimina a aquel que discrepa. Ya son famosas sus purgas. Son los suyos quienes lo tachan de autoritario y hasta dictador y como no de populista Algunos cercanos le acusan de nepotismo,tras colocar a Irene Montero, con la que ha mantenido una relación personal, primero como portavoz parlamentaria tras fulminar a Errejón y ahora como vocal de la Comisión Constituyente, tras defenestrar a Bescansa. Y todo solo unas semanas después de que los representantes de 11 de las 16 comisiones de garantías autonómicas de los populistas firmaran una declaración conjunta para denunciar públicamente los nuevos estatutos de Iglesias por su falta de transparencia y para exigir que se revocara el expediente disciplinario dictado por Iglesias contra Olga Jiménez, una de las dirigentes no afines a la dirección.

Otro factor importante es la poca audiencia que despierta su paso por los medios. Ello hace que al no haber audiencia su paso por los medios ya no sea el que tuviera. El fin de las emisiones de "La Tuerka", programa financiado por Irán, con el que tanto Iglesias como Juan Carlos Mondero se dieron a conocer anticipa el declive de la proyección mediática de esta fuerza. De hecho, gran parte del éxito de esta opción política y de la popularidad de Iglesias se debe a su continua presencia en los platós. Primero como presentador del canal La Tuerka y después en el programa Fort Apache. Luego vendría su paseo por las TDT y especialmente por Intereconomía, donde el hoy diputado echó los dientes en la zona cero de las tertulias. Durante la crisis económica y cuando arreciaban los casos de corrupción del PP, se convirtió en casi en fijo de cadenas como La Sexta o Cuatro, donde halló una correa de transmisión impagable para su discurso antisistema y contra el régimen democrático de 1978. Hoy, exprimida ya la angustia de los españoles que sufrieron en carne propia la crisis económica y sin poder explicar sus contradicciones respecto al desafío independentista, parece haberse acabado la luna de miel mediática que disfrutaba desde 2014.

Otro de los problemas es la acogida que podemos da a personas como el es Etarra Arrieta que ha convertido en Senador, esa amistad con Otegui, o la defensa a ultranza que hace del dictador Maduro. Iglesias Lejos de defender un mensaje constitucionalista, con un proyecto para toda España, el líder de la formación morada se esfuerza por acercarse a las posiciones más antidemocráticas. Tanto, que dos de sus principales aliados forman parte de la nómina de personas más indeseables del mundo. Sus fotografías con el terrorista Arnaldo Otegi, condenado por pertenencia a banda armada, le han granjeado protestas entre sus propios afines. Además, su cercanía al dictador venezolano, Nicolás Maduro, de cuyo régimen es ideólogo y cuyos petrodólares financiaron los albores de Podemos, han desgastado su imagen ante las Cancillerías europeas, que lo encuandran dentro del populismo como el que defiende la extrama derecha de la francesa Marine Le Pen.

Podemos cae, se diluye y ello hace que las aguas vuelvan a su cauce y que al PSOE vuelvan os que se fueron y que los ataques constantes desde la formación morada refuercen más a Pedro Sánchez. Ni siquiera su constante ataque al PSOE, rival al que quiere liquidar para convertirse en la alternativa al PP, tiene ya fuerza, toda vez que Pedro Sánchez ha optado por el perfil de Estado, que llevó a su partido a gobernar España durante 22 años. El propio Iglesias fue advertido hace meses de la más que segura posibilidad, como luego han certificado las encuestas, que el partido de Pedro Sánchez rentabilizara en el electorado de izquierda su apoyo a la legalidad y al restablecimiento del orden constitucional en Cataluña. Además, las discrepancias de los suyos fueron en aumento cuando se conoció que el líder socialista había conseguido del presidente del Gobierno el compromiso de una reforma constitucional de la que ahora la izquierda radical y populista se quedaría fuera. Mala noticia para Iglesias, que había hecho, desde 2014, de la reforma de la Carta Magna uno de sus compromisos fundacionales. Finalmente sería su gran enemigo, el PSOE, el encargado de capitalizar uno de los únicos consensos que podría suscribirse en esta legislatura. A esta debacle se une que en los últimos sondeos Podemos se ve superado, no solo claramente por el PSOE, sino por el otro partido emergente, Ciudadanos, que consigue el impensable hace meses sorpasso a Pablo Iglesias.

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