El debate sobre la seguridad de los vehículos de estas características se ha abierto a raíz de un suceso que ha consternado a los habitantes de la localidad madrileña.
Fuentes policiales han revelado que el vehículo, un Porsche híbrido, generó tres explosiones. Una de estas explosiones resultó en la muerte instantánea de uno de los dos bomberos, quien fue aplastado por uno de los muros del garaje.
La falta de oxígeno y visibilidad en el interior, provocada por la oscura columna de humo del incendio, convirtió el espacio y su pequeña salida en una trampa mortal para los rescatistas.
La explosión de una batería complica considerablemente la extinción del incendio, lo que provocó que las llamas se propagaran rápidamente por el garaje.
Fuentes cercanas a la investigación, según lo informado a laSexta, indican que las botellas de aire empleadas en los incendios poseen una autonomía de 25 minutos. Sin embargo, esta duración puede cambiar según las circunstancias. En esta ocasión, las condiciones eran extremadamente adversas, lo que llevó a que el tiempo de autonomía se redujera incluso a cinco minutos.
La muerte de otro bombero se debió a su decisión de regresar al garaje al notar que su compañero no salía. Sin embargo, la ausencia de la línea de vida, es decir, la manguera, lo llevó a perderse en el interior y a agotar el oxígeno de su botella, lo que resultó en su fallecimiento.
Además, la explosión de las baterías del vehículo híbrido, a pesar de que las primeras informaciones sugerían que se trataba de un coche eléctrico, causó que Guillermo, uno de los bomberos que intervino en la extinción del fuego, resultara gravemente herido. Fue llevado al hospital de Getafe con las vías respiratorias quemadas. En este momento, Guillermo se encuentra en proceso de recuperación en la Unidad de Quemados del centro.
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