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“¡No diré que el francés es chovinista!”, por Ramón Rodríguez Casaubón

“¡No diré que el francés es chovinista!”, por Ramón Rodríguez Casaubón

viernes 14 de febrero de 2025, 11:20h

“El español es un lenguaje de países en desarrollo, de países modestos, de pobres, de inmigrantes” Quiero creer que el director de Emilia Pérez dijo esta frase sin intención de herir, pero el clasismo y la ignorancia, junto con la suficiencia que rezuma la afirmación del francés lograron todo lo contrario. No es necesario recurrir al atribuido comentario de Carlos V: “Hablo español con Dios, italiano con las mujeres, francés con los hombres y alemán con mi caballo”, ni al Siglo de Oro español o a los numerosos Premios Nobel a la literatura en lengua castellana José Echegaray y Eizaguirre, Jacinto Benavente , Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, y Camilo José Cela; los chilenos Gabriela Mistral y Pablo Neruda; el guatemalteco Miguel Ángel Asturias; el colombiano, maravilloso colombiano, Gabriel García Márquez; el mexicano Octavio Paz y el peruano Mario Vargas Llosa, sino al sentido común. Un idioma que hablan casi seiscientos millones de personas en el mundo no se puede estereotipar de manera tan simple, que no sencilla. A no ser que se sea un iletrado o un malintencionado. Racista en el fondo, clasista en la superficie.


Estas palabras son de agosto del veinticuatro aunque se han viralizado hace poco. No es casualidad que sea en fechas tan cercanas a la entrega de los Oscar. Y los numerosos intereses económicos que movilizan.

Como no soy anti francés, ni en general anti nada, salvo anti lo que y quiénes vayan en contra de los DDHH y de los animales, es decir, del respeto a la vida, voy a poner ejemplos de un eminente vecino que enmienda la plana a su compatriota.


Albert Camus nunca dejó de reconocer su deuda con España. Llegando a escribir: “Por la sangre, España es mi segunda patria”. Su amor por la tierra de sus ancestros y por la cultura española le llevó a comulgar con espíritu cervantino. Recordemos su opinión sobre la guerra civil española: “Fue en España donde los hombres aprendieron que es posible tener razón y, aun así, sufrir la derrota; que la fuerza puede vencer al espíritu, y que hay momentos en que el coraje, no tiene recompensa. Esto es, sin duda, lo que explica porque tantos hombres en el mundo consideran el drama español como una tragedia personal”


No se necesita ser filólogo para enfatizar que el español se caracteriza por su riqueza léxica, flexibilidad sintáctica, vitalidad, versatilidad y abundancia de matices expresivos que lo dotan de una capacidad infinita para manifestar con absoluta brillantez cualquier idea.


Que el director de Emilia Pérez piense lo que dijo no hace sino clarificar que los estereotipos que aparecen en la filmación son una evidente proyección de sus sesgos culturales, lo definen. Aún así, la historia es tremendamente humana, te atrapa casi desde el primer instante y te hace empatizar con el espíritu humano con mayúsculas y con los deseos inalcanzables, que en este caso concreto parece ser el encuentro de la felicidad desde la identidad personal en el contexto cultural de una sociedad. Esta búsqueda suele ser una tragedia prácticamente siempre pues no se debe perseguir la felicidad sino disfrutarla plenamente en aquellos momentos en los que se nos revela. ¡Qué no suelen ser tantos! Al menos para la mayoría de los mortales.

Como dijera Soul Etspes: “La idea como identidad primigenia del lenguaje es sentido y finalidad en sí misma”.

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