Por un lado han tenido que comparecer en la Comisión de investigación que abrió el Congreso por los múltiples "Casos Mascarillas" en nuestro país, los señores Liria y Fernando Giménez, dando un espectáculo lamentable y bochornoso. Como buenos cobardes a los que ya conocíamos, han dejado a su jefe, Javier Aureliano García Molina (JAUGAMO) a las puertas de los leones.
Cobardes porque ya sabemos cómo se las gasta esta gentuza contra los más vulnerables, especialmente contra los niños, a los que no les tiembla el pulso cuando tienen que abusar de sus derechos en favor de sus intereses. Nos remitimos a causas pasadas no olvidas. Sin embargo, temblorosos y acojonados cuando tienen que declarar ante una autoridad. Por suerte, como dijo Pedro Sánchez hace unos días, hay que confiar en la justicia de nuestro país y por más que quieran controlarla no podrán librarse de ella, por el daño que les están haciendo a la sociedad y por aprovecharse de la ciudadanía en los momentos más duros vividos en décadas.
Porque hay que ser muy cobarde y muy golfo para hacer negocio de la desgracia de un país. Ahí entra la llorera que tenía Óscar Liria cuando no supo, o no quiso, contestar a la pregunta de por qué él tenía más de 150 mil euros en varios sobres en su casa y su padre más de 120 mil euros, ambos sin justificar.
Les podríamos decir "lloricas", pero eso sería darles un ápice de humanidad que no tienen ni merecen. Son cobardes, son golfos, son seres despreciables que han venido a la política para forrarse. Y lo grave de todo esto es el consentimiento de quien tenía que proteger a su corral, el propio Presidente provincial del PP en Almería y de la Diputación: el mismísimo Javier Aureliano. Tal y como se filtró el año pasado a la prensa, los whassap comprometedores y esclarecedores le señalan como conocedor de todo esto.
En defensa de Javier Aureliano García Molina, y sin que sirva de precedente, habría que señalar que nunca fue muy hábil con los whassap. Mismamente, este servidor que les escribe fue víctima de un whassap amenazador proveniente de su número de teléfono privado.
Javier Aureliano es un enfermo difícil, ya que no reconoce ninguna enfermedad, a pesar de que aún estemos esperando a que se haga el test de drogas que le exigimos en el Pleno Provincial del pasado mes de noviembre. Entendemos que son demasiadas fiestas, y no le damos tregua para que pueda estar limpio: en diciembre Navidad, en enero Los Reyes, en febrero el puente de Andalucía, en marzo Semana Santa, en abril la Feria de Sevilla, ¿será mayo su mes?
Para quienes aún se pregunta el motivo por el que siempre señalamos el mundo de la droga apuntando a Javier Aureliano, aclararos para quienes aún no lo sepan que "el Caso Mascarillas" viene de una investigación de la Policía Nacional siguiendo un gran caso contra el Narcotrafico, por donde se encontraron a estos desgraciados trapicheando y que lejos de dar explicaciones andan orgullosos por la ciudad con el dinero de todos.
Una enfermedad más que hemos descubierto que padece, aunque igualmente muy extendida en su Partido Popular, es la del Síndrome de Diógenes. Acumulan toneladas de corrupción como si fuera basura, conviven con ella, no les molesta, no la apartan, ya que no les huele... se han acostumbrado a ella, y como buen "Diógenes" hasta se aprovechan de ella.
Y como no todo es negativo, por suerte para toda la clase obrera española, podemos gritar: ¡PEDRO SE QUEDA!
Seguiremos luchando, seguiremos denunciando.
Si (
No(
