Nos encontramos en los albores del siglo XXI, un siglo convulso, inestable, al borde de un precipicio, que yo denomino incertidumbre o nuevo paradigma. Y para más inri envuelto en infinidad de mentiras, o medias verdades tal como expresa el escritor José Saramago o como afina Carlos Zafón “Un buen mentiroso sabe que la mentira más efectiva es siempre una verdad a la que se le ha sustraído una pieza clave”
Si me circunscribo al momento actual de España, podremos observar como el elenco político actual, vive inmerso en una continua mentira, repetida en infinidad de ocasiones por las terminales mediaticas, hasta que nuestras mentes o las mentes de algunos creen que son verdades. Como es el caso del PP. Ellos creen a pies juntillas que lo que dicen es verdad y así lo amplifican sin ningún pudor hasta la saciedad en los diversos medios de comunicación. Pero, desde mi punto de vista, lo grave es, que muchos de los que les escuchan y les siguen no se cuestionan lo que dicen.
Quiero hacer aquí una alusión, a diversos estudios pormenorizados sobre la mentira, ya que, parece ser que esto no es una novedad, somos mentirosos compulsivos, unas veces conscientemente y otras inconscientemente, pero mentimos o al menos así lo definen los estudios de las diversas ramas de la psicología. Esto se convierte en un verdadero problema para poder avanzar hacia un futuro real.
Aunque la mentira tiene consecuencias, tanto, para el que las formula como para el que las recibe. No tiene la misma gravedad, si el que miente posee un cierto cargo, o representa una función pública o es nombrado o elegido para que la obstente.
Si mientes, las consecuencias pueden ser terribles a corto, medio, o a largo plazo. Muchos de nuestros políticos han dicho que iban a hacer unas cosas, en sus programas y al final o no las han hecho, o han hecho todo lo contrario. Eso no solo es mentir es engañar, o como ha comentado un político pillado en una gran cantidad de mentiras y con total desfachatez dice que no son mentiras son es una “inexactitud”.
La mentira puede ser usada para alzarse en el poder, de hecho, la historia está plagada de ellos, estafadores y políticos fanfarrones que se encuentran en la cima de la pirámide que ha caracterizado nuestra historia. Incluso algunos pelean por llegar a ella creyéndose sus propias mentiras, en aras de unos supuestos valores patrióticos, de la bandera, de la moralidad, sacando pecho.
Pues resulta que en toda Europa está calando esa vuelta a la oscuridad, el desear la perdida de libertades, de la censura, etc.
Con esta desafortunada táctica, nuestro futuro puede ser pintado de oscuro, sobre todo si hay un partido ultraconservador, que piensa que con ideas trasnochadas del pasado puede solucionar problemas nuevos del presente.
¿Qué ocurre cuando uno cree real su propia mentira?
El mentiroso puede llegar a creerse su propia mentira, de tanto repetirla hasta el punto de creer que es real. Entonces estamos ante un caso patológico que se denomina Mitomanía que es un trastorno psicológico en el que la persona o personas distorsionan la realidad hasta unos niveles que se creen sus propias mentiras. El perfil de estas personas es de una baja autoestima y su sintomatología se manifiesta por:
-Los argumentos que tienen cierto atisbo de verdad y están muy bien elaborados, esto indica que el mitómano ha pensado las diversas posibilidades de respuestas de su interlocutor, si se le presiona puede admitir que lo que cuenta no es verdad he intentara desviar el tema.
-Tiene una tendencia a reafirmarse en su mentira, de una forma continua y durante largo tiempo.
-La causa real de su mentira no es externa, sino más bien interna.
-Los hechos que presentan los hace de forma favorable. Por ejemplo, la persona se presenta como validador de la verdad.
Entonces nos enfrentamos ante un gran problema de credibilidad y ante una población que vive en un engaño continuo sin que sean capaces, o no quieran ahondar en la veracidad de lo que nos cuentan.
Existen mentiras fáciles de detectar, a través de los hechos que corroboran las falsedades, por ejemplo, los vertidos por Feijoo en el cara a cara con Sánchez. Y existen otros difíciles de detectar como expresa el psicólogo estadounidense Paul Ekman en su libro “Telling Lies” (Decir Mentiras) “La detección de mentiras no es fácil. Uno de los problemas es la enorme cantidad de información – hay demasiadas cosas a tener en cuenta, al mismo tiempo, demasiadas fuentes de información – es decir, las pausas, los sonidos, expresiones, movimientos de la cabeza, los gestos, la respiración, rubor, sudoración …”
¿Qué podemos hacer?
Desde luego no podemos dar una solución plausible, pero si indicar que ante nuevas situaciones no podemos acometerlas con modelos antiguos que eran respuestas a realidades de su tiempo.
Tal vez, deberíamos recordar las palabras del maestro Jesús de Nazaret al respecto “Nadie corta un pedazo de vestido nuevo para remendar uno viejo, porque de ese modo se rompe el nuevo y la pieza cortada no vendrá bien el vestido viejo. Nadie echa, tampoco vino nuevo en vasija vieja; porque el vino nuevo romperá las vasijas y se perderá las vasijas. El vino nuevo hay que echarlo en vasijas nuevas”
Termino este artículo sobre la mentira con la frase de Denis Diderot, que durante la época de la ilustración en pleno siglo XVIII fue uno de los participantes en la creación de la famosa Enciclopedia, cuyo objetivo era iluminar con la razón a una sociedad que se lanzaba hacia un nuevo futuro.
“Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga” (Denis Diderot)
Si (
No(
